Tomé mi lipstick y deslicé el tono carmesí por mis labios, asegurándome de que cada contorno estuviera perfectamente delineado.
Esta noche, Gustavo nos había extendido una invitación a mamá y a mí para asistir a una misteriosa subasta. Aunque la idea no lograba emocionarme, su entusiasmo era tan palpable que me sentía incapaz de declinar.
Con esmero, alisé las arrugas invisibles de mi vestido rojo, observando mi reflejo en el espejo. Mi cabello negro azabache fluía casi hasta la cintura, y a pesar de considerar la idea de un corte, decidí abandonarla, temiendo futuros lamentos.
Descendí las escaleras con precaución debido a los tacones, una elección poco común para mí, pero hoy ansiaba desafiar lo convencional.
—¡Wow! —exclamó mamá al verme, mientras estaba en la sala con Gustavo—. Esta vez te has lucido.
Sonreí en respuesta a sus cumplidos.
—¿Listas? —preguntó Gustavo.
Asentí, y salimos juntos hacia su coche, estacionado frente a la casa.
Durante el trayecto, Gustavo conducía con destreza, sosteniendo una animada conversación con mamá. Mientras tanto, yo ocupaba la parte trasera del vehículo, observando la carretera iluminada solo por los faros que cortaban la oscuridad de la noche.
—¡Hemos llegado! —exclamó Gustavo tras varios minutos de viaje.
La entrada me dejó dejó boquiabierta; el interior del lugar deslumbraba con su amplio espacio y elegancia exquisita. Las joyas cuidadosamente exhibidas en las vitrinas parecían ansiosas por ser parte de una próxima subasta.
En cada rincón, la opulencia y la distinción gritaban en voz alta.
—Gustavo —un caballero se acercó a nosotros, estrechando la mano con él—. Me alegra verte; pensé que este año no asistirías.
—Ya ves que sí —respondió, aceptando la mano extendida—. Es bueno verte también, Dmitri.
—¿Y quiénes son tus acompañantes? —preguntó.
—Ella es Anna, mi novia —contestó—, y ella es Kriss, mi hijastra.
—Es un placer conocerlo, señor —mencioné educadamente.
Después de este saludo y de intercambiar algunas palabras más con Gustavo y mamá, Dmitri se alejó, dejándonos solos nuevamente.
—¿Les gustaría algo de beber? —Gustavo hizo una señal a un mesero que llevaba bebidas en una bandeja para que se acercara.
Tomó dos copas, entregándole una a mamá y luego otra a mí, para finalmente tomar una para él.
La noche continuaba, y me alejé discretamente de mamá y Gustavo, dando vueltas mientras observaba con atención las exquisitas joyas resplandeciendo en las vitrinas. Aunque al principio dudé en asistir, ahora sentía cierta curiosidad de como se llevaría a cabo.
—Estás deslumbrante esta noche —una voz cercana me hizo sobresaltar. Giré rápidamente para encontrarme con Demir.
Su presencia irradiaba elegancia, con su cabello negro peinado de manera peculiar y un impecable traje negro complementado con una gabardina y zapatos de vestir. Nunca lo había visto tan bien vestido, y su apariencia me cautivó.
—Gracias —respondí, sin apartar la mirada de su atractivo atuendo—. No sabía que vendrías.
—Técnicamente, no planeaba hacerlo —rió—, pero Gustavo me convenció asegurándome de que estarías aquí.
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Enamorada Del Gay
RomanceKriss se ve envuelta en un torbellino emocional al descubrir que su enamoramiento, Mike, es gay. Cuando conoce a Demir, un chico enigmático con una vida marcada por la culpa, Kriss se ve obligada a cuestionar sus propios sentimientos. ¿Permanecerá a...