Bruno

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Se recostó en su cama para hacer el soliloquio. De alguna manera, mirar el techo de la habitación y no directamente a Ángel le permitía hablar con un poco más de confianza.

- Soy un idiota - aseguró. - Todo esto pasó porque no me animé a hablarle. Ahora ha conocido a otro chico. Por supuesto que lo iba a conocer, porque Joshua es muy lindo. Esto me pasó por ser un idiota.

Ángel también le respondía desde su cama, excepto que no podía apreciar el techo, sino la parte de abajo de la cama que le perteneció a Max durante las horas que estuvo trabajando.

- Si tienes tanta facilidad para hablarme a mí, ¿por qué no hablas con él? - le preguntó. - No creo que haya pasado nada entre Joshua y el ex de Luna, todavía. Estás a tiempo.

La palabra tiempo le pesaba mucho.

- Me resulta más fácil hablar contigo - le confesó Bruno. - Tú no me gustas.

- ¿Y me lo dices así?

- Me pongo nervioso cuando él está cerca - insistió Bruno. - Quiero encontrar las palabras para hablarle, pero no puedo. Me bloqueo. Me hace envidiarte un poco, honestamente. Tú sí puedes hablar con quien quieras.

No era Ángel a la única persona que envidiaba. Cuando descubría al resto de las personas hablando con tanta facilidad con su entorno, Bruno se encontraba asombrado. A él no le salían las oraciones con tanta facilidad.

- Bruno, la chica que me gusta y con la que estaba a punto de besarme, vomitó y se volvió a tragar su propio vómito - dijo Ángel, sentándose en la cama. - No soy digno de admiración en este momento.

No le había resultado tan grotesca la historia que Ángel le contó.

- Me gustaría Joshua por más que se trague su propio vómito - afirmó Bruno.

- Y eso es realmente perturbador - dijo Ángel. - ¿Por qué no intentas unirte a él?

Bruno imitó a su amigo y también se sentó en la cama.

- ¿Unirme?

- Siempre está en alguna misión sobrenatural - recordó Ángel. - Busca un punto de encuentro más allá del trabajo. Si te dijera que lo invites a ver una película en el cine, probablemente enloquecerías, pero puedes acercarte a él cuando vaya, ya sabes, de cacería.

Había estado a punto de ir con Joshua el día anterior, cuando fueron a la tienda de antigüedades. Pero había quedado con miedo tras el secuestro que tuvo con el espantapájaros, así que pensó que lo mejor era quedarse en el campamento.

Ese gesto de cobardía le estaba costando caro.

- Tienes razón - dijo Bruno.

Se sintió mejor al tener una alternativa que lo sacara de su miseria.

Escucharon conversaciones desde el otro lado de la puerta, así que ambos salieron a ver qué sucedía.

- ¿Qué está pasando? - preguntó Ángel.

- Expedición - respondió Valeria. - Tenemos que rescatar a Luna.

- ¿Rescatarla? - preguntó Ángel.

- Creemos que se está convirtiendo en una mosca por alguna clase de maldición extraña que sufrió ayer - le dijo Valeria. - Así que intentaremos revertirlo antes de que comience a volar.

- Voy con ustedes - dijo Bruno, sin pensar.

- De acuerdo - comentó Valeria.

Pero el plan salió mal.

Cuando estaban llegando al auto, se dio cuenta que Joshua no iba a formar parte de la expedición.

De todos modos, ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Nube de Insectos (Compendio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora