"Aceptar la verdad es difícil, por eso tratamos de convencernos de que todo es una mentira"
Me quedé en la misma habitación en la que desperté, la puerta estaba cerrada, probablemente con seguro. Se escuchaban voces al otro lado de la pared, entonces recordé la otra puerta que estaba a la izquierda de esta habitación y supuse que era otra habitación. Se escuchaba que discutían, lo cual era extraño porque un chico estaba discutiendo con un lobo, apenas escuchaba ciertas palabras, y no porque hablaran bajo, pero es que estaba tan sumida en mis pensamientos que no lograba concentrarme en lo que decían.
Estaba acostada en la cama con mis brazos extendidos uno a cada lado, mirando el techo como si pudiera sacar de ahí mis respuestas a todo, y en ese momento me di cuenta de que no había ni un solo foco, me levante de la cama y busque con la mirada un interruptor. No lo encontré. ¿En qué clase de casa no había focos? Ahora que lo recuerdo, la luz que había afuera de la habitación era por la chimenea, pero no recuerdo haber visto algún otro tipo de luz, salvo que la luz de la luna entraba por los tragaluces de la cocina.
Me dirigí a la ventana y me asomé para ver si veía algo o alguien que pudiera ayudarme, pero no se veía ni un alma, todo estaba calmado, ya no se veía tanto viento como cuando estuve fuera, además no se veían pisadas en la nieve la cual brillaba intensamente contra la luz de la luna. Eso fue lo que me desconcentró, la luna no solía radiar tanta luz. Giré mi cabeza unos centímetros y entonces la vi, la luna más grande que había visto en mi vida, aproximadamente unas quince veces más grande de lo que se acostumbraba, tal vez más. Cerré mis ojos con fuerza y los volví a abrir, pero ahí seguía, iluminando todo a su alrededor. y esono era lo único impactante, sino que también se apreciaban las hermosas estrellas en el cielo de color único, no tenía manera de comoexpresarlo, era azulado y se mezclaba con un color purpura, como si fuera un escenario sacado de una película de ciencia ficción.
Me aleje de la ventana, pensando en lo peor
-No es posible. -repetí-
Me volví a sentar en la cama, junto a la mesita de noche, de pronto muchas cosas encajaban. Vi la cobija con la que estaba tapada hace unos minutos, o hace una hora. Era muy suave, como si estuviera hecha de la piel de un animal, eso me hizo sentir lastima, la manera en que la gente podía matar a un indefenso animal... Sacudí mi cabeza sacando esos pensamientos trágicos y traté de centrar mi atención en otra cosa, así que empecé a abrir los cajones de la mesita. En el de arriba se encontraba un libro muy grueso, la portada estaba hecha de un cuero muy liso, pero aun así no tenía un título, ni una imagen que me dijera de que se trataba.
Al abrir el libro, lo primero que vi fue una imagen, estaba dibujada a mano y parecía un animal, pero no logré reconocerlo. En la página de enseguida estaba otro dibujo, pero este parecía más un monstro que un animal; sus dientes eran muy afilados y su boca estaba abierta a más no poder, su cuerpo era corto y enjorobado. Debajo de cada dibujo estaban algunas figuras extrañas, la mayoría de ellas eran redondas pero el interior de los círculos eran diferentes, no me tomo mucho tiempo notar que estaba escrito en otro idioma. Tal vez no exactamente en otro idioma, pero no eran las letras que hubiera visto alguna vez. Moví mi dedo para parar en la siguiente página, y en la siguiente y en la siguiente. Todos tenían ese tipo de letras.
La puerta se abrió, y se escucharon unas pisadas. No necesite voltear para saber que se trataba del chico, así que no aparte mi mirada del libro.
-No es broma, ¿Verdad? –pregunte sin mover ni un musculo más que mis labios. Sentía mis ojos arder- No eres humano...
-No –me interrumpió- soy un guerrero y el que acabas de ver hace tiempo, el que tu gente llama lobo, es un cazador
Finalmente logré unir fuerzas para levantar mi mirada y verlo a los ojos.
