0o CAPITULO 6 o0

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La Entrada Traviesa de John

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Emma lamió mi rostro y desperté, la abracé y salté de la cama para aterrizar en el suelo, comencé a reír como loca, Emma lamió mis manos mientras yo reía. Escuché la puerta abrirse rápidamente y la voz de mi hermano Marcus.

—¡Gurlu!¿Estas bien?—dijo preocupado.

—¡Estoy más que bien! ¡Estoy genial! ¡Estoy feliz!— dije mientras él me levantaba del suelo, yo lo abrace y reí.

—¿Qué te sucede?

—¡Estoy muy feliz! ¿Que acaso no puedo estar feliz?

—Claro que puedes estar feliz... pero me asustas con ese tipo de felicidad excesiva.

—¡Excesiva! ¡Jamás había estado tan feliz!

Camine torpemente tratando de fingir una especie de versión de ballet, reía. ¡Quiero volver a oír su voz!¡Él es mi fuente de felicidad, lo sé, lo siento en mi corazón!¡El me hace muy feliz!

Camine y me balanceaba, estiraba mis brazos y giraba torpemente. Escuche varias veces a mis hermanos decir: ¡CUIDADO! Pero yo seguía ahí bailando torpemente, haciendo el completo ridículo, pero me sentía feliz.

—¡¿Pero qué le pasa a esta!?escuche decir a mi hermano Marcus.

—¿Qué no es obvio? Está enamorada y...respondió Nicholas me está dando miedo.

Emma saltaba a mi lado y ladraba la podía escuchar. Seguía girando sin parar hasta que pegue un brinco por la emoción y aterricé en el suelo, comencé a reír de nuevo.

—¡SOY MUY FELIZ!exclamé mientras reía.

Escuche a mis hermanos suspirar con desesperación, pero yo solamente reía, nunca pensé que esto me llegara a pasar.

 Muy bien, señorita alegría escuche a mi mama decir es hora de desayunar.


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Después de desayunar, Emma y yo subimos a mi habitación para preparar mis cosas para ir a bañarme. Bañarme no es tan complicado, lo difícil es no resbalarte después, me baño sola lo cual es una ventaja... pero al momento de salir del baño debía pedir ayuda.

Muy bien, está todo listodije mientras trataba de asegurarme de que si llevaba todo, a veces es difícil diferenciar entre mi toalla y una manta, tiendo a equivocarme.—¡Mama! la llamo solo para estar cien por ciento segura.

—¿Qué sucede Gulfem?—pregunta mientras entra, el sonido de la puerta siempre la delata.

—Quiero estar segura de que es una toalla y no una manta.— digo tratando de no reír.

—Si, en efecto es una toalla—dice ella entre risas.

Mamá, no te burles. Recuerda que fue lo que paso la última vez... dije mientras me recorría un escalofrío por la espalda.

La última vez me lleve una manta que estaba rota y cuando salí del baño sentí una fuerte briza en mi retaguardia, también recuerdo que salí corriendo y que resbale y caí al suelo. 

Si, lo recuerdo...  dijo mi madre aguantando las ganas de estallar en risas.

Fruncí el ceño, aunque la verdad yo también estaba a punto de estallar en risas.

Está bien, me iré a bañar. digo antes de que todas esas risas salieran de mi boca.

— Está bien cariño, solo ten cuidado al salir.— escuché que alguien tocó el timbre—iré a ver quien es. No te caigas— se fue con una risita muy contagiosa, debo apresurarme. 

Caminé hasta mi baño, cerré la puerta y tome con precaución la llave del grifo, la abrí y deje que se llenara la tina. Con cuidado quite mi ropa, me siento rara cada vez que me quito la ropa, siento que alguien me mira, me siento indefensa... y eso no me gusta.

Termino de quitar todas mis prendas y me acerco a la tina, meto cuidadosamente mi mano y siento que ya casi está llena, me adentro en el agua torpemente, tratando de no resbalarme. Se siente bien, el agua es relajante. El jabón no está muy lejos de mí, lo alcanzo y lo paso por mis brazos y torso, levanto mis piernas y paso el jabón por ellas. El agua esta tibia y su tacto con mi cuerpo me relaja, me da para pensar... Sigo sin entender el odio de Fabiana hacia mí, nunca le hice nada malo, es más, siempre quise ser como ella... bueno, como era antes. Pienso en lo mucho que quiero John, el me da seguridad y hay algo en el que logra hacer que yo confié en el incondicionalmente, creo que me gusta cada vez más, eso será bueno o será malo?

La verdad es que siempre me regañan por pensar tanto en el baño, cierro la llave, el agua sobrepasa mi pequeño pecho, suelto mi cabello y lo dejo caer, siento como flota en el agua, me voy sumergiendo poco a poco hasta que siento como mi barbilla hace contacto con el agua, me estremezco un poco y suspiro.

Escucho como tocan la puerta del baño y me saca de mis pensamientos.

—¡Gulfem!escucho decir a mi mama. Ya es hora de que salgas,¿otra vez estuviste pensando?.¡Alguien aquí quiere verte!

No...  respondo un poco avergonzada—¡Ya salgo!.

—Está bien. dice, escucho sus pisadas mientras se marcha.

Seguramente es un familiar que me quiere ver.

Levanto un poco de agua entre mis manos y la paso por mi rostro. Me levanto y dejo vaciando la tina. Me sostengo de la pared y tomo mi toalla, envuelvo mi cuerpo desnudo en ella y suspiro.

Que frió digo para mí. Dejo escapar un suspiro.

Me seco rápidamente, salgo apoyándome de la pared, quiero ser independiente pero es algo tan complejo. No entiendo cómo es que otras personas ciegas lo han logrado, yo aún no encuentro la manera de sobrevivir por mi cuenta, siempre voy por lo seguro, no sé cómo arriesgarme.

Salgo del baño y camino torpemente hasta que siento como llego a mi cama, me siento sobre ella busco mi ropa. Cuando la encuentro, la acerco a mí y me paro. Dejo caer la toalla que cubre mi cuerpo, el frió hace que me estremezca y suspiro, mis manos están congeladas. Hoy hay más frió de lo común. Me visto lo más rápido que puedo, al final busco mi suéter pero no lo encuentro por ningún lado, siento que me congelo.

—¿Buscas esto?— escuche mi voz favorita resonar por toda la habitación y mis mejillas se sienten calientes. —Tranquila, cuando yo vine ya estabas vestida—  dijo riendo pero me cuesta creerle.

No hagas eso. digo en un susurróme asustaste.

Perdóname dice y siento como coloca el suéter sobre mis hombros—¿Tienes frió?

Asiento, creo que estoy temblando. El me rodea entre sus brazos y me sujeta contra su pecho. Siento como late su corazón, me traspasa todo su calor y el frió poco a poco se aleja de mi, escondo mi rostro entre su pecho, adoro su aroma. Sigue oliendo como cuando lo conocí.

—¿Mejor? dice dulcemente.

Asiento y lo abrazo más fuerte, me gusta, lo sé.

The Sea, Yo Te VeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora