Capítulo 3

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Caía la noche cuando Nick llegó a casa. Nelly suspiró al dejar su preocupación, enjugó sus lágrimas y se fingió dormida para no preocupar a Nick. Pero claro Nick la conocía demasiado bien para dejarse engañar.

- Nelly te llamé demasiadas veces. Estaba muy preocupado, ¿estás bien?

Dejando de fingirse dormida Nelly le contestó:

- Yo también te he estado llamando. Desde que llegué a casa te he llamado al menos unas cinco veces.
- Lo siento, estaba comiendo waffles.
- Me lo imaginé...
- Y, ¿qué pasó?
- Entraron a robar al parecer. El señor De La Rosa estaba haciendo los pasteles para hoy y alguien entró. Al final tuve que ir a la comisaría para dejar un registro de donde estaba y hasta me preguntaron si sabía algo...
- Me preocupa mucho que alguien entrara tan fácilmente, se supone que es seguro aquí y todo esto...
- Lo sé. La señora estaba muy afectada y creo que va a cerrar la cafetería.
- Ya veremos que hacer con eso... ¿quieres comer algo?

Tras asentir, Antonella se puso de pie; aunque no tardó en caer, pues un fuerte mareo le nubló los sentidos.

(...)

Nelly se abrazó a sí misma en un campo de flores, pues tenía muchísimo frío. El viento era tan rápido que era complicado respirar y tampoco podía ver bien.
Tambaleante, caminó unos pocos pasos, pero al notar que no tenía idea de dónde ir, se detuvo.
Luchó con aquel viento para intentar buscar alguna señal y ahí fue cuando  Antonella vio a la chica que caminaba hacia ella. Vestía un largo abrigo de piel y el gorro le cubría el rostro. Aquella mujer era muy alta y casi parecía que el viento no le afectaba, porque caminaba con decisión hacia ella.
Al irse acercando, Nelly la fue viendo con más claridad y un pánico aún más frío que el viento la congeló en su lugar.
Aquella era la mujer de su pesadilla, quien graznó al notar su pánico.
Con un elegante movimiento se deshizo del pesado abrigo y como única ropa se dejó una tela blanca.
Cuando miró la piel de la mujer Antonella quedó aterrada y gritó.
Sus dos brazos y el pecho, hasta donde acaban las costillas, estaban negros. Un gran contraste con el resto de su piel que era de un blanco porcelana. Pero aquello no eran manchas o algún tipo de quemadura. Aquellas partes negras estaban vivas y algo se movía bajo su piel.

- ¿Alguna vez te han comido viva? - la voz de la mujer era alta y aguda. Similar a su graznido.

Con eso, como una exhalación finalizada, el viento se detuvo. El cabello de ambas dejó de moverse y lo último que vio Nelly fue aquella pequeña boca roja curvarse en una mueca de dolor.

(...)

Despertó gritando. A las tres de la mañana. Tres y once para ser exactos. A su lado Nick se incorporó de golpe.

-¿Amor? ¿Estás bien?

Entre jadeos y temblores Nelly buscaba la mano de Nick.

- Lo estoy, lo siento.

Nick volvió a a recostarse en el sillón a su lado.

-¿Mal sueño?
-Yo... no lo recuerdo. ¿Dónde estamos?
- ¿No lo recuerdas? Te traje al hospital porque te desmayaste ayer... Parece que estás algo enferma Nelly. No estás comiendo bien.
- ¿Qué? Pero yo como bien. Hasta estoy comiendo más y...
- Dejemos que el doctor nos hable mañana con calma. Deberías dormir.

