God is a woman «Axl Rose» ✔

1. Tequila

Vee.💭

Cruzo la pista de baile en busca de una de mis mejores amigas, la cuál la dejé hace unos segundos a su suerte mientras intentaba vomitar.

Espero qué no lo haya hecho, pues no pienso limpiarlo.

Dicen qué cuándo eres joven, es cuándo buscas los placeres de la vida.

Uno de ellos; el amor.

Me río porqué están muy equivocados.

Creo qué hay que saber muy bien con quién complicarse la vida.
Yo no he nacido para sufrir, nací para marcar huella en este mundo sin color.

Sí, soy Venus Lenox.

Vee para los amigos.

Y sí, mi madre adora la mitología grecorromana.

Mi mejor amiga Keke me saca de mis pensamientos en el momento qué se cruza en mi camino, y me da una mirada para qué la ayudé.
Rodeo los ojos y la acompaña en busca de Evie.

Mi pequeña Evie, ya tenía sus veintiún años y se emborracha cómo cuándo tenía dieciséis, quién diría qué es estudiante de medicina...

Nadie querría a una médica tan loca cómo ella.

—Rubia, despierta —Le digo mientras abofeteaba su cara suavemente.

Keke río por las incoherencias qué soltaba Evie por la boca.

Habíamos decidido salir de fiesta a el Moonshine, por nuestra preciosa ciudad de Nueva Orleans para despedirnos del verano en el qué iré a trabajar cómo monitora a un campamento.

Mi maravillosa madre, Nora Lenox es la qué tuvo la maravillosa idea de desperdiciar uno de los mejores veranos de mi vida para qué trabajé en el Camp Sweetener FM.

Future Music.

Qué original.

Aunque también coopera en la idea mi querido padrastro. No tengo nada en contra de Angus, pero ahora mismo le mandó muy mal karma, y a mi estúpido hermanastro, pero no hablemos de él.

A mis diecinueve años —veinte en unas semanas— no he trabajado con niños. ¡Por todos los dioses! Qué yo sepa no estudio Magisterio en la Universidad.

Retiro el pelo de mi mejor amiga de la cara, y observo sus facciones. Toqueo su cara haciéndole muecas extrañas.

—¡Venus! —Me regaña Keke clavando sus ojos cafés en mí.

Creo qué una de las mejores cosas qué me ha pasado en la vida, haya sido crecer en Nueva Orleans, es una ciudad mágica.

Y no podemos escapar de la magia.

Aquí estudio, vivo y crezco cada día, y dónde encontré a las dos mejores amigas qué me han enseñado lo qué es la verdadera lealtad.

—Creo qué no le debí dar tantos vasitos de tequila —Me disculpo encogiéndome de hombros e intentando poner mi mejor cara de niña buena.

Pero era imposible.

Era malvada hasta la médula.

Keke abre los ojos cómo platos y pienso qué le van a salir de su lugar, pero luego los rodea.

—¿Y si le tiramos agua fría? —Plantea mi mejor amiga.

Sonrío.

—Podemos probar.

—¡No! —Balbucea la rubia ebria cómo una cuba.

Me gustaría saber en qué momento le dejé beber tanto. Conozco a Evie desde hace años, y sí, su actitud eufórica y ataques de ira creo qué es algo qué la describen a la perfección.