SUMMERTIME

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Despierta entre paladeos, con un extraño regusto en la boca. Probablemente haya babeado la almohada un poco. Nota los lagrimales resecos, y aunque le cuesta un infierno abrir los ojos, tiene la sensación de que le observan, no pudiendo estar más acertado. Nada más abrirlos, su cuerpo se echa hacia atrás en un acto de sobresalto; Twinkle Bat está sentada al borde de su cama, mirando el reloj de su pulsera electrónica como si nada.

"Buenos días." Lo saluda sin más. "Es hora de que comiences a practicar, Chemical Kid. Vístete deprisa, te acompañaré hasta el comedor para que desayunes, y luego te llevaré hasta la sala de entrenamiento." Entonces se levanta y se gira, lanzándole una especie de sonrisa burlesca y una toalla a la cara. "Por fin veremos de lo que eres capaz."

El tono de reto en su voz le resulta divertido a Chem. "Te sorprendería saberlo." Asegura, despegándose las sábanas. "No intentaría unirme a un grupo como los Killjoys sin saber manejar una pistola. Sería una misión suicida... ¿Dónde están Gunner y Blaze?"

"Tenían que encargarse de un asunto, así que mientras tanto seré yo quien te eche un ojo."

Entonces exhala un golpe de aire, recordando aquello que había guardado en su cinturón. "Ah, por cierto." Indica, pasándole por el aire el viejo revólver de su padre. "Toma, menudo trasto que has traído..."

"¿No te parece peligroso que me lo quede?" Se burla con recelo, aunque un tanto sorprendido por el gesto.

"¿Acaso me vas a disparar aquí y ahora, tipo duro?" Sonríe de lado, levantando los brazos y la ceja derecha, tanteando. "Adelante, ya veremos quién es más rápido."

Por primera vez, ve a Twinkle quitarse la máscara de gruñona que había llevado puesta desde el día anterior. Esa sonrisa hace que Chem sienta un extraño escalofrío subiendo por la espalda, mientras una imagen borrosa se cuela en su memoria. Sacude la cabeza, atónito, caminando hacia el baño, donde se ducha alternando entre el agua fría y caliente. No por voluntad propia.

Más tarde, se coloca su nueva chaqueta roja sobre una camiseta gris que encuentra en uno de los montones de ropa del armario, en la que dibuja con rotulador negro la calavera más decente que es capaz de sacar, escribiendo debajo lo primero que se le ocurre; Fuck the Purgatory. Tras ello.

Cuando sale de la habitación, Twinkle Bat lo está esperando apoyada contra una de las paredes, toqueteando de forma distraída su pulsera. A lo largo de la tarde se dio cuenta de que todos los Killjoys, sin excepción, tenían una muy parecida, y no puede dejar de preguntarse cuál es exactamente su función. Y si algún día él tendrá la suya propia.

"¿Estás listo?" Pregunta en cuanto lo ve salir.

"Y si no, lo estaré pronto."

Twinkle entrecierra los ojos con una ligera sonrisa, conforme con la respuesta. "Dime, ¿te van los huevos revueltos?"

***

Más tarde, tras un café y unos huevos revueltos...

Bien, el que había dicho que manejar una pistola láser era igual que manejar un revólver, merece que le corten la lengua. Lleva sólo cuatro tiros, y ya ha conseguido una marca roja enorme sobre su barbilla -que al día siguiente será indudablemente morada- por culpa del retroceso de esos chismes.

Se supone que tiene que probar varios modelos, para ver cual "se ajusta más a su técnica", pero es que no da ni una. Ni con el blaster, ni con el ghostmaker ni con el hit'n'kill. Los muñecos de pruebas con uniformes de Exterminadores parecen reírse en su puñetera cara después de quince minutos intentando dispararles, sin resultado alguno.

DANGER DAYS: AftermathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora