"Todos somos buenos y malos, dependiendo de la perspectiva de cada quien"
Vi a mi alrededor con desesperación y pensé que en ese lugar debía de haber unas escaleras de emergencia, pero ¿Qué si al llegar al piso cinco también necesitaba una tarjeta para pasar? Además, se vería demasiado sospechoso que entrara y saliera del ascensor para dirigirme a las escaleras. Presioné un botón rojo para parar el elevador, aunque no estaba en movimiento, pero por lo que sabía eso impediría que alguien entrara. Miré a todos lados tratando de encontrar una solución a mi problema, finalmente levanté mi cabeza hacía el techo y vi una rejilla. El problema sería llegar a ella.
No había nada en que apoyarme así que empecé a saltar con mis brazos extendidos hacía arriba y me desesperé aún más al ver que mis dedos rosaban las ranuras, pero no alcanzaba a tomarla. Gruñí enojada y me pegué lo más que pude a una de las paredes, apoyé mi pie derecho en ella y me impulsé para llegar a mi objetivo. Cerré los ojos cuando estuve segura de que no la iba a alcanzar e iba a estamparme contra la pared opuesta, pero mis manos rodearon algo frio, abrí mis ojos y levanté la mirada, la había alcanzado, pero esta se estaba soltando al no soportar mi peso. En cuanto se soltó por completo llevé mi otra mano al borde del agujero, ahora abierto, y dejé que la rejilla cayera al suelo, de lo cual me arrepentí por el sonido ensordecedor que ocasiono el metal contra metal.
"Bien hecho, Megan" Everly, como siempre, se apareció en el momento más inoportuno "Era de esperarse, llamarías la atención de los guardias tarde o temprano"
Me puse de pie sobre el ascensor una vez que estuve fuera y miré hacia arriba hacía el interminable túnel que afortunadamente tenía algo de luz que pasaba a través de las puertas de cada piso, aunque no ayudaba de mucho. Mis ojos captaron varios tubos que estaban en la pared, pero decidí verlas como unas escaleras así que con cuidado puse un pie en uno y mis manos en el que estaba más arriba.
-Solo son cinco pisos –me dije a mi misma mientras empezaba a subir-
Al principio subí por los tubos con rapidez y no fue hasta que toqué un conducto caliente, que empecé a subir con más cuidado, tocando los tubos con cuidado para asegurarme de que no estuvieran calientes o flojos.
Fui contando las puertas que pasaba al subir y traté de no mirar abajo para no perder el equilibrio. Cuando ya había contado cinco pisos, me detuve y apoyé un pie y luego el otro en el borde donde se encontraban las puertas que se abrían al llegar el ascensor, solo que ahora las tendría que abrir yo a la fuerza, porque por lo visto no había ningún interruptor a la vista que lo abriera desde ese lugar. Respiré hondo cuando coloqué mis dedos en medio de ambas puertas metálicas. En la cámara de seguridad que había visto no se veían las puertas del ascensor así que supuse que podría romperlas y nadie se daría cuenta, a menos que me hubiera equivocado de piso y detrás de esas puertas se encuentre el superior con un montón de guardias.
Traté de abrir las puertas de todas maneras, pero lo único que había conseguido era quebrarme un pedazo de mi uña, ocasionándome dolor. Solté un quejido y cambié de posición, esta vez pues ambas manos en la puerta derecha y empecé a jalarla hacía mí con demasiado esfuerzo. Estaba a punto de darme por vencida en cuanto escuché un chasquido, al principio pensé que había sido la puerta, pero me atreví a ver hacía abajo y vi una luz dentro del ascensor que se encontraba quince pisos abajo. De repente empezó a moverse.
- ¿Es en serio?
Vaya suerte que tenía. Volví a jalar la puerta, esta vez con más desesperación y más fuerza, colocaba todo mi peso para que la puerta cediera, pero no había ningún cambio. No me atreví a mirar, pero escuchaba como el ascensor se acercaba cada vez más y las cadenas que lo sostenían retumbaban en mis oídos. No podía ser posible que en ese momento no tuviera fuerzas, había sobrevivido al choque de una nave la cual se destruyó y yo quedé completamente intacta, había corrido miles de veces y caído de la pared del salón de entrenamiento de mil maneras diferentes, había sobrevivido en un bosque con animales salvajes y una maniática, había roto una sujeción de acero y había saltado de veintitantos pisos. Debía de ser capaz de abrir un par de puertas de metal.
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Lágrimas Congeladas
FantasyMegan siempre había deseado tener una vida más interesante, sin embargo, jamás se imaginó que despertaría en un planeta desconocido, en el que los animales hablan, los ojos de los habitantes se limitan a tan solo dos hermosos colores, y la mayor pri...