Capítulo 26

401 48 1
                                    

"Nunca muestres tus puntos más débiles a los demás, a pesar de que parezca que tienen buenas intenciones"

La fría brisa de la noche golpeaba mi cara y mis pies aplastaban cualquier rama que hubiera en el suelo mientras corría a toda velocidad, de alguna manera podía mantenerme al ritmo de Aisha e incluso iba más rápido que ella, pero bueno, ella tenía piernas cortas.

"Pero ella lleva más tiempo entrenando que tú" dijo Everly. No podía discutir contra eso, era cierto, ella llevaba mucho tiempo entrenando y viviendo en el bosque, y de pronto yo era más rápida que ella.

Continuamos corriendo, no sé por cuanto tiempo, pero mi respiración estaba entrecortada, más por el miedo que por cansancio. Aisha y yo habíamos salido por algo de comer y de pronto nos encontramos con unas creaturas.

-Exterminadores –había murmurado Aisha-

En ese momento no sabía de qué hablaba y me quede plantada en la nieve, pero ella me tiro del brazo y salimos corriendo a gran velocidad, yo le había preguntado en el camino cual era el problema ya que se me hacía extraño que ella escapara de una creatura.

-Los exterminadores son técnicamente invencibles, un día estuve a punto de morir. Siempre van en grupos y eso lo hace más difícil –contestó- No son tan veloces como los guerreros u otro animal, pero con un solo rasguño de su cuerno y el veneno que contiene penetrara en tu piel y te quemarás como si estuvieras encima de fuego. No hay ninguna manera de extraer el veneno de tu interior.

Sabía que no debía hacerlo, pero miré detrás mío y vi a las inmensas criaturas, había tres en total. Los animales que había visto antes, siempre habían sido un poco más bajos que yo, pero los exterminadores... no tenía palabras. Se parecía a un rinoceronte, pero este animal no sé comparaba demasiado. Tenía la misma estatura de un rinoceronte adulto, además se parecían por el cuerno, pero este lo tenía en el centro de la frente y en vez de estar curveado hacía arriba, estaba hacía abajo y eso era lo que más se notaba en la oscuridad porque su cuerpo era café, y cuando pasaban por los arboles podías darte cuenta de que eran exactamente del mismo tono. Su cuerpo era un poco más delgado de lo que estaría un rinoceronte.

No entendía por qué, pero los animales de ahí parecían los mismos de la tierra, pero mutantes. La mayoría eran más aterradores, ya llevaba ocho noches con Aisha, sin contar las cinco que estuve inconsciente. Lamentablemente yo ya había matado varios animales, unos seis aproximadamente y siempre me disculpaba a espaldas de Aisha, pero no quería que ella sospechara, a pesar de que yo tenía toda mi confianza puesta en ella. Excepto que no le había dicho de que era humana.

No he tenido ninguna noticia de parte del animal con el que hablé hace unas noches –la cual decidí llamar misterio blanco por su forma tan misteriosa de moverse y por su blanco pelaje- tampoco me he podido comunicar con Sherak, por lo tanto, no tenía noticias de Zyad y por si fuera poco, no había encontrado huellas o cualquier pista del guerrero que roba mis sueños, de ojos color menta, por supuesto que me acordaba perfectamente de él, ¿Cómo olvidar al chico que salvaba mi vida a cada rato? Pero, su nombre, no recordaba su nombre. Como si alguien lo hubiera enterrado en lo más profundo de mi cabeza y no pudiera recordarlo, no he podido dormir y he estado distraída tratando de acordarme, pero me es imposible. Como si nunca me hubiera dicho su nombre. Ni siquiera sé con qué letra empezaba, o con cual terminaba. No sé hace cuánto tiempo lo olvide, pero llevo noches viviendo en la desesperación, algo me estaba pasando y no descifraba que era.

Hace unas dos o tres noches deje de ponerme la chaqueta, mi cuerpo ya estaba acostumbrado al frio y podía estar con la camiseta sin mangas sin ningún problema. En ese momento no solo sentía el aire chocar contra mi cara, sino que también en mis delgados brazos.

Lágrimas CongeladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora