"Una persona aprende a vivir en un mundo nuevo, pero tarde o temprano sucederá algo recordandole que nunca perteneció a ese lugar"
- ¿A dónde vamos? –pregunté curiosa-
Mi padre y yo nos encontrábamos dentro de un carro, él iba en el asiento del conductor mientras que yo iba en la parte de atrás, y no porque era demasiado pequeña para estar en el asiento del copiloto, ya tenía dieciséis años de edad y era edad suficiente para sentarse en el asiento delantero, pero estaba acostumbrada a que mi madre siempre se sentara ahí, junto a mi padre, mientras que mi hermana y yo nos íbamos atrás lo cual no era muy cómodo ya que nuestra relación se había hecha muy tensa con el paso de los años.
Mi padre, al escuchar mi voz, se tensó un poco como si no recordara que su hija estaba justo detrás de él. Vi como sus manos se aferraban al volante por unos cuantos segundos y después respondió sin siquiera mirarme por el espejo retrovisor.
-Solo voy a visitar a un amigo –su tono era seco y se notaba que sacaba las palabras de su boca forzadamente-
A mi alrededor había miles de edificios, se notaba que era un lugar urbano y repleto de tecnología, había gente caminando e incluso corriendo por la calle, estaba lloviendo así que la mayoría estaba usando paraguas; algunos se refugiaban dentro de edificios de todos tamaños, desde el más pequeño hasta el más alto, muchos de esos eran oficinas y lugares de trabajo. Mi padre giró en la siguiente calle sin siquiera poner la direccional, lo cual era muy extraño en él; siempre solía seguir las reglas de urbanidad y nunca lo habían detenido, pero ese día lo notaba muy distraído, algo que me hizo ponerme nerviosa al no saber lo que le pasaba.
Ya era de tarde, el sol estaba a punto de ocultarse y el cielo azul se empezaba a mezclar con un extraño, pero atractivo color violeta, al mirar a mi alrededor y ver todo eso; la ciudad, el cielo, las personas... e incluso el sol, me hacían sentir fuera de lugar como si no perteneciera a ese lugar, pero si no perteneciera ahí ¿Entonces a dónde?
No sabía cuánto tiempo llevaba mi padre conduciendo, pero en cuanto se detuvo frente a una casa pequeña rodeada por otras cientas iguales me retiré el cinturón de seguridad a toda velocidad y traté de abrir la puerta, pero estaba bloqueada.
- Quédate aquí –me ordeno mi padre un poco duro- no tardare demasiado
Ya se había quitado el cinturón de seguridad y salió como si quisiera evitar la pregunta que estaba a punto de formular.
- ¿Qué vas a ...?
La única respuesta que recibí fue el sonido de la puerta del piloto al cerrarse con fuerza, vi como mi padre rodeaba el frente del carro y se acercaba a la casa al costado de donde estábamos estacionados. Tocó la puerta y después la abrió un señor que se veía joven, no pude calcular cuántos años tenía, probablemente unos treinta. Su mirada se posó en mí por encima del hombro de mi padre, yo lo salude sacudiendo mi mano para ser respetuosa, pero él se volvió hacia mi padre, ignorándome por completo, y lo dejó entrar.
Bajé mi mano lentamente, sin comprender lo que sucedía y me quedé viendo fijamente la puerta que se cerraba. No pude ver el interior de la casa y a pesar de que era idéntica a todas las demás, esa en específico no me daba buena espina, traté de abrir la puerta trasera que no había intentado y estaba bloqueada pero mi padre estaba tan distraído que olvidó cerrar el auto. Me pasé al asiento del copiloto con un ágil salto y traté de abrirla, esta cedió al instante. Me bajé y en cuanto mis pies tocaron el suelo de cemento... no sentí nada. Creí que iba a sentir algo como en las películas o en los libros, algo así como que ya había visitado ese lugar o que sentía una mala sensación, pero no. Nunca había estado ahí en mi vida.
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Lágrimas Congeladas
FantasíaMegan siempre había deseado tener una vida más interesante, sin embargo, jamás se imaginó que despertaría en un planeta desconocido, en el que los animales hablan, los ojos de los habitantes se limitan a tan solo dos hermosos colores, y la mayor pri...