Violet abrió los ojos. Estaba acostada en aquella lujosa cama, completamente desnuda. Estaba cómoda hasta que a su lado algo se movió. Violet volteó a ver aquel bulto escondido entre las sábanas y casi no pudo esconder su repulsión.
Se fingió dormida sólo porque lidiar con aquella persona era demasiado para ella en ese momento.
A su lado la hija del alcalde bostezaba. Aquella chica río al recordar la noche anterior y tras ello se puso de pie y se dio una ducha.
Violet aprovechó aquello para vestirse y salir por la puerta lo más rápido que pudo. Ahora su vida era la de una oportunista, y el dinero de aquella familia le ayudaría a llegar a fin de mes.
Tras pedir un taxi, llegó a su derruido apartamento con un suspiro en los labios.
Aún no podía creer que su vida había cambiado tanto en solo unos años.
¿Quién hubiera pensado que ella estaría viviendo en aquellos asquerosos apartamentos, en una ciudad como High Hills?
Aquella ciudad era una de lujo. La mayoría de su población era muy rica, incluso los turistas. Allí iban las celebridades a tener unas vacaciones y los presuntuosos a endeudarse o a conocer a alguien con dinero. Todo aquello hacía que a Violet le interesara estar allí.
Cuando había leído sobre la ciudad, inmediatamente pensó en un esposo adinerado o alguna oportunidad laboral interesante, pero no. Tras vivir allí nueve meses estaba casi sin dinero y viviendo en un apartamento que se caía a pedazos.
Había conocido a las personas indicadas, había sido precavida; incluso había robado alguna ropa de alta calidad para engañar a los ingenuos; pero su personalidad alejaba a las personas de ella. Violet nunca había entendido que era lo que estaba mal en ella, o en su forma de tratar a los demás. Claro que una ególatra con delirios de grandeza jamás notaría que está siendo desagradable.
Tras darse una ducha y responder algunos mensajes, Violet estaba en su sala de estar, dejando pasar el tiempo antes de poder salir de fiesta de nuevo. Faltaba bastante para que anocheciera pero, para su suerte los bares abrían a mediodía, así que no debía esperar mucho.
Mientras esperaba se le ocurrió que podría ir a comer antes, ya que pese a que aún no sentía hambre, la sentiría luego y prefería no poner en pausa su borrachera ni un segundo.
Con aquello en mente, se puso alguna ropa discreta y salió de casa.
Mientras caminaba, iba pensando en que se le antojaba más, hasta que su camino se vio acortado.
A su lado un auto había parado y otro le acortaba el camino hacia adelante. Pese a todo Violet era una cobarde, así que lo primero que pensó fue en huir, pero tras pensarlo, decidió que podría quedarse a jugar con quienes fueran aquellas personas, aunque claro, sus planes se vieron forzados a romperse cuando la persona al volante del auto a su lado, bajó la ventanilla.- Hola Violet. Me parece que tú y Roxanne tienen algunos temas que discutir.
(...)
Había pasado mucho tiempo desde que Violet se había sentido asustada de verdad. Recordar aquella sensación no la hacía feliz en absoluto, pues la hacía sentir humillada, y eso era lo que ella odiaba más en el mundo.
Estaba sentada en aquel auto, en contra de su voluntad. Al volante iba una mujer que trabajaba para una las pocas personas que realmente lograban asustarla y ahora esa mujer conducía hacía la lujosa casa de su jefa, en el centro de High Hills.
A Violet le temblaban las manos mientras se bajaba del auto. Ella admiró, celosa, las posesiones de Roxanne y se hizo muy obvio el cambio de estatus en el que vivían.
Tan solo al bajar se quedó estupefacta mirando el jardín bordeado de arbustos frondosos y la entrada a aquella mansión. Incluso el pomo de la puerta le sorprendió, pues estaba bañado en oro y pulido hasta el cansancio.
Tan pronto aquella puerta se abrió a Violet se le encogió el estómago. Sabía que tras aquellas paredes estaba Roxanne, quien era más poderosa y longeva que ella, y eso la aterraba.
El interior de la casa era aún más lujoso, si eso era posible, aunque, el gusto de Roxanne era más bien cuestionable. En las paredes se exhibían pinturas de artistas desconocidos para Violet pero que eran más caras que todo el dinero que ésta podría haber reunido en su vida. Luego entrar, la mujer que había recogido a Violet la guió hasta la sala de estar y le ordenó que esperara ahí. Tras la breve interacción la mujer se había ido, dejando a Violet sola en el silencio de la mansión.
La espera se alargó hasta poco más de una hora lo que ponía a Violet aún más nerviosa y alerta. También la irritaba tener que esperar pero la molestaba aún más saber que ni siquiera podía quejarse ante aquella mujer. Cuando al fin Roxanne entró a la habitación Violet se tensó.
Aquella mujer desprendía grandeza con cada gesto que hacía y su sola presencia inundaba la habitación.
Roxanne era una preciosa mujer. Era muy alta, con facciones suaves y una larga cabellera castaña. Lucía muy joven aunque siempre vestía aquellos vestidos tan largos. Lo único que delataba su verdadera edad eran aquellos ojos en los que, si sabías qué o cómo buscar, podías encontrar miles de experiencias ocultas.- Violet - dijo Roxanne con su voz suave, a modo de saludo.
- Buenos días señora. ¿Necesitaba algo de mí?
- Siempre tan impaciente... ¿cuándo aprenderás a disfrutar del ahora?Violet la miró en silencio, sin saber que decir. Aquello hizo reír a Roxanne, quien buscaba algo mientras sus carcajadas inundaban la habitación. Aquel día vestía un largo vestido color champán. Estaba estampado con flores y tenía mangas cortas que no tapaban los hombros. Era un vestido que lucía muy pesado, pero que era precioso. Y aquel vestido lucía aún mejor porque era esa mujer quien lo vestía. Su piel morena parecía brillar y su cabello rizado suelto caía por su espalda.
- ¡Vera!
- ¿Sí, señora?
- Trae un poco de carne, que estamos hambrientas.
- Como ordene.Violet envidió la lealtad que mostraban aquellas empleadas a Roxanne. Aquella terrible mujer no había tenido que esperar ni un segundo para recibir una respuesta y debido a la expresión de la que llamaba Vera, se notaba que para ésta última era un honor ser llamada.
- Cierto. Estaba hablando contigo... Violet. ¿Tienes alguna idea de a cuántas personas tengo que supervisar en esta ciudad? ¿No?
Violet quiso responder, pero Roxanne continuó:
- A demasiadas. Paso muy ocupada, intentando mantener el orden todo el tiempo... ¿sabes lo difícil que es eso?
De nuevo, Violet hizo amago de responder lo que enfadó a Roxanne, que la hizo callar con un gesto.
- Es muy difícil. Ha llegado al punto en el que no tengo tiempo libre... es una desgracia, esta vida mía. Tengo tantas cosas... y no las puedo disfrutar. Y aún así, aún existen personas como tú... a la deriva. ¿Tienes alguna idea de por qué estás aquí?
Esta vez, Violet la observó en silencio, hasta que notó que Roxanne sí estaba esperando una respuesta esta vez.
- No señora.
- ¡Ah! No lo sabes. Eso es gracioso. Así que no lo sabes.Pronto, la atmósfera de la habitación había cambiado. A Violet le pareció que el aire se hacía más pesado conforme la ira de Roxanne crecía. Era casi insoportable cuando Vera tocó el marco de la entrada, haciendo saber que estaba allí.
- ¿Es un mal momento señora?
- Vera... Nunca es un mal momento para ti. Pasa, pasa. Deja la carne.
- Con su permiso.La mujer dejó en la mesa una bandeja llena de cubitos de carne, apenas pasados por una sartén por lo que tenían un color blanquecino en el exterior. Tras dejarlos allí, se disculpó de nuevo y salió, dejando el silencio reinar.
Roxanne se volteó de donde estaba, para sentarse en un sofá, cerca de Violet, mientras tomaba algunos pedacitos y los ponía en un plato. Con cautela Violet miró a la carne y luego a Roxanne, quien le hizo un gesto para que comiera.
Violet se abalanzó por la comida, pues tenía hambre y aquella carne le parecía exquisita. Mientras miraba aquello con una clara expresión de desaprobación, Roxanne comía la carne con delicadeza, partiendo cada cubito de carne para dejar salir aquel aroma que tanto le gustaba.
Mientras comían, la atmósfera neutral volvió, haciendo a estancia de Violet menos tormentosa.
Para cuando acabaron, Violet se había comido casi toda la bandeja y Roxanne terminaba su plato, dejando un único pedazo. Así, se limpió la boca con una servilleta y tomó el último pedazo con una de sus manos y lo sostuvo entre sus largas uñas, con el índice y el pulgar.- ¿Sabes lo caro que es conseguir carne de tan alta calidad? No. Claro que no lo sabes. Esta carne, que has comido como un cerdo hambriento, es muy difícil de encontrar, y más aún de conseguir. Tiene que ser un macho, estar joven y tener una buena alimentación durante toda su vida para conseguir el sabor. ¿Y la suavidad? La cantidad correcta de ejercicio diario. No más, no menos.
- Señora, no entiendo que ha...
- Mira, Violet. No me interesa lo que me tengas que decir. Solo quiero que seas honesta conmigo. ¿Conoces a una joven llamada Antonella?
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Voluntad De Sangre
Science FictionEl pánico no puede existir si el peligro no es inminente. Es por ello que todo transcurre con normalidad en High Hills, mientras el peligro acecha. Nadie sabe que entre lo oculto, las sombras escuchan. Nadie sabe que entre lo que aparenta ser norma...