The Sea, Yo Te Veo

0o CAPITULO 3 o0

El Quiere Ser Mi Amigo

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   John fue muy amable, demasiado como para acabarme de conocer. Pasamos todo el día juntos, cada vez que alguien me molestaba, el me abrazaba y susurraba en mi oído: Shh, no les hagas caso. A la hora de salida, no tenía como regresar a casa; se supone que Fabiana me llevaría de regreso... pero ahora.

—¿Cómo regresaré a casa?—dije preocupada.

—Tranquila, yo te llevo.—dijo el sin ninguna preocupación.

—¿Estas seguro?—pregunte.

—Si, solo dame la dirección.— dijo con un tono tan suave y dulce.

—Solo si prometes no acosarme. —dije sarcásticamente.

—Sería un verdadero placer verte durante horas.—dijo en un tono muy coqueto.

—Aaah.... —se me agudizo la voz y el calor subió a mi rostro.

—Jajajaja, solo era una broma.—dijo entre risas.

Tomo mi mano y me guió hasta un lugar abierto.

—¿En dónde estamos?— Pregunte.

—En el estacionamiento.— dijo él.

—¿Qué hacemos en el estacionamiento?— Pregunte un poco confundida.

—Te prometí llevarte a casa.—Dijo cariñoso mientras me guiaba.

—Tienes auto?—Pregunte mientras sujetaba fuertemente su mano, sentía que iba a caer.

—No, aun mejor. Tengo una motocicleta.— se me paralizo el corazón.

—No estarás planeando subirme a una motocicleta.— dije asustada.

-—Ven, no tengas miedo.— Paró y tomó mi cintura.

—¿Qué estás haciendo? - Pregunte, el calor no podía abandonar mi rostro, seguramente estaba roja y lo peor sería que el lo notara.

—Te ayudo a subir.—Me levantó en el aire y luego me sentó suavemente sobre la motocicleta.

—¡Aaah!—Exclame—¡Por favor, no me dejes caer!

—Jamás.— dijo mientras tomaba mis brazos con firmeza.— solo relájate

Pude sentir su espalda, se subió frente a mí. Tomó mis manos y las coloco alrededor de su abdomen, me sentía nerviosa, pero al momento de abrazarlo... Fue como si su calor, su olor... el me reconfortara, el me hacía sentir segura.

—¿Lista?— Pregunto.

—Sí.— dije prácticamente susurrando.

—Tranquila, prometo mantenerte segura.— Su voz, era algo inolvidable, inexplicable es la manera en que me hace sentir.

Le di la dirección, no quedaba muy lejos dijo él... En cuanto arrancó me aferre a él con todas mis fuerzas. Por suerte, él tenía razón, no queda muy lejos. Cuando llegamos, trate de bajar cuidadosamente, me costó pero lo logré, claro con su ayuda. John me abrazó y me ayudó a llegar a la puerta. La abrí gracias a las lecciones de cómo usar una llave para abrir una puerta, NO, mentira, John me ayudo. Cuando entramos, pude escuchar las risas de mi tía y mi mamá.