Luna

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- Oh, Dios, lo siento tanto - dijo entre lágrimas.

- Tranquila, tranquila - Ángel estaba haciendo lo posible por controlar su desborde. Pero obviamente no estaba haciendo un buen trabajo. - Estás confundida. Sufriste un golpe en la cabeza, estás tomando medicación muy pesada...

- ¡Acabo de hacer algo totalmente asqueroso! - exclamó, horrorizada. - Lo peor de todo es que lo sentí como algo sumamente natural. ¡¿Qué diablos me sucede?!

- ¿Por qué no te acuestas? - dijo Ángel. - Intenta dormir un poco. Estás muy estimulada.

Luna se obligó a respirar.

Lo cierto es que casi no había dormido desde que despertó el día anterior. Sintió que se encontraba en un estado de reposo, pero no creía que aquello podía denominarse como dormir.

Quizá Ángel tenía razón y necesitaba descansar. Estaba actuando como una loca.

- Sí, lo mejor sería si me duermo - dijo.

- Te dejaré aquí para que descanses - comentó él. - Vendré a verte más tarde, ¿de acuerdo?

A Luna le costaba creer que cumpliría su promesa. La había visto regurgitar y volver a tragar lo que salió de su boca. Sentía tanto asco que tuvo miedo de volver a hacerlo.

No obstante, Ángel se marchó y ella se subió hasta la cama alta, encima de donde dormía Valeria.

Se volvió a echar y cerró los ojos, intentando dormirse, pero nuevamente tenía la sensación de que no lo estaba consiguiendo. Era una quietud en donde podía continuar percibiendo todo lo que sucedía a su alrededor. Pero ya no sentía la desesperación que había experimentado frente a Ángel.

Tampoco se alteró al escuchar a Valeria y a Melissa ingresar al cuarto. Pero sí se vio obligada a poner sus sentidos en funcionamiento cuando la capitana de su grupo pegó un grito.

- ¡Luna! - exclamó. - ¡¿Qué sucede?!

Lo primero que divisó Luna fue una imagen borrosa. Se dio cuenta que estaba demasiado cerca de algo que no alcanzaba a identificar.

Separó su cabeza para mejorar su visión y entonces pudo comprobar que era el techo.

El resto lo comprendió al instante.

Adherida al techo con sus manos y sus pies.

- Oh... My... - gimió.

Se soltó desesperada y cayó sobre su cama, a menos de un metro.

Valeria y Melissa se acercaron a ella como si realmente se hubiera hecho daño.

- Estabas... - quiso decir Valeria. - Estabas pegada al techo...

- Lo estaba - afirmó Luna, volviendo a sentir que sus ojos se empañaban del terror. - No sé qué me está pasando, chicas. Estoy... Creo que estoy convirtiéndome en una mosca.

Miró a sus dos amigas en el profundo silencio dramático que conllevaba asimilar aquella información.

- Genial - comentó Melissa, encantada.

Nube de Insectos (Compendio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora