"Llámalo como quieras, destino, casualidad o coincidencia. Nuestros caminos estaban conectados y nos íbamos encontrar tarde o temprano."
Una, dos, tres...siete, ocho vueltas alrededor de la gigante mansión/casa de Myers y mis piernas empezaban a doler, no obstante, seguía muy activa, no había ni una pizca de cansancio en mí. Recordé que Zyad me había dicho que en el momento en el que nos unimos, también se unió nuestra energía por lo tanto ahora ambos nos cansamos con mayor dificultad. Volviendo a lo anterior, mis piernas no podían más y eso hacía que fuera más lento y empezaba a cansarme la voz de Myers gritándome cosas como "Corre más rápido" o "si te estuvieran persiguiendo ya estarías muerta" y yo solo me limitaba a rodar los ojos y a tratar de alcanzar a Zyad.
En el momento en el que estaba corriendo por el costado derecho de la casa sentí un dolor repentino en el pecho, del lado del corazón. Me detuve y me recargué en la pared con mi mano izquierda al mismo tiempo que con mi otra mano apretaba fuertemente el lugar donde me dolía, era un dolor punzante y fuerte, tanto que creí que me iba a dar un ataque al corazón. Puse mi espalda contra la pared y me deslicé hasta caer en la fría nieve. Mi respiración estaba algo entrecortada, pero eso se debía por correr.
Zyad y Myers se acercaron a mi mientras yo soltaba pequeños gemidos por el dolor. El cazador se acercó a olfatearme y toco mi brazo con su húmeda nariz.
- ¿Qué pasa? –pregunto con cierta preocupación. Él podía sentir mis emociones, pero no el dolor físico- si ya te cansaste podemos...
-No –lo interrumpí negando- No es eso, es que de pronto me empezó a doler.
- ¿y qué te duele exactamente? –indagó-
-El corazón...-respondí adolorida, pero el dolor empezaba a cesar poco a poco- Como si de pronto me hubiera dado un ataque o algo.
Hubo unos segundos de silencio en los que Zyad y Myers cruzaron miradas.
-Tómate un descanso –contestó el chico- Estaré dentro con Sherak
Cuando se fue, nos dejos a mí y a Zyad solos, él se sentó a mi lado viendo al vacío. De repente el dolor ceso por completo como si nunca hubiera estado ahí, me sentía normal e igual de saludable que siempre.
-Zyad -lo nombré- ¿Crees que sea normal que de pronto te de un dolor fuerte en el corazón como si te fuera a dar un infarto y luego se detenga como si nada?
Él lo pensó un tiempo antes de responder.
- No tengo ni idea, pero tal vez se deba a que corriste mucho...
Empecé a mover mi cabeza a ambos lados dándole a entender que yo no creía eso, pero algo dentro de mí me decía que él ya sabía que no era eso, volví a sentir como si me ocultara algo.
-Es un dolor diferente –le contradije- no fue como si no pudiera respirar fue más como un pinchazo, es extraño...pero de alguna manera siento como si ya hubiera sentido ese dolor antes pero no sé por qué.
El solo asintió comprendiendo, pero noté que había algo que no me quería decir. Suspiré y vi hacia el frente.
- ¿Por qué siento que me ocultas algo?
- No es nada importante –trató de dar el tema por terminado-
-Si no es nada importante entonces no te importara decirme. –insistí- por favor, no me dejes con la duda.
-No voy a decirte –se negó-
No sabía si darme por vencida. Él había dicho que la unión técnicamente impedía mentirme porque yo podía sentir cuando lo hacía y él también lo sentía cuando yo lo hacía, pero no significaba que tuviera que decirme todo lo que pensaba, sin embargo, una voz en mi cabeza me decía que se trataba de algo importante.
-Lo siento –me disculpé- no debería obligarte a decirme nada, al fin y al cabo, esta unión fue solamente un accidente, no tengo el derecho a reclamarte nada, la verdad es que apenas nos conocemos.
Mi mirada seguía en frente, la luna se encontraba justo en la dirección en la que estaba mirando y como siempre estaba brillando de una forma especial, no lo negaba esa era una vista hermosa.
- Si te soy sincera –proseguí- no solo quería entrenar para no ser un estorbo, es como si una parte de mi me dijera que nací para pelear -me reí- Suena tonto, pero la verdad no sé si lo es ya que no recuerdo nada de mi vida en La Tierra,
El ambiente se tornó incomodo, Zyad era totalmente incapaz de verme a la cara, ya no solo sentía que me ocultaba algo, también sentía culpa. ¿Por qué?
Me levanté del suelo y sin mirarlo, hablé
-Voy por agua, siento que tengas que entrenar conmigo. –empecé a avanzar y antes de dar vuelta en la esquina volví a hablar- si de alguna manera encuentras como romper la unión, házmelo saber.
Continué con mi camino y me adentré en la casa, la puerta estaba abierta. Cuando me acerque a la barra de la cocina tome un vaso y lo llene de agua, cuando el vaso toco mis labios me detuve al escuchar la voz de Myers. Venía desde su habitación la cual estaba con la puerta cerrada.
-Es imposible –dijo su gruesa voz-
-No lo es –respondió Sherak- Yo sé de lo que hablo.
Como era común, el silencio reinó el lugar por un largo tiempo.
- Xandru era amigo de tu padre y el conoció a... –continuo el cazador-
-No menciones a mi padre. –interrumpió un poco enojado, pero hubo algo que llamó mi atención. Se escuchaba destrozado- Lo que estás diciendo no tiene ni un poco de sentido. –cambio instantáneamente de tema-
En eso de reojo vi algo blanco en la puerta y casi tiro el vaso. Era Zyad. No lo había sentido venir. Se acercó a mí y estuve a punto de decirle que se quedara en silencio para no interrumpir la conversación de Sherak y Myers, pero era muy tarde.
-No quiero que estemos peleados, ¿está bien? –admitió- Yo sé que la unión fue un accidente y tampoco tengo derecho a saber todo lo que piensas, así como tú tampoco tienes derecho a saber todo lo que yo pienso, pero eso no quita el hecho de que eres mi amiga.
-A penas nos conocemos...
-Eso no importa, sé que no tienes malas intenciones. –habló sinceramente- Soy un cazador rebelde que no obedece las reglas de quedarse junto a la manada, estuve a punto de morir por mi descuido, pero ahí estuviste tú y me salvaste, pero por supuesto que tuve que sufrir una consecuencia por lo que hice y la consecuencia fue que me uní a ti.
Creo que iba tan bien hasta que dijo eso último, lo cual me dolió puesto que dijo que yo era su consecuencia.
-No te lo tomes a mal –se corrigió rápidamente- me refiero a que cuando yo estaba en problemas tú me ayudaste y ahora es mi turno de ayudarte así que el destino decidió unirnos, porque si no estuviera en este mismo instante unido a ti yo estaría con mi manada y no tendrías quien te ayudara.
Sonaba descabellado lo que estaba diciendo, pero tenía mucho sentido. Creo que de alguna manera nos íbamos a encontrar en cualquier momento. Sonreí
Una puerta se abrió de golpe a nuestro lado. Dejando ver a Myers y vi en ese instante en verdad parecía un líder, se paraba erguido y se veía listo para lo que fuera, aun así, no pude reprimir el recuerdo de su voz al mencionar a su padre, creo que escondía un lado vulnerable después de todo.
-Se acabó el descanso. –anunció-
Zyad y yo cruzamos miradas y después asentimos dando a entender que estábamos listos.
La verdad es que esta vez Zyad no tenía que hacer mucho porque él ya estaba entrenado y era fuerte, mientras yo tenía que hacer lagartijas, abdominales y saltar lo cual era difícil en la nieve. Al final de todo caí rendida en la nieve y no me importo que mi cara se congelara.
El dolor que había sentido en el pecho no volvió lo cual hizo que me preocupara más que antes, no era posible que un dolor así se desvaneciera en un par de segundos, además era muy joven para padecer un problema en el corazón. No entendía que estaba pasando, Zyad sentía mi preocupación y me decía que no me preocupara. Pero me era difícil pensar en otra cosa.
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Lágrimas Congeladas
FantasyMegan siempre había deseado tener una vida más interesante, sin embargo, jamás se imaginó que despertaría en un planeta desconocido, en el que los animales hablan, los ojos de los habitantes se limitan a tan solo dos hermosos colores, y la mayor pri...