Todo en mi mente daba vueltas. No podía ser verdad. Hugo. Mi profesor. Beso. No podía procesarlo, jamás imaginé que él intentara algo conmigo y que beso chicos. Fue el mejor beso de mi vida, una lástima que me lo diese por pena, se había ido sin nisiquiera decirme adiós me dejó allí, sola, con su amigo raro que encima me habia besado sin previo aviso y que para colmo el aliento le olía a pescado. Vaya momento pasé, quisierais verme la cara pero no seais malos no os cebeis mucho en esta porque habrá muchas más para reiros de mí.
La novia de Hugo era la típica tía de revista super delgada, era todo lo contrario a mí. Seguía dándole vueltas en mi cabeza al beso, así que ignoré durante un rato a Rafa que me hablaba y yo no me enteraba. Muy propio de mí eso de ir en mi mundo.
-No creo que Hugo vuelva pronto, asi que ¿quieres desayunar?
Quizás en otra situación le habría dicho que si pero estaba molesta por ese beso, además aún recordaba ese sabor a pescado y solté sin ánimo de ofender una perla de las mías.
- Va a ser que no. Oye mira una cosa que quería aclarar, respecto al beso...
-Entiendo que te haya gustado pero...
Ese tío me estaba cabreando y finalmente la solté.
- Pero nada yo lo único que quería decirte era que el aliento te huele a pescado y existe una cosa llamada pasta de dientes y cepillo para limpiartelos, ahora si no te importa me voy a mi casa a desayunar.
En verdad no pensaba ser tan dura pero me fui y me pegué unas buenas risas a costa de su cara. Ese tío acabaría cayéndome bien. Más adelante sabréis porqué. Estaba haciendome el café cuando me llamaron al teléfono.
-¿ Digame?
-En breves llego a casa con tu coche dime que me vas a hacer tus huevos revueltos para desayunar tengo un hambre que me comería cualquier cosa.
-Está bien, mi turno en el hospital es por la tarde. ¿Qué tal te ha ido?
-Bien, mejor de lo que pensé. Mi jefe ha dicho «Magdalena parece que llevas trabajando en esto toda la vida.» y me guiñó el ojo. No sabes como me pone es super atractivo casi tanto como tu profesor. Por cierto cómo fue la noche.
- Hay novedades no tardes y cuidado con el coche, los huevos se te van a poner fríos.
Le colgué a Mada era hablar de él y ponerme caliente, aún no podía creerme lo de la noche anterior y mucho menos podría creerme lo que iba a pasar en mi vida esa misma tarde.
Cuando Mada llegó y no tenía muchas ganas de hablar encima ella venía muy cansada. Me duché y arreglé y pasé por el hospital, respecto a los progresos de Rosana en ese momento chicos no podría contar mucho seguía en coma inducido, según los médicos pronto la despertarían y posiblemente no quedarán muchas lesiones, al salir del hospital fui a ver su coche, bueno lo que quedaba de él era una pena verlo. Cuando llegué a la academia todos mis niños me sonreían expectantes a que empezara la clase, realmente me daban energía, Daniel hasta me trajo un dibujo donde saliamos él y yo abrazándonos, aunque fuese muy distinto a esa imagen que os habeis creado para mí era precioso, la imaginación de los niños no tenía fin, las clases acabaron y pensé en corregir exámenes en la academia sola pero preferí ir a tomarme una coca cola miéntras corregía exámenes interminables. La cafetería que escogí era chiquita, acogedora y preciosa, me hacía sentir como en casa, al ser invierno ya estaban colocando los adornos y esta tenía un árbol de navidad de libros, un sueño hecho realidad.
-Qué desea tomar
-Un cola cao y un trozo de tarta de zanahoria.
Mi postre favorito, todos los días me comería un trozo si no tuviese tanto culo.
-Enseguida le trae la orden mi empleado señorita. La señora que me atendió tendría una edad entre 50-60 años y se conservaba genial. Tenía un pelo blanco precioso.
Me puse manos a la obra y no me cundía nada, en mi mente aparecía Hugo una y otra vez pero me obligué a olvidar eso.
-Un cola cao por aquí y tarta de chocolate por aquí.
-Era de zanahoria. Dije sin levantar la vista.
-Oh disculpe, enseguida se lo traigo.
-No se preocu...
Nuestras miradas se cruzaron y no podía ser de pronto la cafetería era el último sitio en el que deseaba estar, ya no era hogareña, ni si quiera algo acojedora. Todo por su culpa.
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¿Casualidad o causalidad?
ChickLitÁngela es enérgica, agotaría la paciencia de cualquier persona, quizás eso sea parte de su encanto. Estudia cuarto de carrera y además trabaja por la tarde en su propia academia de idiomas, pequeñita pero que no le va nada mal. Hugo, un profesor su...