𝒯𝓊𝓉ℴ𝓇. 𝓙𝓸𝓱𝓷𝓷𝔂 𝓢𝓮𝓸.
Ella es tan inteligente y tan linda, pero ella no lo sabe. No sabe que tiene potencial para grandes cosas. Si, se queda dormida en clases perdiendo todos los apuntes, si, ha reprobado muchas materias, pero es INTELIGE...
Mi estómago se volvio a revolver, pero esta vez estaba vacío, me levanté del suelo con las lágrimas rodando por mis mejillas, el espejo frente a mi reflejaba a una chica obesa, una chica que no solo era gorda si no también débil, estaba completamente rota. Decidí levantar mi sudadera.
GORDA
Unas ganas de golpearme contra lo que fuera empezó a crecer en mi, por no haber cuidado mi alimentación antes, por no ser lo que mi mamá quiere que sea, por no ser bonita.
ME ODIO CON UN CARAJO! ¡SUNHYE DESAPARECE! no deberías seguir viva
Dos golpecitos, me hicieron entrar en pánico.
"SunHye ¿Estás bien?" Johnny tenía una voz tan suave. No, no estoy bien. No te preocupes, estoy fantástica. ¿Qué se supone que responda? No quiero que me escuche sollozar, tapé mi boca, volvió a tocar la puerta. Respiré profundo. "Me estás preocupado" murmuró.
"E-Estoy bien" fue lo que salió de mis labios, sonó entrecortado, ahogado.
"Sun... ¿puedo entrar?" Su voz se notaba preocupada, no quería que el me viera hecha mierda. Me miré al espejo, me mojé el rostro para que no se viera el rastro de mis lágrimas. Agarré la perilla de la puerta, necesitaba un abrazo. Aunque no fuera el abrazo de mi madre pidiéndome perdón. No fui yo la que se atrevió a abrir la puerta, él analizó cada rincón de mi rostro, en ese momento me sentí muy pequeña. Y como si el supiera lo que quería, me rodeó con sus brazos. No pude contener mis lágrimas ni un segundo más, cada sollozo que mi boca brotaba chocaban contra su pecho. Comenzó a acariciar mi cabello, consolándome. Yo me aferraba a su cintura, mientras lloraba. Sus cálidas manos me recordaban a los momentos de mi infancia cuando mi papá me abrazaba cuando llegaba del trabajo. Esa calidez que había dejado de sentir por mucho tiempo, estaba de vuelta, estaba con Johnny.
Unos minutos después, Johnny sujetó mi rostro, acunándolo. Me miró con tanta intensidad, él podía ver cada herida en mi alma.
"Sunnie... Todo estará bien. Siempre voy a estar para ti cuando me necesites " sus palabras llegaron con suma sinceridad a mi corazón.
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