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Sabía que era un castigo, seguro para Sun Hee lo era, encontrar aquello de lo que tanto te hablaron desde niño, convirtiéndolo en tu sueño, en el objetivo en tu vida; hallar a tu pareja destinada.

A él no le habían contado nunca sobre ello, se había enterado en la escuela sobre eso, ya que sus amigos hablaban como discos rayados del tema, incluso, les había visto encontrar a sus parejas destinadas a temprana edad.

Él era una excepción, su madre jamás había estado a su lado para contarle semejantes historias quiméricas. Él había vivido en una realidad más cruda y sin mucho cariño y afecto, sólo el poco que su padre le daba a todo el mundo por igual. Así que poco o nada significaba para él.

Sentir ese cosquilleo en la piel, reconocer a su pareja destinada por su olor, no significaba absolutamente nada. Porque su corazón ya había reconocido a su par en Lee Taemin. Ese amor tan profundo y hermoso no podía comprarse con simple instinto animal.

Ese amor construido y cuidado por ambos, no podía compararse con esa ridiculez en la que el destino perdía su tiempo.

Lo lamentaba, por ella. Pero él ya tenía dueño, y cualquier sensación no pasaba de ser sólo eso.

—Lo lamento —pronuncia con voz ronca, habla tan bajo, casi inaudible, pero sabe que ella está atenta a lo que él dice—, pero mi corazón ya reconoció a mi pareja hace mucho tiempo —no quería que ella se ilusionara y creyera que por esas atenciones él la escogería y cuando estuviera sano se iría a vivir con ella; estaba por demás equivocada, como todo el mundo y el destino—. Moriré por él, sin importar nada. No te hagas ilusiones falsas, mejor ve a crear un amor real, no uno en el que te obliguen a amar a alguien, porque eso no es amor.

—Minho...

Está a punto de cerrar los ojos del cansancio y dolor, porque sí, seguían inyectándole aquel inhibidor y él no podía convertirse en lobo, por eso sus heridas seguían abiertas y sanaban a la velocidad que la de un simple humano.

Lo último que sus ojos ven son lágrimas de aquella mujer estrellándose contra el piso.


*** 2 meses antes ***


Taemin le miraba triste, desde los pies de la cama, casi sin querer acercarse, como si estuviera contaminado.

—Minho...

Y su corazón siente arrugarse a un punto en el que morir sería menos doloroso que verlo llorar de esa manera, como si el mundo y la vida no tuvieran solución. Jamás antes se había sentido de esa forma, y su cerebro estaba desesperado por inventar alguna salida.

Habían vuelto a encontrarse después de cuatro meses de acontecida aquella fatídica reunión. Taemin ya no había podido escapar para ir a verlo, siempre se disculpaba por mensajes y algunas llamadas.

Parecía increíble verlo ahí en carne y hueso, porque en la desesperación y soledad de sus noches había alucinado con que Taemin estaría siendo tomado y —para rematar su maldición—, por Siwon.

Sabía que no tenía que preguntar, sabía que si incluso abría la boca terminará lastimándolo con sus reclamos y estupideces. ¡No tenía derecho a reclamar nada! ¡Siwon y Taemin tenían la bendición del universo para poder coger si es que quisieran!

Por Amor - 2minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora