"El sol ha eixit, la ràdio sona, estem vius,
estic fent temes i esperant per si somrius,
érem feliços amb mentires de mil colors,
tinc els conflictes d'un suïcida, tinc por...
I vull tornar als meus impulsos, ser pràctic,
que si ella sona jo tremole, lo màxim"2017.
Se había mentalizado durante días. Tenía que decirle a su mejor amigo como fuese lo que sentía, porque le estaba quemando por dentro.
Cada vez que lo veía (y era mucho) notaba en un rincón de su cabeza creciendo por minutos el impulso de besarlo.
Ya no podía ni dormir con él, ya no quería quedar con él.Ese distanciamiento le estaba costando caro, pues las dos primeras semanas de largas, Agoney insistía e insistía como cuando eran pequeños y su madre no le dejaba comer más chocolate. Hasta en lo más tonto, Agoney había luchado por él incansable.
El problema era que Agoney dejó de llamarlo también, solo se veían cuando quedaban todos, y donde al principio había miradas dulces y preguntas comprensivas con algún que otro abrazo y beso en la sien, ya no había nada.
Alguna mirada fugaz, cejas alzadas y cero palabras. Pasaba de él y era su culpa.
¿Pero qué hacía?¿Le explicaba que estaba colado por sus huesos?
Exacto, se dijo.
Más valía perderlo porque no sentía nada por él que perderlo por imbécil.
Así que se dispuso a llamarlo para quedar. No lo cogió, claro. Y fue Ben, un turista que había conocido días atrás quien lo llamó a él.
Le gustaba Ben por motivos en los que no quería pensar. No quería pensar en que tenía la piel tostada y los ojos grandes y oscuros. Ni siquiera iba a pensar en que sus incisivos centrales tenían esa separación.
No. No quería pensar que la única razón por la que le gustaba aquel chico era porque le recordaba a Agoney.
Pero quedó con él para cenar por la noche. Aunque no se olvidó de que lo que quería era hablar con su amigo.
"Me gustaría hablar contigo.
Cuando puedas avísame, me da igual si es dentro de 5 minutos o dentro de 5 días. O si son las tres de la mañana, pero tenemos que hablar.
Te quiero Ago❤"Guardó su móvil en la mochila, se vistió y se marchó. Todavía era pronto, pero había quedado antes con Mimi para fumar un cigarro en la playa.
Iba en el coche cuando recibió el mensaje, pero siempre que iba con su madre, era inútil intentar contactar con él, pues toda su atención le pertenecía a la mujer de su vida.
Ella sonreía aliviada al saber que Bambi no estaba enferma, y él las miraba a ambas como si fuesen dos estrellas.
Volvían del veterinario, ya que su perrita llevaba varios días vomitando, afortunadamente, un par de pastillas y la promesa de que iba a estar bien, les dejó tranquilos.
La madre lo miró de reojo y supo por cómo miraba la pantalla del móvil que quería saber quién le había escrito.
-Puedes mirarlo, hijo, por dios, no te mueras- rió la mujer.
-Es Raoul...quiere hablar.
-Pero eso es bueno.
-No, mami, porque después de estas semanas sé que lo que va a decirme es que sabe que me gusta o algo así y que no quiere saber nada de mí.
-Ya estás haciendo drama, Agoney. Para.
Lo último que recuerda de ese momento es cómo aquella sonrisa se convertía en un gesto de horror.
Recuerda un volantazo que lo resguardó del golpe.
Recuerda despertar en la más absoluta soledad.
Recuerda toser y llorar y sentir que se asfixiaba y dormir de nuevo.

ESTÁS LEYENDO
Al paraíso.
Fanfiction"desde entonces no ha habido otra historia que mereciera la pena vivir"