Capitulo 14

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...

Antes de abrir la puerta escuchó una pequeña conversación...

-Más... más rápido... se nota que no coges hace mucho.

Se escuchó la cama rechinar -¿Te gusta así?- Se escucho unos gemidos, después hubo un silencio.

-Me gustaba más como cogíamos antes.

-¿Como el día de mi cumpleaños?

-Si, cogimos toda la tarde mientras tu noviesito idiota organizaba tu fiesta- se escuchó unas risas.

-Aún no entiendo por que te casarás con él, ni siquiera te satisface como yo lo hago. Es un gay total y creo que ya te contagio.- Volvió a hablar esa mujer.

-Claro que no, yo aún conservo mi hombría. Además Joel podrá ser un completo gay pero...

-Vamos, no vas a decirme que lo amas. Si fuera así no te acostarías con cualquier mujer que se te cruza por el frente.

-Callate, tú no me conoces.

-Te conozco mejor que nadie. Cogemos hace casi tres años.- El corazón de Joel se rompió, tres años era más tiempo del que ellos llevaban juntos.

-Cierra tu boca y mejor ponte en posición. Quiero coger otra vez.- dijo Erick

-Claro. Ya quiero que llegues después de tu luna de miel y coger contigo, siendo hombre casado.- Se escuchó risas, gemidos y otra vez esa maldita cama rechinar.

Joel ya no aguanto más, abrió la puerta, prendió las luces y vio todo con sus propios ojos.

Antes de que se diera cuenta un montón de lágrimas caían por sus mejillas. Su cuerpo no le respondía, dejó caer la botella de champán y esta al chocar contra el piso se rompió en mil pedazos.

Ambas personas que estaban aún desnudas en la cama lo miraban muy sorprendidos.

Joel quiso salir de ahí pero sus movimientos fueron torpes. El piso estaba resbaloso gracias al champán. Joel cayó de rodillas al piso.

Este momento era real, se lo confirmó el dolor que sentía por los vidrios incrustados en sus manos y la sangre que chorreaba. Si fuera un sueño ya habría despertado

Erick se puso su pantalón rápidamente y corrió hacia Joel muy asustado. -¿Estas bien?- trato de levantar al rizado.

-¡¡No me toques!!- gritó Joel -me das asco...- se levantó como pudo y salió corriendo de ahí. Erick lo siguió inmediatamente.

Joel buscó sus llaves. Sintió que alguien lo sujetaba del brazo, de un movimiento brusco se soltó del agarre quedando en frente de Erick.

-¡¡No vuelvas a tocarme en tu vida!! Me tocabas con esas mismas manos con las que la tocabas a ella, me besabas con esos labios que también la besaban a ella. Me das asco. Y yo que iba a dejar que en nuestra luna de miel tú me hicieras el amor a mi...

-¿Qué? Joel... dejame explicarte...

-¡No quiero oír tus mentiras!- agarró las llaves de la que alguna vez consideró su casa y las arrojó a la cara de Erick. -Ten tus llaves, jamás pienso volver aquí. No volverás a mirarme.- dicho esto salió corriendo hacia su auto.

Erick no podía considerar la idea de no volver a mirarlo, corrió tras él. Joel se subió a su auto y aseguró la puerta. Erick se puso a golpear la ventana de su coche.

-Joey sal de ahí, hablemos las cosas ¿si?
Yo te amo Joel, mañana nos casaremos y luego nos iremos de luna de miel. Cuando volvamos dejare que pintes la casa del color que quieras, adoptaremos todas las mascotas que quieras y plantaremos muchas rosas en el jardín.

-¡¡Mierda!! ¿Porque no enciende el auto?- murmuraba Joel. Quizá estaba demasiado nervioso y no podía meter la llave correctamente, pero finalmente el auto encendió.

-Quedate conmigo Joey. Yo te amo...

La ventaba del lado del conductor empezó a bajar. Una pizca de esperanza se notaba en los ojos de Erick.

-Si me amaras no te acostarías con esa puta por tres años.

-¿Es-escuchaste...?

-No soy idiota solo estaba enamorado.- Agarró una bolsa que estaba en el asiento del lado, eran los chocolates que había comprado. Casi se los lanzó por la ventana a Erick. -Son tus favoritos, cometelos todos. Y haz me un favor cogete a esa puta una, otra y otra vez hasta que recuperes la hombría que te quitó este gay. Jamás volverás a reírte de mi ¡¡Vete a la mierda, Erick!!

Dicho esto Joel arrancó el auto y se fue dejando a Erick mudo, quien unos segundos después de reaccionar cayó de rodillas al piso y se echó a llorar como nunca lo había hecho. Sentía un dolor que le desgarraba el alma, solo quería llorar, no le importaba que fuera demasiado de noche, que hacia frío o que estaba en la acera afuera de su casa semi desnudo.

Solo quería llorar.

Perdió el amor más hermoso que había sentido jamás, el cual él mismo se prometió que iba a ser para siempre.

Le dolía tan fuerte, que no sabia si quiera que existía ese dolor. Pero... se lo merecía.

...

Mirame (Joerick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora