Al paraíso.

3.Me estás buscando

"Le gustaban los sueños prohibidos,
encontrarte de frente en el bus"

2006

Laura pudo ver la chispa que crecía en los ojos de los pequeños cuando anunció que tendrían un compañero nuevo. Al salir a la puerta y agarrar de la manita al susodicho, se hizo un silencio espectante en el aula.
"Este es...córcholis, ¿cómo me has dicho, cielo?"

"Agoney" respondió el niño rodando los ojos y rascándose la cabeza.

"Agoney" susurró la maestra, sonriendo "viene de las Islas Canarias y va a ser nuestro nuevo compañero, espero que lo tratéis muy bien, ea, vamos a empezar"

El pequeño rubio garabateaba en el libro de lengua cuando sintió una presencia a su lado, girando la cabeza, vio al niño que estaba sentado a su lado, que se quitó la pequeña gorra y sacó un cuaderno.

"¿Puedes poner el libro en medio, por fa? Es que a mí me lo tienen que comprar"

A Raoul le fascinó la forma tan rara de hablar del chico, parecía que le faltaba el aire, era gracioso.
Sonrió y, poniendo el libro entre las dos mesas, susurró "vale, pero no te rías" refiriéndose a sus dibujos.

"Molan" le dijo el canario al oído.

"Tu nombre también mola"

Los dos niños, de tan solo 8 años se sonrieron grande. Y ese fue el principio de toda la historia.

Actualidad

Agoney hacía sentadillas ahogándose en su propia sangre, según él, frente al espejo y observando a Raoul, que realizaba los ejercicios con bastante más facilidad que él.

-Los porros, Raoul. Que me ahogo.
-Te pasa por hippie. Diez más.
-Que no me llames hippie...hippiepollas...- el moreno empezó a reírse tan fuerte que le dolió el estómago, contagiando también a su amigo, que cayó al suelo, tumbado y apoyando las manos en el pecho. Agoney hizo lo mismo, tumbándose a su lado. De repente, ambos se quedaron mirándose y las carcajadas fueron desvaneciéndose hasta convertirse solo en un par de sonrisas, que desembocaron en el rubio arrastrándose hasta acabar apoyando su cabeza en el pecho de su amigo.
-Hazme cosquillitas, tú.- Demandó poniendo una de las manos de Ago en su pelo.
-¿Quién eres ahora, Beyoncé?-protestó el chico sin parar de acariciar la cabeza rubia del otro.
-Pero con mejor culo.
-¡Pero niño!

Álvaro observó a los jóvenes desde la puerta, pensando en retrasar su entrenamiento y celebrando que su dolor de muelas particular no hubiese dado problemas en una semana, algo insólito dado su historial.

Finalmente, decidió pasar a la sala de gimnasio que había instalado en su casa.

-¿Para esto utilizáis mi magnífico gym?- preguntó el policía cogiendo una mancuerna y observándola con una sonrisa ladeada.
-Hombre, Álvaro Vázquez, el famoso sheriff- gritó el canario apartando al rubio y levantándose- ¿Qué te trae por...tu propia casa?
-Capullo.
-Cabrón.
-Ven aquí- el mayor atrajo a Agoney hacia sí, abrazándolo y besando su cabeza- estoy muy orgulloso de ti.
-¿Por?
-Por tu cara guapa, no te jode. Pues porque me estás dando cero unidades de problemas, y eso me hace sentir orgulloso.
-Gracias, Álvaro.

Raoul miraba a su hermano mayor con los ojos achinados y el ceño fruncido, al darse cuenta se separó de Agoney y levantó las manos en señal de paz sin que el canario se diese cuenta y salió de allí con la excusa de que antes de hacer ejercicio iba a merendar.

-Jo, tu hermano es el mejor. ¿Te acuerdas cuando nos llevó a la playa y se fue con la tía esa y nos dejó allí tirados?- el moreno se sentó en el suelo para estar a la altura de su amigo.
-Nos sentimos súper mayores-rió el otro.
-Bueno yo me cagué encima sinceramente.
-Menos mal que me tenías ahí para salvarte el culo- clavó su mirada en la oscura de Agoney, sonriendo-como siempre.