¿Qué fue lo que pasó?

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Estoy contemplando el horizonte, mi mente divaga en los problemas cotidianos. Veo a la gente de la gran ciudad caminando a toda prisa de aquí para allá. Unos con sus trajes y zapatos que recién salen de trabajar, otros simplemente son turistas, y el resto solo quiso dar una caminata en una bonita tarde de agosto.

Miro el reloj que marca las 6:00pm. Estoy sentada en una silla de una cafetería esperando a que llegue y presiento que otra vez me hará esperar, me dejará aquí como en múltiples ocasiones ha pasado. No, eso no puede ser posible, esta vez él quedo en venir y estaba convencido, tanto tiempo juntos que lo conozco como si fuera yo.

A pesar de estar sentada, me gano unas miradas rápidas de los transeúntes pues llevo puesto un vestido color morado arriba de las rodillas con escote en forma de V, mi cabello recogido en una coleta, los labios color violeta y mis ojos color miel resaltan muy bien con las sombras negras que me he puesto antes de venir.

Una rápida mirada al reloj me muestra que han pasado quince minutos después de la hora pactada para nuestro encuentro. ¿Otra vez? Me pregunto a mi misma, estoy cansada de esto, de esperar, de amar sin ser correspondida, de tener furtivos encuentros amorosos, de parecer que comparto la cama con alguien que sólo me toca por cortesía. Pero a pesar de todo lo amo, por algo me casé con él y llevo todo el tiempo siendo fiel.

Llevamos 8 años casados. Recuerdo que nos llevábamos muy bien. Cuando éramos novios me llevaba a los lugares más divertidos: gotcha, saltar en paracaídas, remar por en medio de una laguna (la lancha se nos iba hacía un lado porque él quería hacerse el fuerte y manejarla sola hasta que lo ayude y llegamos a la orilla) una infinidad de lugares los cuales recordarlos me causan nostalgia. Yo tenía 19 y él 23, duramos 3 años como novios hasta que un día me pidió matrimonio.

Estábamos en una fiesta de fin de año en una playa de Cancún, había música, alcohol, luces, el mar sonaba de fondo, la luz de la luna se reflejaba sobre un tapete color negro brillante que se movía a causa de las olas. Una banda tocaba para todos los ahí presentes sobre un escenario. De manera inesperada comenzaron a tocar la canción que él y yo habíamos llamado nuestra "I Don't Want Miss A Thing". Comenzamos a bailar sobre la arena, bueno solo pegamos nuestras frentes mientras nos veíamos a los ojos. Estábamos sudando, el calor se apoderaba de nuestro cuerpo, reíamos y cuando acabó la canción el cantante de la banda lo invitó a subirse al escenario:

- Queremos invitar a que suba aquí a nuestro amigo Raúl. ¿Dónde estás?

Él levantó la mano y fue abriéndose paso entre la multitud. Llegó al escenario y la gente comenzó a aplaudir. Tomó el micrófono y dijo:

- Hola, buenas noches a todos. Ya falta poco para año nuevo y espero que los 365 días venideros sean los mejores de sus vidas. El motivo por el cual mis amigos de Los Gatos me han invitado a subir aquí es por una razón muy importante.
Verán, llevó compartiendo tres años de mi vida con una mujer increíble, es ella la del bikini color verde. Es perfecta en todos los aspectos tanto que describirlos sería contraproducente para mí pues ustedes caballeros se enamorarían de ella. Solo quiero decirles que cada poro de mi piel respira cuando ella lo hace, conozco sus defectos que son perfectos, conozco sus virtudes que la hacen más perfecta aún.

Se bajó del escenario y se encaminó hacia mí, todos reían y veían con cara de felicidad a Raúl caminar entre ellos.

- Es por eso que aquí enfrente de todos ustedes, de esta luna llena y de este mágico lugar quiero pedirte a ti Erin Balsategui si te quieres casar conmigo - se puso de rodillas en la arena, sacó una caja de su traje de baño, la abrió y un anillo resplandecía por la luz del lugar. Con el micrófono en otra mano dijo:

- ¿Aceptas?

- ¡Por supuesto que sí mi amor! - dije con una emoción en el pecho y una sonrisa en el rostro.

Todos los demás miembros de la fiesta aplaudieron, chiflaron y gritaron. El cantante de Los Gatos hizo un brindis por nosotros y comenzaron a tocar "Sugar" de Maroon 5. Acabando la canción recibimos año nuevo. Fuegos artificiales iluminaban el negro cielo del Caribe y yo era la mujer más feliz del mundo por casarme con el hombre de mi vida.

2.1

Ya pasaron cuarenta minutos. No me responde las llamadas al celular, ni los mensajes de WhatsApp y no quiero pensar nada malo, no creo que me sea infiel, pero ¿Cuesta mucho avisar? Me tiene aquí esperando sin una respuesta de su parte si vendrá o no, pero ya me acostumbré. Suspiro ante la notoria obviedad de su ausencia. Otro día más y lo conozco perfecto que se los pretextos que dirá: "Había mucho trabajo" "Me quedé sin pila en el celular" "Llegué y no estabas" miles de absurdos e innecesarios títulos para la falta de seriedad de su parte.

Me dispongo a irme cuando lo veo entrar por la puerta que está justo enfrente de donde estoy. Elegante, guapo, barba perfectamente bien recortada, peinado con gel hacía atrás, vestido con traje color gris metálico, corbata púrpura y camisa blanca con un pañuelo del mismo color en el bolsillo del saco. Todo el conjunto hace resaltar su piel apiñonada.

Me quedo perpleja al verlo, de entre 24 a 27 años, 1.80 de estatura, seguridad al caminar, porte, elegancia, soltura. Al parecer sintió mi mirada porque solo se sentó en la mesa que le dijo el mesero y me volteó a ver.
Bajo los ojos ruborizada de una manera que era una primicia para mí, jamás había vivido algo así.

Veo el café que está sobre la mesa, la taza humea mientras me pregunto si me habrá visto observándolo. Es uno de esos hombres seguros de sí mismos, que sabes qué son atractivos sin necesidad de escanearlos, interesante por el hecho de esa mirada de seriedad que te incita a descubrir que esconde detrás de esos ojos.

Levanto la vista, lo veo ponerse de pie y caminar hacía mi posición. Respira me digo a mí misma, poso mi vista sobre la mesa y jugueteo con los dedos sobre el plato que esta debajo de la taza de café. Agarro la cuchara y me tiemblan las manos, me produce cierto desasosiego saber que me pone así alguien que no conozco ni su nombre.

Escucho como la silla de enfrente la mueven, levanto los ojos y lo veo con una cálida sonrisa, sus ojos tan llenos de vida miran fijamente a los míos.

- Hola, me llamo Farid Mucho gusto

- Hola, me llamó Erin, encantada - respondo sin dudarlo

¿Por qué estaba tan nerviosa? No, esto no está nada bien.

Peligrosa Falsedad (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora