Capítulo III

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En estos momentos no creí que el amorío sería para mí. Sin embargo, el príncipe Kai cada día se ve encantador. Un día recuerdo que el príncipe se me acerco para decirme que le gusta las cosas suaves. Yo sólo empecé a reírme de ese detalle a comparación de otras que lo miraban extraño.
-Eres diferente... -sonrió.

-Gracias.
Me fascinan ver sus ojos celestes. En ese momento olvidé mi misión y le pedí que saliera conmigo. Él me miró extraño y aún así accedió a mi cita. Esa mañana, un lunes, estuve nerviosa de como vestirme. No sabia si estar vestida de manera decente o coqueta. Sin embargo, opte por la primera. Me arreglé muy bien que cuando vi al príncipe noté una perfección que en mi mente pervertida ya lo estaba violando en la cual ambos disfrutamos estar en la cama. Me imaginó su rostro excitado.
-¿Nos vamos? -dice él. Y su sonrisa torcida siempre es un amor. Lo tomé de las manos y el se ruborizo.

EL PRÍNCIPE DE OJOS CELESTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora