Interludio.

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Un hombre trajeado, de rasgos asiáticos, entraba en la institución mental llamada Ravencroft. Su nombre era Jim.

Él anduvo por la institución, enseñando un pase especial. Llegó a la sala de médicos, mostró su identificación, y abrieron una puerta escondida tras una estantería. Tras bajar unas largas escaleras, llegó a una gran sala de pruebas. Una sala de pruebas con humanos.

Uno de los doctores, de pelo castaño y de mediana edad, llamado Víctor, estaba practicando un experimento.

- Víctor. ¿Cómo va la prueba con el sujeto B13?- preguntó Jim.

- ¡Ah, Jim, querido amigo! Estoy obteniendo progresos. Connors no quiere dejar salir al Lagarto, pero con mi tecnología y mis investigaciones pronto saldrá a la luz. ¿Por cierto, qué quiere el señor Fisk?- preguntó el tipo.

- Necesita a alguien capaz de matar a Spiderman y llevarle de vuelta a Kingpin algo que le pertenece. ¿Tienes a alguien así?

- Déjame pensar... Creo que tengo al tipo adecuado. Ven, sígueme.

El doctor abrió una puerta, la cual conducía hacia unas escaleras en dirección a un piso inferior al que estaban. Ambos entraron y bajaron las escaleras.

- Y dígame, ¿por qué Kingpin quiere matar Spiderman ahora, y no durante estos años que ha estado molestándole?- preguntó el doctor.

- Ya se lo he dicho, quiere recuperar algo que es suyo. Spiderman se lo llevó, y nuestro jefe se ha puesto hecho una furia. Espero, por su bien y por el mío, que su sujeto sea capaz de recuperar la propiedad de Kingpin. De lo contrario, estaremos en graves problemas. ¿Comprende usted la situación, Víctor?

El tipo asintió, sonriente, y dejó pasar primero a Jim. Él observó un largo pasillo, en el cual había una gran cantidad de celdas. Allí se encontraban sujetos de prueba del manicomio Ravencroft. La luz, la cual era tenue, apenas iluminaba las celdas al completo.

- Verá, Jim, tengo justo al hombre adecuado.- Víctor sonrió, anduvo hasta casi el final de las celdas, y se detuvo en una concreta del lado derecho.- Este, es Jason Macendale. Era un mercenario de primera. Cada objetivo, cada persona que le encargaban, acababa durmiendo con los peces en poco tiempo. Fue ingresado en la cárcel, pero fuimos capaces de trasladarlo aquí. Vino de mutuo acuerdo. Él quería mejorar, y nosotros experimentar.

- Abra la puerta. Hablemos con él.- dijo Jim.

El doctor abrió la puerta, y ambos entraron. Jason estaba tirado en su cama, leyendo un libro. Miró de reojo a sus invitados y dijo:

- ¿Qué hace aquí doctor? Hoy no es el día de mis inyecciones. ¿Y quién es este? ¿Algún ejecutivo de Oscorp?

- Hola, Jason. Tranquilo, sé que hoy no te tocan las inyecciones. Macendale, este es Jim, trabaja para Kingpin. Supongo que sabrás quién es.

- El rey del crimen. Nadie sabe su identidad, a menos claro que seas su perrito faldero, ¿no, Jim?- Jason sonrió.

- ¿Qué sabes hacer, Jason? ¿Y cuáles han sido las mejoras que el doctor te ha entregado?- preguntó Jim.

Jason soltó el libro, se puso en pie y golpeó a la pared. Hizo un agujero en ella, y los pequeños escombros cayeron al suelo.

- Impresionante. ¿Qué más puedes hacer? Kingpin no sólo necesita fuerza bruta.

Macendale se acercó a Jim, quedándose a un palmo de distancia de él. Escupió a un lado, miró al tipo a los ojos y dijo:

- Soy capaz de correr a una gran velocidad. Mis reflejos han sido mejorados al límite de las capacidades humanas. Tengo fuerza y resistencia prácticamente ilimitadas. Además, el doctor me prometió unos cachivaches en cuanto pudiese irme. ¿Crees que eso le puede interesar a Kingpin?

- Depende. ¿Crees que podrás matar a Spiderman y devolverle algo a él?- Jim se ajustó bien sus gafas.- ¿Eres capaz?

Jason lanzó una gran carcajada. Se dió la vuelta, puso un marca páginas en el libro y lo cerró. Luego, agarró una botella de agua, le dió un sorbo, y se acercó a Jim.

- Sí, soy el más capaz de aquí. Sácame de aquí, pagadme bien, y haré lo que pidáis. Soy un mercenario, al fin y al cabo.- contestó.

- ¿Qué te parecen 120.000 dólares?- dijo Jim.

- 150, y lo haré en 48 horas. ¿Hay trato?

- Muy bien, pero si no lo consigues en esas 48 horas, te pagaremos 60.000. Esto... sólo son negocios, chaval.

Jason miró a Víctor, quién hizo una mueca de aceptación. Miró a Jim, sonrió y extendió la mano. El hombre trajeado le estrechó la mano.

- Deme mis cosas, doctor. Hoy me iré de casa. Ah, y no se olvide de volver a inyectarme esas cosas que les extrajeron a Osborn.

The Amazing Spiderman: Tiempos de oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora