♠14♠ ||Editado||

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No puedo estar más feliz en estos momentos en que estoy con mi hermoso esposo, mortal cuando quiere y un jodido salvaje en la cama, lugar donde desato mis más bajos instintos para complacer y ser complacido por mi amante. Y sí, mi fetiche de pintarle desnudo también incluye el verlo dándose placer a si mismo y plasmar en lienzo cada emoción de excitación hasta cuando llega a varios orgasmos. 


Dejando de lado mis juegos morbosos con mi esposo, esta vez no le pinto sino que le escucho leer a mi pequeña de un año de nacida. Estamos en los Elíseos, en una parte especial donde el tiempo pasa rápido para los del exterior, eso para agilizar las cosas con el plan de por fin demostrarle a mi hermanito menor que Yo merezco algo mejor que solo el Inframundo y un puñado de asquerosas almas corruptas por los pecados más mortales. 


Suspiro imaginando la destrucción de Zeus y principalmente de Athena.  Prosiguiendo con la hermosa realidad, en donde en el mundo fuera de los Elíseos ha pasado solo medio año desde que Tenma tenía ocho meses de embarazo, mi pequeña se encuentra en el regazo de mi Rey de la  Oscuridad quien le recita una novela. 


Me acerco con cuidado a la cama, donde la pequeña azabache de ojos chocolate con un destello rojizo estaba recostada,  que termina quedando en medio de mi castaño favorito y yo. Me atrevo a hablar en bajo y en calma cuando Luka se queda dormida. 


---Adoro tu voz, más cuando la escucho proclamando mi nombre en gemidos descontrolados - Sonrío, estiro mi mano hacia él para acariciar su ya notable vientre de seis meses. Si, no hemos estado perdiendo el tiempo y ya hay un segundo heredero. 


---Deberás esperarte hasta que Dante hubiese nacido. - Ríe en bajo para no despertar a nuestra princesa,  es pequeña pero aprende demasiado rápido a que Tenma y yo le leíamos estando aún en el vientre de mi amado.  Le miro a esos profundos e hipnotizantes ojos castaños con ese tono rojizo que la luz descubre en ellos- Ya es tiempo de volver Mi Señor, deseo restregarle la cara a esa idiota nuestra felicidad. 


---Si eso deseas, entonces en unas horas nos vamos. Descansa que cuando despiertes, estaremos en nuestros dominios. - Me asiente y se acomoda para dar su siesta, mientas yo voy a preparar todo para irnos. 




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Han pasado unas dos horas desde que ya estamos en el Inframundo.  Me encuentro recibiendo informes sobre las actividades realizadas por mi enemigo en este año, me entero de que cierta diosa estúpida ha bajado a mis territorios para querer llevarse a un Tenma que no estuvo, eso por suerte pues ahora está delicado. 


Río por su idiotez, ya me imagino la cara que pondrá cuando se entere de mi dicha. Oh, hablando de la zorra de Roma, llega la puta que se asoma. Tanto mis espectros como yo nos ponemos alertas. Por todos los dioses, está horrible.  Ojeras enormes, cabello descuidado así como su vestimenta demasiado sucia, me da asco de solo verla. 


--- Es un suicidio hacerte presente sin ninguna protección en mi palacio, Athena. 


--- Hades, te imploro que me dejes verlo. Es un suplicio no saber nada de él, no se si está enfermo, si no lo torturas o siquiera si sigue vivo - ¿Qué? ¿La zorra de la guerra me está implorando?


---Sin duda este es el mejor día de mi inmortal vida ¿Tú implorando ver a quien ahora es MIO en toda la extensión de la palabra? - Me permito soltar una gran carcajada, esto es mejor de lo que una vez soñé. Y justo para colocar la cereza en el glorioso pastel, llegan Luka cabalgando a mi pequeño Cerberus y detrás de ella llega Hypnos, quien la perseguía jugando a ser la princesa que destruía a una diosa aquí presente. 


El desagradable rostro de Athena se descompone en una gran confusión, Hypnos y Luka se detienen al notar a la intrusa. El rubio retoma compostura estando avergonzado de exponerse así ante esta estúpida, atrás llega mi amado Tenma quien va a darme un fogoso y delicioso beso importándole poco la presencia de la zorra.


Se sienta en mi regazo acariciando su precioso vientre. 


---¿Te-Tenma? No-o... Esto no puede ser... No pudiste haberme traicionado y caer tan bajo.- Ella tapa su boca estupefacta, no se la cree. Joder que esto es increíblemente superior a mis más locas fantasías en donde pisoteo el orgullo de esta inepta.  Tenma suelta una risa burlona y la mira.


---Por supuesto que no Athena, yo no te traicioné.- Ella relaja sus facciones- Tú maldita ofrecida, fuiste la que nos has traicionado. Lo se todo, cada sucia treta y acción que realizaste en contra de tus propios aliados. 


---¡Claro que no Tenma! Yo jamás hice nada malo, todo lo que Hades te ha dicho es mentira. - Asegura dolida, que ilusa.


---Que patética te vez Athena. Nadie me dijo nada, todo lo he visto con mis propios ojos. - Suspira para no salirse de sus cabales, la sonrisa maligna no abandona sus labios- Además eso ya no importa. Tengo lo que siempre he soñado:  un hombre al que amo con todo mi ser, una preciosa hija fruto de nuestro amor y nuestro segundo retoño, un varoncito. 


---Tenma... No se que te hicieron pero recuerda que Tú me amas a mi, no a ese imbécil. Yo puedo darte unos mejores hijos que esos que crees tener... ¡¡Esos bastardos ni siquiera debieron nacer, son una abominación!! - Ni yo me creía lo que pasaba. Tenma a una velocidad sobrehumana dio tremenda bofetada a la maldita por sus palabras.  Mi esposo comenzó a alterarse así que rápidamente vestí mi armadura y atraje a Tenma a mis brazos alejandolo de esa desgraciada. 


---No te permito que insultes a mis hijos, entiéndelo de una maldita vez Athena. Tenma es Mio y de nadie más. Has perdido a todos, no tienes nada maldita bastarda -Desenfundé mi espada e hice arder mi furioso cosmos. No la iba a dejar convida, al menos quería su lengua rebanada en el suelo. 


--- No he dicho nada más que la verdad. Son unas mosntruosidades, bastardos de dos hombres, es asqueroso siquiera verlos y le juro qu...- La muy estúpida no pudo terminar su jodido discurso cuando un gran cometa rojo y oscuro pasó por nuestro lado e impactar de lleno en la desgraciada. 


Eso hizo que fuera lanzada a unas cuantas columnas destruyéndolas a su paso. Hypnos -quien ya tenía su armadura puesta-, Tenma y yo miramos boquiabiertos a mi princesa con aquel artefacto que se encargaría de protegerla, el cosmos de ella ardiendo hasta el infinito y y su posición similar a la clásica tecnifica de mi esposo.  Pegaso Negro, una armadura hecha con partes de la mía y reutilizando la de Athena, es fiel a mi y amis herederos, a su primer dueño y ha respondido con éxito al llamado de mi princesa. 


¿Quién lo diría? Hace un momento ella jugaba con Cerberus y ahora golpea a los dioses, estoy tan orgulloso de mi hija. 




A Ella Tu Lealtad, A Mi Tu Cuerpo [Dedicada A @rosaliaocejo] ||2da Edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora