Epílogo

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Cuando abrió los ojos lo único que pudo ver es verde, verde y más verde.

-¿Donde estoy?- es lo que se preguntaba. ¿Todo lo que vivió, era un sueño? o ¿esto era un sueño?

Se levantó del césped confundido y recorrió la colina hasta llegar a la punta, no había nadie.

¿Qué se supone que estaba haciendo ahí?

Al llegar a la punta de aquella colina verdosa pudo divisar el mar, hermoso y azul, como el cielo despejado. Era tarde y había una temperatura templada.

Respiró hondo y sintió paz como hace mucho no sentía. El viento golpeaba su rostro, era fresco. Se sentía bien, pero estaba solo.

¿Por qué estaba solo?

Buscó con su vista una vez más y lo vio, a orillas del mar, alguien sentado sobre la arena. Alguien a quien el viento también golpeaba en su rostro y hacia que sus rizos volaran de un lado a otro.

Su corazón latió a mil por hora, antes de quedarse sin aire o que las lágrimas inundaran sus ojos corrió, tan rápido como sus pies se lo permitieron, colina abajo hacia el mar.

Cuando solo estaba a un par de metros del rizado sus pies temblaron y su corazón se paró, tuvo miedo.

La otra persona notó la presencia de alguien atrás de él así que volteo y en cuanto sus ojos se volvieron a mirar, él le brindo al chico de ojos verdes que lo miraba como la primera vez, con amor, la sonrisa más grande y feliz del mundo, como si al fin llegara lo que estaba esperando.

Y entonces Erick lo entendió, este era su cielo.

Joel le hizo una seña para que se sentara a su lado. El ojiverde no dudó en acercarse aunque aún retenía las lágrimas en sus ojos.

-Pensé que tardarías más en llegar, ya sabes un par de años más al menos.

-Yo... necesitaba mirarte.

Joel esbozó una sonrisa pero pronto sus labios temblaron, cerró los ojos fuertemente, no quería llorar. -Lo siento...

Los ojos de Erick se tornaron brillosos, el nudo en su garganta no lo dejaba en paz.

-Lo siento, por el dolor, por las lágrimas, por las decisiones, por todo lo siento tanto.

-Yo lo siento, por la cobardía, por la idiotez, por el dolor, por las lágrimas, también lo siento.

-Ambos nos equivocamos ¿no? No defendimos nuestro amor.

-Pero estas aquí, estuviste aquí esperándome. ¿Por qué?

-Por que te mentí, siempre si somos almas gemelas.

-Joey... ¿me abrazas?- el rizado rápidamente lo rodeo con sus brazos. -te extrañe...- Erick ya no podia retener sus lágrimas -no me sueltes, no te vuelvas a ir.

-No lo haré jamás, pero ya no llores. Se supone que aquí todo es felicidad.

-Perdoname...

-Ya lo hice, en cuanto leí tus cartas.- Erick le mira confundido y a la vez tímido. -Si, me llegaron. ¿Me perdonaste tú?

-No tengo nada que perdonar, eres el amor de mi vida.

En este preciso momento el mar está meneando sus olas suavemente, el cielo está tomando un color naranja, el viento se calmó y en algún universo paralelo donde las almas de los que ya no están vivos descansan, dos chicos que no pudieron ser completamente felices en esta vida están amándose sin limites. No más prejuicios, ni inseguridades, no más miedos, ni dolor, no más errores solo amor.

Al fin sus cadenas llenas de culpas y rencores se soltaron.

El beso que se dan ahora es uno de muchos que se darán. El brillo que desprenden sus ojos no se apagara. Sus cuerpos unidos jamás se separaran. El amor que desprenden sus almas no se va a ocultar, no otra vez.

-Mirame aunque tú, ya no me quieras mirar...

-Erick yo siempre te quiero mirar.

-Joel, tenias que completar nuestra canción.

Y ahí se quedaron contemplando el mar, en su cielo. Mirándose eternamente.

Mirame (Joerick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora