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La silueta de Spiderman se movía con agilidad entre los grandes edificios de metal. Andaba por distintas zonas, preguntando a distintos soplones acerca del Doctor Octopus y su paradero. Sin embargo, no obtenía respuesta alguna. Tras varias horas, cuando ya había anochecido, Spidey se sentó en una azotea, dejando en suspensión sus piernas ya cansadas.

«Esto es inútil. Nadie sabe nada acerca de este "Doctor Octopus", y no parece que vaya a mejorar. ¿Dónde puede haberse metido? Es imposible que haya desaparecido de un día para otro. Y, si lo ha hecho, puede ser que ponga en peligro otras vidas...  Agh, podría estar en este momento con MJ, y no aquí buscando a...»

- Hola, héroe.- dijo un voz tras Spiderman.

Él se giró, impresionado porque su sentido arácnido no le había alertado. Se puso en posición de combate y exclamó:

- ¡Eh! ¿Tú quién eres?

La silueta del tipo salió de entre las sombras. Tenía un traje rojo, con una máscara con pequeños cuernos y que dejaba visible la mandíbula del tipo. En el pecho tenía dos letras "D". El tipo era de la misma altura de Spidey, puede que un poco más. No era extremadamente musculoso, pero era alguien que estaba en forma.

- Relájate, no vengo a hacerte daño. Busco respuestas, y quizás tú puedas dármelas.- dijo el tipo con tranquilidad.

- ¿Ah, sí? Bueno, monte conozco, así que...- Spiderman lanzó una red en la cara del hombre, y le dió un golpe con el puño. Sin embargo, el tipo lo paró de forma muy sencilla, aún sin ver.- ¿Pero qué...?

- Mira, te he dicho que sólo quiero hacerte unas preguntas.- decía el hombre misterioso mientras se quitaba la tela de araña de la cara con su otra mano libre.

Spidey se alejó unos pasos de él, lo miró de arriba a bajo, y dijo:

- Si quieres que responda a tus preguntas, deberás decirme quién eres. Fuera bromas, o mentiras.

- De acuerdo. Soy Daredevil, trato de hacer justicia por las personas inocentes que sufren el acoso de los poderosos en la Cocina del Infierno. Busco a Kingpin, y creo que tú te has enfrentado a él antes.

- ¿Kingpin? ¿De veras buscas a Wilson Fisk? Hazme caso, piénsatelo bien antes de enfrentarte a él sólo.- dijo Spidey en un tono un poco más serio.

- Me da igual lo fuerte que sea ese tío, quiero acabar con él de han vez por todas. Dime, ¿dónde puedo encontrar a Fisk?- Daredevil se acercó a Spiderman.

- Probablemente en su despacho, en Industrias Fisk. Allí lo encontré yo, y aún me duelen los moratones que me dejó con sus enormes manazas... Un momento, ¿sabes algo acerca de un tipo que se hace llamar Doctor Octopus? Tiene cuatro tentáculos metálicos. ¿Te suena?- preguntó Spiderman.

- Lo siento, no sé quién es. Escucha, si has dicho que Fisk es demasiado poderoso cómo para enfrentarme a él sólo... ¿Me ayudarías a encerrarle?- contestó extendiendo su mano.

Spiderman se quedó callado, pensando si podría ser una trampa o si realmente decía la verdad. Sabía que desde hacía tiempo se hablaba de Daredevil como un criminal, pero también lo hicieron de él.

- Está bien, pero si intentas jugarmela...

- Tranquilo, yo también dudaría de mí. Incluso, aunque no lo parezca, dudo de ti. En marcha pues, puede que encuentres a ese "Doctor Octopus".- dijo Daredevil lanzándose al vacío. Spiderman lo siguió.

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En el despacho habitaba un hombre corpulento y alto. Lo único que se veía era su oscura silueta, mirando a través de la enorme cristalera la ciudad de Nueva York en la noche. Su ciudad. Unos leves golpecitos se oían en el gran escritorio de madera. Era Smythe.

- ¿Qué quieres, Alistaire?- preguntó la grave voz.

- Sin rodeos, ¿eh? Vale, Fisk, cómo quieras. Necesito 50.000 dólares para financiar una... "investigación". Esperaba que tú, cómo rey del crimen, pudieses extender un pequeño talonario a mi nombre con ese...

- Eres idiota.- interrumpió Fisk.- ¿De verdad te crees que voy a darte 50 de los grandes así porque sí? Eres más idiota de lo que creía. Lárgate de aquí, o te haré pedazos yo mismo. Hueso a hueso.

- Ya, bueno, verás... Necesito ese dinero. Y te juro por Dios que me lo llevaré.

- ¿Por Dios? Creía que tú no adorabas a Dios.- Fisk se acercó al escritorio. En él, estaba sentado Smythe, rasgando la madera.- Escúchame, Smythe. No me importan ninguna de tus putas amenazas. No me importa la fuerza que tengas. No me importas tú. Así que, si vuelves a amenazarme o a exigirme algo, puedes estar preparado para morir muy dolorosamente.

Smythe tragó saliva. Fisk agarró la mano del tipo y la apretó. Este realizó un leve quejido de dolor, retorciéndose en la mesa. Su cara se descompuso, y pasó de ser un rostro serio a uno dolorido.

- D-de acuerdo, Fisk... Lo retiro... Suelta mi mano, por favor...- dijo casi en un susurro.

- Espero que esto te sirva de lección.- Wilson Fisk soltó la mano de Smythe. Se giró y continuó.- Pero he de admitir que le has echado pelotas al asunto. Eso me gusta... hasta cierto nivel. Te daré 10.000, y ya es más de lo mereces. Después, lárgate.

Smythe, agarrándose la mano, miró a Fisk y sonrió.

The Amazing Spiderman: Tiempos de oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora