CAPITULO DIECINUEVE

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CAPÍTULO DIECINUEVE

Martes

De madrugada

Tras el cristal del salón de observación, Keri, Ray, y Hillman observaban a
Auggie mientras iba y venía en la Sala de Interrogatorio 1. Nadie le había
dirigido la palabra en los cuarenta y cinco minutos transcurridos desde que Keri
le había prometido que su salud dependía de su cooperación. Detectives de toda
clase, patrulleros, y forenses estaban en el Blue Mist Lounge, procesando el
callejón donde un sospechoso le había disparado a un oficial. Auggie estaba
jodido. Encaraba una docena de cargos, entre ellos el de homicidio en grado de
frustración. Todos querían hacerlo añicos.

Hillman miró a Keri. Ella sabía que él estaba molesto por tener que volver a la
estación a mitad de la noche.

—Tienes cinco minutos, máximo. Si el sujeto llega a decir la palabra
“abogado”. quiero que de inmediato dejes de hablar y abandones la habitación.
Quiero a este sujeto fuera de las calles y eso significa que vamos a seguir el libro
al pie de la letra. Solo tenerlo aquí en lugar de en una sala de emergencia es un
riesgo. No quiero que un defensor poco hábil logre, en un abrir y cerrar de ojos,
que lo pongan en libertad. ¿Nos estamos entendiendo?

—Sí, señor.

Keri le tomó un segundo arreglarse la blusa y apartar los pelos de su cara.
Tenía un potente dolor de cabeza y posiblemente una costilla fracturada. Pero
no quería que Auggie pensara que le había hecho aunque fuera un rasguño.

Entró en la Sala de Interrogatorio y dijo: —¿Me recuerdas?

Auggie comenzó a decir algo, pero Keri hizo un gesto para que callase.

—No digas la palabra “abogado”. Si lo haces tendré que dejar de hablar y
entonces no podré ayudarte.

Auggie se burló de ellas.

—Ustedes nunca se identificaron —dijo él—. Pensé que iban a robarme o algo
así. Por eso corrí. Afuera en el callejón cuando disparé, fue en defensa propia.
Tengo licencia para portar armas. Puedes revisarlo. No hice nada malo.

Keri puso los ojos en blanco.

—Mira, como están las cosas, vas a pasar algún tiempo en la cárcel. Pero que
ese tiempo sea cinco o cincuenta años depende de cuántos amigos puedas hacer
en los próximos cinco minutos. Tienes ante ti una única oportunidad. Háblame
de Ashley Penn.

Auggie no necesitó que se lo repitieran.

—Personalmente nunca le vendí nada a ella, o a cualquiera.

Era una mentira, pero Keri la dejó pasar. Sentía que venía algo más.

—¿Pero...?

—Pero escuché el rumor de que ella frecuentaba el sector desde hacía tiempo,
si sabes lo que quiero decir. También escuché el rumor de que ella recientemente
había hecho una compra importante porque se iba a otro estado. Quería
disponer de una reserva hasta que pudiera encontrar un proveedor por allá.

—¿A qué estado?

—No lo sé.

—¿Quién se iba con ella?

—No lo sé.

—¿Era un tipo de pelo largo?

—Sé a quién te refieres. El tipo rockero —dijo Auggie—. No, no era él. El
rumor era que se trataba de una de sus novias.

Esto es nuevo. ¿Tenía Ashley otra relación y Walker se enteró? A él no le
gustaría.

—¿Puedes describir a esta chica? —preguntó ella.

UN RASTRO DE MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora