Nuevamente el amanecer me lleno el alma, fue tan hermoso ver como el sol iluminaba el jardín y parte de mi balcón. El amanecer me tranquiliza el alma y me dice que hay un número día y que puede ser especial, que aún tengo la oportunidad de olvidarlo todo y empezar de cero.
A las 7 en punto baje las escaleras y tome asiento en la mesa aun vacía, recosté mi cabeza mientras los ojos se me cerraban por el cansancio extremo y el exceso de alcohol a tan altas horas de la madrugada, solo necesito unos minutos para dormir y recobrar las energías.
-¡BUENOS DIAS! – Me sobresalte incorporándome de un solo golpe – Buenos días solecito.
-¡Nick! – Chillo Mónica, ella coloco su mano sobre mi hombro – Podrías haberle causado un infarto.
-Pero no fue así – dijo. Se acercó a Mónica y beso su frente de repente, abrí mis ojos sorprendía por aquel acto – Buenos días.
-Basta...-le dijo entre dientes y vi como movió sus ojos hacia mí ''discretamente''. Sonreí y sabía por dónde iba el temilla este. Ella carraspeo y se estiro la blusa bruscamente - ¿Algo en especial?
-Una aspirina – le dije. Ella asintió y froto mi hombro antes de irse a la cocina. Mire a Nick y el arqueo una ceja – Uy...que intimidante.
-Llevo el apellido Grey, para mí es un privilegio – me dijo con un tono más grueso del normal. Solté una risilla y me recosté en la silla cruzándome de brazos.
-¿Crees que por tener el apellido, Grey, eres mejor que Christian? – le pregunte. Me mostró una sonrisa de lado que me confirmo todo. – Nunca-jamás-en-tu-vida, serás mejor que el verdadero Christian Grey. Jamás.
-Tu puedes ser mi Anastasia y averiguarlo – se inclinó sobre la mesa – Sé que has visto y leído todo sobre esa maravillosa obra erótica, y sé que me piensas mientras te tocas e imaginas que te ato contra la cama con mi corbata mientras recorro tu cuerpo desnudo con mis besos. Sé que mueres porque te bese el cuello y otras zonas ocultas, sé que lo deseas, Savannah.
-¡Buenos días, chicos! – saludo alegre mi madre. Lleve rápidamente mis manos a mi mejilla, están caliente y seguramente rojas. Me puse de pie y camine rápidamente hacia la cocina, Mónica sostiene el vaso con la aspira en su mano, la tomo enseguida y me bebo el agua con desespero.
-¿pero qué te ocurre? – me pregunto con desespero - ¿Tienes calor? Estas roja.
-No – abrí la nevera en la parte del congelador, introduje mi cabeza y deje que el aire frio bajara la vergüenza y el color en mis mejillas. Cerré mis ojos disfrutando de la frescura en mis mejillas
-Buenos días señor Grey – abrí mis ojos de inmediato al escuchar a Mónica, cerré la puerta del congelador y me gire hacia Robert. El me miro por unos segundos con ambas manos dentro de su pantalón de chándal - ¿Desea servirse algo señor Grey?
-Estoy bien Moni, lleva el desayuno de siempre a mi señora – aquello me sorprendió, la forma en la que trata a mi madre pone en duda si ellos realmente se aman. ¿estaré equivocada? – Se que hoy iras al instituto – asentí – Quiero que después de que te asees y te cambies, pase por mi oficina, quisiera hablar contigo unos minutos.
-No, lo siento. Lo que me vaya a decir lo tomare muy mal, no es el mejor momento para tener una charla – le dije de inmediato mientras Mónica preparaba todo a sus espaldas – Lo siento.
-Entonces te veré en mi oficina, en un rato – toco mi hombro delicadamente y siguió a Mónica dejándome a solas en la cocina, en aquel momento por mi cabeza paso el tomar un cuchillo y cortarme la garganta.
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Más Que Esto
Teen FictionSavannah Kinnear es una estudiante de ultimo que año que se entera que su madre contrajo nupcias con un hombre multimillonario dueño de varias empresas tecnológicas Savannah tendrá que dejarlo todo atrás para empezar una nueva vida junto a su nueva...