"Maldita hija de la gran puta." Blasfema Gunner en el interior del pasillo, calculando cada mínimo paso que da.
Porque resulta que esa arpía hija del demonio que se hace llamar Destroya es más lista de lo que parecía, y los ha conducido a una parte de la planta llena hasta los topes de pasillos que son exactamente iguales; a un jodido laberinto corporativo. Y encima, a base de ruidos simultáneos, puertas que se cierran y otra clase de engaños, los ha conseguido separar a todos por caminos diferentes. Así que para su tranquilidad, ahora se encuentra solo, en mitad de ninguna parte, perdido en un desfiladero de pasillos blancos exactamente iguales, con el reloj corriendo en su contra y sus amigos a merced de los monstruos que Destroya tenga por ahí escondidos.
"Juro que en cuanto le vea, le pego un tiro en la cabeza." Continúa hablando consigo mismo, con los dientes chirriando.
"Aprieta el gatillo, pues."
El salto que pega podría compararse con el movimiento reflejo que realiza, el cual debería entrar en la lista de los más veloces de la historia. Porque, apenas un segundo después, un rayo láser ya está saliendo de su cañón en dirección opuesta. Sin embargo, darle a la pared no cuenta. No hay nadie.
"Pero qué coño..."
"Mala suerte, perdiste tu oportunidad."
El peliverde alza la vista hacia el techo, empezando a inquietarse por no saber reconocer de dónde vienen esas palabras. Esa voz otra vez. Femenina, sin duda alguna. Es ella. ¿Pero cómo es capaz de hacerlo? Ha sentido su voz literalmente a sus espaldas, el aliento casi en su nuca. Y ahora es como si se estuviera volviendo loco. Que quizá no se trate de una hipótesis tan descabellada. Gunner hace ademanes de darse la vuelta una vez más para salir cagando leches, pero el inconfundible sonido del seguro siendo quitado retiene sus pasos.
"Yo que tú no lo haría."
Joder, le está apuntando por la espalda. Podría describir a la perfección la trayectoria que ejecutaría el rayo láser si llegara a salir del interior del cañón. Por suerte o por desgracia, eso también le indica que intentar librarse de esto es un acto casi suicida.
"Ahora sé buen chico y deja el arma en el suelo."
"¿De verdad crees que voy a ser tan gilipollas?" Formula mientras gira lentamente para darle la cara.
Y por fuera parece totalmente seguro de sí mismo, como es costumbre. Por dentro ya es otro cantar. "Adelante, dispara." Le tienta con acidez, extendiendo sus brazos hacia ambos lados. "Antes la muerte que la máscara."
"¿Otro de vuestros absurdos lemas?" Carcajea Destroya de forma visiblemente falsa.
Gunner lanza una sonrisa coloreada de un matiz perverso. "Es la regla número uno."
Destroya hace una pausa de recapacitación, pero no mueve ni un sólo músculo de la cara y, por supuesto, no baja el cañón de la pistola. Gunner puede fijarse lo suficiente como para averiguar así, a simple vista, que no es una mandamás cualquiera. No es una mujer que se abre paso a través de chantajes y zapatos de tacón. Él entiende de estas cosas mejor que nadie, al fin y al cabo. Esa precisión y sangre fría con la que sabe disparar... Parece de las que hacen lo que sea por sus más apreciados planes.
Los ojos de Destroya parecen escrutar de igual modo al Killjoy, tratando de traspasar la máscara para averiguar qué ente se esconde al otro lado. Lo hace con cierta expresión de satisfacción. O tal vez de burla.
"No te daré el placer." Le dice de forma, casi podría decirse sensual, pero sin bajar el arma.
Qué pena. Si hubiese cometido un pequeño fallo como ese, ya estaría muerta. Sin embargo, el que lo deje vivir es lo que más le sorprende.
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DANGER DAYS: Aftermath
FanficCon el fin de los Años Oscuros, la renombrada Battery City ha centrado sus esfuerzos en curar todos los daños que las secuelas de la guerra han dejado a su paso, transformando cientos de vidas hacia una existencia llena de bienestar. O al menos, esa...