"Evoco escalofríos de origen incierto.
Afinando las caricias,
Ya puede pegarse fuego el cielo, que lluevan cenizas.
Desnudos cuerpo a cuerpo sin prudencia,
Como dragones en el cielo de Valencia.
Y de repente
se cruzan las miradas, nadie dice nada,
Una tenue luz ilumina tu espalda, quiero verte."2016.
-No me mires así, vas a cumplir dieciocho años, Raoul, nos vamos de fiesta.
-Pero Álvaro, que yo ya había quedado con Ago.
-Pues que se venga, no pasa nada.
-Si es que íbamos a ir a la playa y luego a cenar con mis amigos, ¿no podemos ir otro día?
-He pillado un reservado, los billetes, todo, enano, mañana nos vamos de fiesta. Punto.
Fue lo último que dijo Álvaro antes de salir por la puerta de casa. A ver cómo le decía él a su amigo que se iba a Ibiza para dos días y que tenía que cancelar lo que habían acordado.
Quería matar a Álvaro.
Con más rabia que pena cogió su mochila y se encaminó a la casa de Agoney. Con suerte lo entendería y celebrarían su cumpleaños otro día.Efectivamente, Agoney entendió todo y le dijo que no se preocupase.
Raoul se fue contento (pero no mucho) y jamás supo que los planes de su amigo iban más allá de ir a la playa en invierno.
El día de su cumpleaños al final fue bien para él.
Lo peor fue que al llegar, se llevó la sorpresa de ver a Agoney ilusionadísimo porque entre unas cosas y otras, el 19 había quedado con un chico, y solo una semana más tarde, estaba saliendo con él.
Todavía no sabe qué fue peor, si soportar el dolor de ver a su primer amor con otro, o tener que recoger sus pedacitos cuando este le rompió el corazón un par de meses después.
Lo que si supo siempre, absolutamente, es que ver a Agoney llorar le rompía por dentro y él era horrible consolando.
Que si no te merece, que si cambiarte por otra persona es lo peor que puede hacer alguien, y un largo etcétera que nunca sirvió porque su amigo acabó contestando que nadie se iba a enamorar de él nunca porque no era suficiente.
Él, ¿sabes? Agoney, pensaba Raoul acariciándole la espalda, que literalmente no pienso en otra cosa.
Pero no decía nada. Porque no era bueno con las palabras y Ago estaba acurrucado entre sus brazos borrando fotografías y mensajes.
Una semana después, su sonrisa volvía a iluminar cualquier habitación y estaban más unidos que nunca y, sinceramente, ojalá se hubiesen quedado así.
Actualidad.
-Pero Raoul, muchacho, que llevamos cenando juntos casi toda la vida, ¿quieres relajarte?
Era la tercera vez que el rubio vertía algo sobre la mesa porque le temblaban las manos. Estaba increíblemente nervioso. Hablaba con la voz entrecortada para pedir cualquier cosa y su cara pasaba por todos los tonos de rojo posible cuando Agoney le hablaba.
-Ya, Ago, pero yo qué sé, es que esto es una cita. Madre mía.
-¿Qué te pasa?- preguntó el moreno carcajeándose.
-Estamos teniendo una cita, Agoney.- dijo como si acabase de descubrir América.
-Sí, Raoul, tú lo querías y ahora estamos aquí. Pero no tienes por qué estar nervioso, nada tiene que cambiar, somos nosotros, haciendo algo que solemos hacer. Sigo siendo tu mejor amigo.
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Al paraíso.
Fanfiction"desde entonces no ha habido otra historia que mereciera la pena vivir"