Capítulo 12

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Mi padre siempre me ha dicho que a una mujer se le conquista con pequeños detalles, a mi no me apetecía conquistar a nadie pero debido a lo que pasó la noche anterior decidí hacerle en desayuno a Ángela, esa noche pegué poco ojo después de hablar con Rafa, me acosté, ella se movía inquieta pero hubo unas horas en las que se durmió en mi pecho y descansó que lo necesitaba. Estaba preciosa con el pelo revuelto, los labios hinchados y esos ojos recién abiertos. Se veía tentadora.
-Buenos días enana.
Me salía ponerle motes cariñosos supongo que  me parecía adorable.
-Ya sé que soy una enana, pero dejame dormir.
-Ángela he hecho el desayuno despierta. Ya.
-Ni que fueras mi padre.
-Peor, soy tu profesor.
Empezó a desperezarse en la cama cuando Rafa entró a toda hostiaa la habitación.
-Hola preciosa, tienes que salir. Esto último lo dijo dirigiendose a mí.
-¿Qué pasa?
-Sandra
Mierda, podía pasarme algo peor en la vida que esta mujer. Puta acosadora.
-No te muevas de aquí. Le dije a Ángela. En estos momentos ahora que estoy contandoos la historia me doy cuenta de que en aquel momento no tenía que haberle dicho a Ángela que se quedara en la habitación, primero porque no eramos nada y segundo porque yo estaba soltero. Quizá fue para protegerla de esa bruja aunque de poco sirvió. En el salón me la encontré mirando todo como si estuviese estudiando punto por punto.
-Qué coño haces tú aquí.
-Ver a mi novio que me tienes desatendida.
No pude quedar más perplejo como una persona podía tener tanta cara.
-Cómo tengo que decirte que no soy tu novio, olvidate de mí.
-Hay otra verdad y seguro que está aquí.
Yo me callé no tenía por qué darle ninguna explicación. Me hizo a un lado y entró a mi habitación, le costó poco encontrarla, el piso no era muy grande. Pero allí el percal que me encontré no me lo hubiera esperado. Se que le dije que le pidiera salir pero de ahí a besarla había un trecho.
-Uy Rafita perdón, he interrumpido.
Mis ojos estaban oscuros de la ira que tenía
-Encantada guapa soy Sandra la novia de Hugo.
-Di adiós Sandra. No quise mirar a ninguno de los dos, el sabía que me gustaba y fue y la besó en ese momento no entendí porqué pero más adelante sí.
Cogí a Sandra del brazo y la eché de mi casa. Y después tiré todo lo que había preparado y me fui a correr, que se las apañasen los dos sólos. Siempre que Sandra entraba en mi vida, me jodía algo y estaba ya harto.

¿Casualidad o causalidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora