Ángel

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- Creo que te sacamos de la clínica demasiado pronto - analizó, mientras la hacía ingresar en su habitación.

- Es mejor aquí que allá - dijo Luna. - Corremos menos riesgo de que mi ex decida pasar a ver cómo me encuentro.

Ángel sabía que lo más coherente era dejar a Luna en la habitación y marcharse. No era bueno comenzar a hacer sociales cuando ambos estaban encerrados en una habitación, en plena luz del día. Además, todo el mundo los había visto entrar. Sin embargo, quería continuar hablando con ella. Y el tema sobre su ex novio le pareció algo interesante para debatir.

- ¿Terminaron muy mal? - preguntó.

- No sé terminar las cosas de otro modo - confesó Luna, como si estuviera haciendo una profunda reflexión de su vida. - Pero nuestra relación era un chiste. Supongo que fue mi culpa, por nunca haberme dado cuenta de lo que verdaderamente le pasaba. O supongo que yo no quería verlo, por más que tenía obvias señales ante mí todo el tiempo.

- ¿Te estás refiriendo a su sexualidad?

- Sí - asintió la muchacha, apoyada sobre la escalera de madera que la llevaba hasta la cama donde dormía. - De todos modos, es algo que él no va a reconocer. Él tiene la esencia del macho alfa. Seguramente sigue acostándose con mujeres a montones, por más que le atraigan los hombres. Pese a que me parece un giro dramático que Joshua se relacione con él, no creo que lo haga feliz. Joshua es muy buen chico para mi ex.

- Joshua es bastante grande como para saber con qué persona se relaciona, ¿no crees? - dijo Ángel. Para nada le interesaba hablar sobre el romance que aún no existía entre el ex de Luna y su colega.

- Tienes razón - dijo Luna. - Ojalá me equivoque y las cosas funcionen bien. Me daría gusto saber que ellos dos son felices juntos.

- ¿Y tú? - preguntó Ángel, como pregunta de rigor. - ¿Intentaste ser feliz después de Santiago?

Luna lo miró con los ojos empañados, como si hubiera hecho una pregunta que le llegó hasta lo más profundo de su corazón.

- Nunca me lo pregunté - dijo, entonces. - La mayor parte del tiempo siento que soy feliz.

- Me refería a... - Ángel sabía que estaba metiéndose en un terreno peligroso. - Me refería a con alguien más. ¿Te sentiste atraída por alguien últimamente?

Ella bajó la mirada y sonrió. Ángel creyó que se ruborizaba.

- ¿Qué me estás preguntando realmente, Ángel? - le dijo.

Él se acercó unos centímetros hacia ella. Temía que ella estuviera bajo los efectos de las pastillas que le dieron y en realidad no sea el momento indicado para avanzar.

- Eso - insistió Ángel. - Si alguien te gustó... Alguien del campamento, no lo sé. Sé que hay muchos modelitos de cuerpos marcados, como tu ex novio, y quizá...

- Quizá busque a algún chico que no se parezca en nada a mi ex - comentó ella. - ¿Por qué repetiría esa experiencia?

- Bueno, por lo que vi, yo soy diferente a tu ex - comentó, mirando hacia el techo como haciéndose el distraído.

Le latía el corazón a mil por horas. Creía que ella era capaz de oírlo.

Luna dio un paso hacia su dirección y aquello, en lugar de serenarlo, sólo lo puso más nervioso.

<<Me gustas tanto>>, pensó.

Luna se acercó para darle un beso, pero entonces le dio tos. Como si fuera una novela absurda, la chica regurgitó sobre su mano un líquido amarillo similar al de una salsa de queso cheddar.

Ángel intentó que no percibiera el asco que le provocó, pero estaba claro que el momento se había arruinado.

- Oh, discúlpame - dijo Luna.

- No pasa nada.

Y entonces pasó algo todavía peor de digerir.

Luna volvió a ingerir el líquido de su mano.

Ángel sintió que se le revolvió el estómago.

- ¿Qué diablos acabas de hacer? - preguntó, sin poder evitarlo.

Ella lo miró con desconcierto.

- Oh, Dios mío - exclamó, aterrorizada. - ¡¿Qué acabo de hacer?!

Nube de Insectos (Compendio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora