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***continuación 3 años antes***
Aquella tarde Taemin se había quedado dormido sobre su pecho, dejando caer la pesada bolsa que había estado sujetando, como si en eso se le fuera la vida.
Muchas tardes habían pasado así, tan diferente a esos primeros días en los que se dedicaban a pelear y a corretearse como cachorros; ahora pasaban horas comiendo, durmiendo y mirando el atardecer.
Recuerda la bolsa aquella, tan pesada, que cuando la abrió para husmear en ella, pudo ver que llevaba mucha carne y comida. Un par de mantas también. Juntos habían disfrutado tanto ese contenido, tanto que no sabía cómo viviría sin aquellas tardes que repasaban su mente una y otra vez en su ausencia.
Había pasado ya un tiempo después y estaban ahí.
—Hace tiempo que no te veo en tu forma animal —comentaba intentando sonar casual, en lo que cocinaba un guisado de conejo—, digo, extraño corretearte.
Taemin empezó a reír divertido. Justo cuando Minho creyó que éste le gruñiría y terminaría marchándose dignamente, como todo un príncipe del melodrama. Iba a enloquecer. Taemin se le salía de la imaginación todo el tiempo.
(Y le encantaba.)
—No voy a mentirte, pero tengo aún algo de miedo por mi hombro.
Claro, era eso. Qué idiota era al no ver lo evidente.
—¿Crees que terminará saliéndose en cualquier momento, como los brazos de esas muñecas de plástico?
Se gana una mirada fría por parte de él, y decide servir la comida. Taemin era su invitado esta tarde, y había preparado ya la cena.
—Lo siento, no fue gracioso —se disculpaba, mirándole con carita de cachorro—, pero he de decirte que no debes temer. Como te había contado aquella vez, me disloqué el brazo un par de veces, pero tampoco es que se salga de su lugar por cualquier cosa, tal vez con golpes muy fuertes. Pero no deberías preocuparte demasiado.
Taemin había terminado de poner la mesa —ese pedazo de tronco que Minho había cubierto con una tela, y que pasaba de ser mesa a ser una mesita de noche—, y Minho acomodaba los platos, mirándole con cara de disculpas para que no se fuera como si nada, dejándole ahí con la cena preparada.
—Lee Jinki es mi hermano mayor.
Minho se atraganta con el primer bocado que estuvo pasando por su garganta. Taemin era el cachorro del cual Jinki le había hablado un poco durante esas largas noches a la intemperie, mientras duraba esa guerrilla contra los vampiros rebeldes. Jinki hablaba de él como si fuera un bebé de un año o dos, no uno de treinta.
Toma un poco de agua que le es ofrecido por Taemin. ¿Qué secreto más ocultaba ese lobito de fuego?
Y claro, Jinki también era un lobo rojo, pero no era tan lindo como Taemin, de lejos. Tampoco se había fijado mucho en él.
—Discutí con él antes de venir aquí a trabajar de centinela —comentaba casual, como si esa historia no causara nada en Minho. Nunca le había contado nada, y ahora estaba soltando toda la sopa, por lo que estaba algo estupefacto—. Yo quería ser parte del Concejo Militar, pero él no quiso, puso a padre de su lado, porque no querían exponerme a tanto peligro. Me dijeron que mientras pensaban qué sería de mi futuro dentro de la manada, pues trabajaría de centinela, pero no sería yo si les hubiera dejado manejar mi vida a su antojo.
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Por Amor - 2min
Fanfiction~Obtenemos lo que merecemos~ 2min - Omegaverse Dedicado a Edith Tapia, Ganadora del concurso "Mi historia entre tus dedos"