-Si no fuera por el tamaño de la luna, el frio que hace afuera, el lobo que habla y el color de tus ojos. No creería nada de lo que me estás contando. –mi voz temblaba- ¿Acaso un cazador no es una persona que caza?
No pude descifrar el por qué, pero los ojos del chico reflejaban odio, un odio que solo se podía sentir hacia ciertas personas, pero ¿Por qué debería odiarme si yo apenas lo conocía y el apenas me conoce?
-Tú los conoces de esa manera –habló finalmente- aquí son cosas diferentes
Negué lentamente
-No me lo creo...
- ¿Y por qué debería creer yo lo que tú me dices? –dijo bruscamente- ¿cómo sé si no planeas algo?
- Estoy bastante segura de que, si hubiera llegado a este lugar con algún plan entre manos, al menos hubiera traído armas conmigo –Cerré el libro y lo deje arriba de la mesita- y dudo mucho que hubiera venido sola.
Él se limitó a entrecerrar los ojos levemente, buscando alguna señal en mi rostro que indicara que estaba mintiendo, pero al no ver nada raro en mi comportamiento, habló.
-Sea como sea, tienes que volver a tu planeta lo más pronto posible
- ¿No lo entiendes? –levante un poco la voz, más de lo que me hubiera gustado- ¡No sé cómo llegue aquí, me he despertado en un bosque de lo más tenebroso y de pronto me ataca un lobo o cazador, como lo llames, que puede hablar!
-baja la voz –ordeno impaciente-
- ¿O qué? –pregunté con el mismo tono de voz- ¿O van a venir a matarme?
El chico levanto el brazo derecho, con el puño adelante, había algo negro, probablemente de metal, que cubría todo su antebrazo hasta la palma de su mano y solo dejaba al descubierto la punta de sus dedos. Por un momento creí que iba a golpearme, pero de lo que fuera que había en su antebrazo, salió una hoja afilada de metal, aunque era de color negro opaco y apenas lo distinguí en la oscuridad, me tomo un tiempo notar que era una espada y que estaba a tan solo unos centímetros de mi rostro. Jamás había visto una espada, mucho menos que fuera completamente negra.
-Te he ordenado algo –dijo con voz grave- voy a dejar que te quedes aquí, en esta habitación hasta que encontremos la forma de mandarte a tu planeta, por lo tanto, tienes prohibido salir o hacer cualquier cosa para llamar la atención. ¿Entendiste?
Él bajó su espada al mismo tiempo que yo sentía con la cabeza para que supiera que había aprendido mi lección y en menos de un segundo, la hoja del arma volvió a entrar en donde había estado desde un principio. Tragué en seco y no sé cómo, pero logre hablar.
- Hace unas horas me dijiste que si salía me matarían –baje la mirada al suelo- ¿Quiénes y por qué quieren matarme?
- Los demás guerreros –respondió muy serio, aunque desde un principio siempre lo estuvo- cuando se desató la guerra contra los humanos, se perdieron muchas familias. En otras palabras, todos te odian.
El apartó la mirada y empezó a dirigirse a la salida.
- Espera –lo detuve- si vamos a estar juntos por lo menos debería saber tu nombre. Yo soy Megan.
Esperé por su respuesta, él estaba parado frente a la entrada dándome la espalda, parecía estar pensando en su respuesta.
-Myers
Dicho esto, salió de la habitación dejándome pensativa. Solo me había dicho su apellido aun cuando yo le había dicho mi nombre, ¿Se suponía que debería llamarlo Señor Myers o algo parecido? Que chico tan extraño.
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Lágrimas Congeladas
خيال (فانتازيا)Megan siempre había deseado tener una vida más interesante, sin embargo, jamás se imaginó que despertaría en un planeta desconocido, en el que los animales hablan, los ojos de los habitantes se limitan a tan solo dos hermosos colores, y la mayor pri...