Tras eso Antonella se tragó sus palabras. Notó que aunque había dormido toda la tarde tras llegar a casa y todo aquel rato en el hospital, aún estaba exhausta, como si no hubiera dormido en días.
Escuchar un leve ronquido de Nick casi la hizo sonreír y en pocos minutos lo acompañó en el sueño.
Una vez amaneció Nick la despertó.
Poco después, el doctor llegó y le comunicó que tenía una anemia muy fuerte. Le recomendó reposo, suplementos y cambiar la dieta.
Nick y Nelly insistieron mucho y gracias a ello en la tarde ya estaban volviendo a casa, junto con muchas pastillas.
Nelly notó lo pálida que se veía y se sentía muy débil así que se molestó consigo misma por no haberlo notado antes.
Cuando llegaron a casa, Nick la acostó y sin tener ni que intentarlo Antonella se durmió de nuevo.
Pasaron tres días en los que Nick solo la despertaba para comer y tomar los suplementos. Con cada hora Nick se ponía más ansioso y pese a las quejas de Nelly, había llamado varias veces al hospital.
En la noche del tercer día decidió que si no había mejora para la mañana siguiente llevaría a Antonella al hospital de nuevo, aunque tuviera que llevarla a rastras, porque ella no quería volver.
Cuando el sol salió, Nick inició su día. Se preparó el desayuno y le preparó también a Antonella. Justo cuando iba a despertarla escuchó que tocaban a la puerta.
Le pareció extraño recibir una visita a aquella hora, pero se apresuró a abrir porque estaba inquieto.
Abrió la puerta sin dar crédito a sus ojos. Tras el umbral se encontraba una mujer hermosísima. Era muy alta, con el cabello peinado hacia atrás y unos labios inusualmente rojos.
Nick se quedó mudo mirándola, pues estaba perdido en la belleza de aquella mujer.
Ella río y le devolvió la mirada. Aquella mujer vestía completamente de cuero negro y sostenía un sombrero de ala ancha en las manos.

- ¿Señor?
- Ah, sí. Disculpe. Buenos días. ¿Necesita algo?
- Sí. Disculpe la molestia pero, creo que me perdí... estoy buscando algún supermercado aquí cerca...
- Claro. A la vuelta de la esquina.
- ¡Ah! Claro. No puedo creer que no vi ese cartel.

Los dos soltaron una risita y se quedaron otros segundos mirándose. El efecto se rompió cuando Nick recordó que debía despertar a su novia.

- ¿Necesita algo más?
- No, no. Disculpe, no lo entretengo más. De seguro debe estar ocupado.
- Sí, bueno. Hasta luego...

Mientras Nick se despedía, aquella mujer rápidamente lo tomó de la mano. El contacto visual se reanudó y antes de notarlo aquella mujer estaba acercándose demasiado, con intensiones de besarlo.
Al notarlo Nick la apartó y tras un silencio incómodo, le cerró la puerta, no sin antes pedirle que no volviera.
La confusión invadió a Nick, quien no se explicaba como lo había alcanzado tan rápido si estaban tan lejos o como es que aquella desconocida había estado tan cerca de besarlo.
Nick se dirigió al baño y se lavó los dientes entre la culpa que sentía. Pues, aunque no se habían besado, muy en el fondo hubiera querido hacerlo.
Tras acabar, fue a despertar a Nelly, quien le sonreía con inocencia. Incluso mentía diciendo que se sentía mejor y hasta había comido pese a que no quería hacerlo.
Verla así le rompía el corazón a Nick.
Tras dejarla dormir de nuevo Nick había pasado el día leyendo en casa porque ya había dejado aquel semestre en la universidad. Nick nunca había visto a Antonella tan enferma y sentía que ella era su prioridad.
Al acercarse el mediodía hizo almuerzo para ambos y, para dejarla descansar incluso comió primero. Aplazó la hora todo lo que pudo, pero a unos minutos de tener que tomar los suplementos decidió que era hora.
Entró a la habitación con la comida en la mano y tras dejarla en la mesa de noche empezó a mover levemente a Nelly para despertarla. Tras unos segundos se empezó a preocupar.
Unos segundos más tarde estaba completamente desesperado y llamaba una ambulancia.

Voluntad De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora