Capítulo 5

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"No puedes pasarte el resto de tu vida convenciéndote de que todo es una vil mentira."


Al llegar a la casa noté que por el frente era aún más larga que por el costado. Parecía una mansión por su inmenso tamaño, pero por dentro parecía una casa común y corriente. La puerta principal era de hierro y se abrió deslizándose automáticamente cuando Myers se paró frente a esta, como si se tratase de una puerta de un centro comercial. Yo me limite a seguirlo mientras mi boca estaba abierta a más no poder por la impresión, pero esa emoción no duró demasiado.

Estaba sentada en el helado suelo, con mis piernas contra mi pecho. Me encontraba en la habitación que ya había predicho era la sala; esta era amplia, había una chimenea y en frente se encontraba un sillón largo y de color café oscuro, hecho de un material muy suave y calentito; detrás de él no había algún mueble solo mucho espacio vacío en el cual en ese mismo momento se encontraba Sherak sentado, atento por si el lobo inconsciente –el cual Myers dejó en el suelo junto a la pared- despertaba.

Me había quitado el abrigo y lo había dejado encima del sillón, me senté en frente de la chimenea. Ver las llamas del fuego siempre me tranquilizaba, pero no en ese momento en el que tenía a un chico parado y de brazos cruzados fulminándome con su fría y mortal mirada.

-Te he dicho que no salieras –dijo tratando de mantener la calma, se notaba a simple vista que no le caía bien, pero ¿Qué culpa tenía yo? Bueno de hecho yo tenía toda la culpa - Una sola cosa te he ordenado y...

- ¡Ese es el problema! –lo interrumpí casi gritando, me aclare la garganta arrepentida por haber levantado la voz- Llego a un lugar que desconozco por completo, me ataca un lobo que habla, despierto en la casa de un desconocido el cual parece odiarme con toda su alma que para colmo me da órdenes.

-Te he dicho que es por tu bien –dijo enojado. Myers se encontraba recargado contra la pared, junto a la ventana, mientras miraba al exterior, incapaz de verme la cara- No sabes lo que has hecho....

-No –lo interrumpí de nuevo- No lo sé así que explícamelo, porque solo soy una simple humana que no entiende este planeta. Todavía sigo creyendo que esto es una vil mentira...

-No lo es –aseguró el chico- deberías saber que en la vida tienes que estar preparada para lo que sea, tu vida puede tener gran cambio en tan solo unos segundos y no puedes pasarte el resto de ella convenciéndote de que todo es una vil mentira.

No estaba segura, pero su voz estaba cargada de furia y odio, como si a él la vida le hubiera dado una gran lección, y no una de las buenas. ¿Sería ese el motivo por el que él era de esa manera?

-Has herido el cazador de Forrest –continuó- Tuviste suerte de que su cazador tiene algunos problemas de olfato, de no ser así te hubiera descubierto y te hubiera matado al instante.

Me abofetee mentalmente, sí que soy muy tonta, ¿Cómo no pude pensarlo antes? Los lobos tienen muy buen olfato. En este momento podría encontrarme muerta.

- ¿Quién es Forrest? –pregunte mientras miraba como las llamas del fuego se movían violentamente- ¿Qué tiene de importante ese lobo?

"Cazador" me corrigió Everly "Deja de llamarlo lobo".

"No te metas", le dije mentalmente

Por primera vez desde que llegamos, Myers me volteo a ver a la cara, lo que no fue mucho de mi agrado porque volvió a verme con furia, recelo y frialdad. Ver tantas emociones en una sola persona me daba terror.

De pronto moví mis hombros hacia atrás y mis huesos tronaron por toda mi columna, uno por uno por el frio al cual me había expuesto. No dudaba que iba a batallar en levantarme por el adormecimiento de mis pies.

Lágrimas CongeladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora