CAPITULO VEINTICINCO

40 2 0
                                    

CAPÍTULO VEINTICINCO

Martes

Media mañana

Mientras Keri volaba por los caminos serpenteantes de la Autopista 18 hacia
el Lago Arrowhead, su teléfono sonó. Ella había esperado que allí arriba, en las
montañas, no tendría conexión y la llamada iría directo al buzón de voz. No
tenía tanta suerte. Contra su propia lógica, contestó, activando el altavoz.

La voz del Teniente Hillman se escuchó alta y clara.

—¿Dónde estás? —quiso saber él. No estaba gritando, pero ella estaba segura
de que él estaba haciendo un buen esfuerzo.

—Voy a la cabaña de Payton Penn en el Lago Arrowhead.

—Devuélvete ahora mismo —dijo él—. Ya te dije que el Condado y el FBI se
estaban haciendo cargo del caso. En lugar de seguir mis órdenes, ¿tú decides
acosar a un senador de los Estados Unidos?

—Yo no lo estaba acosando. Lo estaba investigando.

—Keri —casi sonaba como si estuviera suplicando.

—Stafford tiene un medio-hermano, Payton Penn, quien dejó una nota en su
buzón.

—Ya lo sé —dijo Hillman.

—¿Lo sabes?

—Sí —dijo él—, y lo estamos chequeando. Pero hasta ahora lo que dijo el
senador parece confirmarlo. Todo apoya la teoría de que ella escapó. A lo más,
este es el intento de un aficionado de aprovecharse de la situación para realizar
una extorsión. Penn no lo quiere denunciar. Es un tema familiar que él quiere
manejar en privado

—Debemos al menos verificarlo.

—Los Federales lo están haciendo. Y si algo surge, ellos profundizarán en
ello. Pero el que estés yendo para allá solo atrae la atención hacia algo que Penn
quiere mantener en silencio.

—¿Trabajamos para él ahora? —preguntó ella, más mordaz de lo que
pretendía.

—¡Alto, Detective! —gritó Hillman- Quiero que te devuelvas ahora mismo.
Oficialmente estás fuera de este caso.

—Mire, ya casi llego donde Payton. Solo verificará que Ashley no está allí.
Entro y salgo en cinco minutos.

—Detective Locke —dijo él con una voz baja y calmada que la preocupó más
que cuando él gritaba—, eres una policía extremadamente hábil. Pero tu
insubordinación es inaceptable. Te suspendo del servicio activo, con efectividad
inmediata. Regresa a la estación y entrega tu placa y tu arma. Continuarás
recibiendo tu paga en espera de una audiencia formal, si así lo solicitas. Pero a
partir de este momento, no estás, autorizada para actuar como un miembro del
Departamento de Policía de Los Angeles. ¿Me has comprendido?

Keri sopesó esas palabras, bien consciente de que este era un punto de no
retorno. Pero había tenido muchos de esos en el pasado. Este no era ni de lejos el
peor. Así que habló.

—Teniente Hillman, ¿sigue allí?

—Detective... —gruñó él.

—¿Teniente, está allí? ¿,Hola, hola? Creo que lo estoy perdiendo. Su voz se
corta.

—Locke, no pretendas...

Keri finalizó la llamada.

Keri estacionó a unos cuatrocientos metros bajando por el camino que pasaba
por la cabaña de Payton Penn, en lo profundo de las Montañas San Bernardo. Se
bajó lentamente, sorprendida por lo aislado de la zona. Sintió ese nudo tan
familiar en su estómago mientras se preparaba para lo que podría encontrar y
recorría el resto del camino a pie.

UN RASTRO DE MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora