Capítulo 44

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"Si creías que tu mente era la única que estaba de tu lado, te equivocas, a ella le encanta jugar contigo"


A pesar del aroma a sangre que estaba impregnado en al aire, no había rastro alguno de ella, todo era tan silencioso en ese lugar arenoso y desértico, hace tiempo que no veía el sol, literalmente, solo había visto la oscuridad y la gigantesca luna llena. Giré sobre mis pies para abarcar todo el panorama, y solo dejé de girar en cuanto vi una silueta, entrecerré los ojos y fue cuando vi la figura de una mujer mirando hacía el horizonte, sin notar mi presencia. Al ver su cabello celeste reparé al instante en que era una Eléctrica.

- Deshazte de ella –dijo una voz a mi lado-

Giré mi cabeza al instante y miré hacia abajo, Zyad se encontraba ahí a mi lado sin apartar su mirada de la Eléctrica, por su rostro supe que estaba furioso, pero una parte de mí sabía que ese no era exactamente Zyad, sino más bien como su espíritu. Sabía perfectamente que él había muerto y no volvería jamás.

- ¿Quieres vengarte? –continuó- Mátala. Que sus seres queridos sufran por ella, así como tú lo haces por mí.

Al principio dude al ver la tranquilidad de la eléctrica, ella no me había atacado, pero aun así la sed de venganza era mayor que cualquier otro sentimiento. Activé el armscomp de mi mano derecha y me acerqué a ella silenciosamente, no fue difícil pues mis botas no hacían ruido alguno contra la arena. Para cuando me detuve a unos centímetros de distancia, ella seguía sin reparar en mi presencia.

Levanté la cuchilla dispuesta a enterrarla en su cuello, sin embargo, una voz me detuvo.

- No lo hagas.

Miré a mi izquierda y me encontré con aquellos ojos menta que me miraban con un gran significado, no obstante, no pude saber que quería decirme con su mirada.

- ¿La vas a matar así sin más? –negó varias veces- No te está atacando.

- Pero lo va a hacer si no la matas ahora –intervino Zyad del lado opuesto- No lo pienses más y hazlo.

- Escucha, Megan. Sé que estas herida y sé que estas personas nos están atacando, pero créeme cuando te digo que no podrás parar de matar si dejas que la sed de venganza te carcoma por dentro.

- ¡No lo escuches! –ladró Zyad-

En frente de mí la mujer se mantenía totalmente serena, ignorante de lo que pasaba a sus espaldas, dude que nos escuchara.

- Tengo que hacerlo –murmuré-

- Entonces hazlo ya –presionó Zyad-

-Si la matas ahora, solo vas a querer seguir haciéndolo y vas a cambiar, si, tal vez mates a todos los Eléctricos del mundo, pero eso jamás va a cerrar la herida que tienes dentro, solo crecerá y pronto empezarás a matar guerreros inocentes, como hizo Zara Favre.

Dejé caer mi brazo a mi costado y miré una vez más a la mujer, su cabello volaba hacía la dirección del viento, no podía ver su rostro, pero la imaginaba con sus ojos cerrados, disfrutando del clima y la naturaleza, no parecía importarle que hacía un calor infernal.

- ¿Me aprecias, Megan? –cuestionó Zyad.-

Lo miré varios segundos antes de responder.

- Por supuesto, desde el primer instante en que te vi.

- Entonces, haz que se arrepientan de mi muerte, no hace falta que lo pienses, con cada víctima, matar se va volviendo más fácil.

Lágrimas CongeladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora