i

2.4K 198 8
                                    


*

*

*

Una fría gota sobre su rostro le hace despertar de sus pensamientos redundantes y sin sentido.

Intenta desdoblar su cuello, se había quedado mirando hacía el techo de aquella mugrosa celda, y ya no sabía cómo rayos estar para que no doliera tanto. Su cabeza pesaba y tampoco podía apoyarla en algún hombro, porque tenía una clavícula fracturada, si no es que las dos, y aunque fuera poco, casi nada, sentía que podía soportar un poco más. Sus extremidades estaban entumecidas, aunque tenía heridas en ambos muslos, y rasguños profundos en el abdomen.

Tampoco podía transformarse, le habían inyectado alguna mierda para que no lo hiciera, así no se recuperaría fácilmente, y con la misma facilidad podrían torturarle, como si fuera un humano simple, común y corriente, y —sobre todo—, débil.

Le cuesta respirar por su tabique quebrantado, sólo deseaba que terminase rápido, porque esa fractura en su mano izquierda estaba pasándole factura. Le habían disparado allí con una bala de plata para reducirlo y poder atraparlo. A él. El maldito veneno de la plata lo acabaría pronto, porque la temperatura de su cuerpo y ese constante latir de su mano no eran buena señal.

Pero no se arrepentía.

Eso jamás.

Y tampoco, hablaría.

La puerta se abre y puede ver luz entrando por ella, pero es tan rápido que no tiene tiempo de procesarlo, porque apenas y abre un ojo de lo golpeado que estaba.

—Quién lo diría, Choi Minho siendo la mierda que siempre fue, pero que recién todos vieron.

Casi está inconsciente, pero logra reconocer esa voz de mierda. El maldito cabrón que siempre le tuvo envidia.

Choi Siwon.

—Mierda, pero feliz.

*

*

*


¿Comentarios, dudas? <3

¡Pasen un bello día!

Por Amor - 2minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora