33. La cosa llamada amor

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Vee.💭

El olor a café embarga todos mis sentidos.

Era agradable estar con mi padre después de todo.

Echaba de menos estar con él, aunque todavía era difícil abrirme del todo con él. Lo he pasado muy mal todo este tiempo, me guardaba en mi propia burbuja para qué nadie me hiciera daño.

—Así qué estáis preparando la jam final en el campamento —Dice removiendo con una cucharita su té.

—Sí, bueno... —Suspiro.

—Quieres irte, ¿verdad? —Indaga y abro los ojos con sorpresa, a pesar de tantos años, me conoce demasiado bien.

—Sí —confirmo— Pero no sé qué voy a hacer aún.

Cuándo mi padre va a responderme, mi móvil comienza a sonar y veo en la
pantalla un mensaje de Axl.

—¿Es el pelirrojo de la otra vez?

—Sí —sonrío— Se llama Axl.

—¿Ese chico te gusta mucho?
Muerdo mi labio, con felicidad.

—¿Mucho, mucho? —Prosigue y asiento.

—Más qué mucho —Confieso.
Él carraspea.

—Vaya —Ríe— ¿Quieres un consejo?

Levanto la mirada para encontrarme esos ojos almendrados brillando con una confianza y sabiduría innata.

—Tiene que ver con el... el amor —arruga la nariz, cómo si la palabra amor le diera asco. Eso me hace reír.

Es un exagerado.

—Adelante —aliento.

—Sí algo he aprendido volviéndome cada vez más viejo, es que el am... la cosa, llamémosle cosa en lugar de amor —pide— la cosa es lo único qué importa en está vida. La cosa que sientes hacer lo que amas, la cosa que sientes al encontrar a alguien qué te complemente, la cosa que sientes al disfrutar de algo insignificante pero gratificante. La cosa qué desarrollas por algunos recuerdos, objetos y personas. Vives por y para la cosa, para regalarla y recibirla, para buscarla y encontrarla en una de las miles de formas en que se manifiesta —hay cierta emoción en sus palabras dichas en voz baja— Y tú, Vee, estás llena de esa maldita cosa.

—¿Hacía dónde quieres llegar, papá? —Indago con curiosidad.

—A qué esa cosa puede ser inagotable para ti, pero eso no quita que debas recibir tanto de ella cómo das.

Axl.⏳

Vee enciende la vieja radio de su cuarto, suena una conocida canción de Pat Benatar, me señala con su dedo índice y mueve su cuerpo al ritmo de Hit me with your best shot, imitando el horrible baile de la película Rock of Ages. Hace movimientos graciosos y muecas extrañas, haciéndome soltar risitas y negar divertido. Suelta una carcajada y desaparece un momento por la cabaña.

Muevo mi cabeza, siguiendo la música, hasta que algo llama mi atención. Detengo mis movimientos y extiendo el brazo para tomar un lindo cuaderno forrado de manera curiosa con verdaderas hojas secas de diversos tonos.

Con una cálida sonrisa, hojeo el contenido del block de dibujo. Dibuja como toda una profesional, hay retratos de personas en su mayoría, aunque también algunos animales y flores.

Me quedo pasmado con los últimos dibujos. Mi rostro se divide por una sonrisa enorme y un micrófono en la mano, delineo sus trazos con mis yemas.

Soy yo repetidas veces.

Dejo el block donde estaba y me levanto para encontrar a mi novia, no quiero qué Candy me maté por estar aquí.

Camino por el sendero de madera para ir a la zona de las aulas. Veo a Slash e Izzy hablando en el borde del escenario al lado de lago.

Ellos me miran con una especie de preocupación. ¿Qué demonios?
A pasos lentos me acerco hasta ellos y les saludo de la cabeza.

—Ey, ¿Cómo es eso de que Vee se pira del campamento? —Me pregunta Izzy.

Lo miro confundido.

—¿Qué?

Mis amigo se miran entre sí.

—¿No te dijo nada? —Habla esta vez Slash y niego con la cabeza. Estaba enfadado. ¿Por qué Venus no me dijo nada?

—Pues tío, estás jodido —Ríe Slash dando golpecitos en mi hombro en forma de apoyo— Se lo oí decir antes a Candy mientras hablaba con Chase —Agrega.

—¿Y sabéis por qué se quiere ir así de repente? —Indago con la mandíbula tensa.

Estaba enfadado no por el hecho de qué se fuera, sino de qué no me lo contará, no la iba a retener, no soy nadie para hacerlo. Además, aunque hubiera opinado, sabemos de sobra que Vee haría lo qué le diese la gana.
Izzy se encoge de hombros.

El rizoso suspira —Creo qué no está agusto, no sé tío, pregúntale tú.

Suspiro con pesadez y me doy la vuelta para buscar a Venus.

🌸🌸🌸🌸


La veo saliendo del taller de Literatura con una pequeña mueca de cansancio, y antes de qué diga nada hablo:

—¿No pensabas decirme qué ibas a irte del campamento? —Cuestino con tono molesto.

El rostro de la morena cambia radicalmente y me lanza una mirada nerviosa.

—Axl...

—Vee, ¿por qué quieres irte?

Ella suelto un suspiro, sus ojos verdes me miran cómo buscando señalas en los míos. Muerde su labio inferior y teng qué calmarme para no besarla cómo un lobo feroz y hambriento.
Pone un mechón de su cabello detrás de la oreja y mira unos segundos al suelo, luego su vista recae de nuevo en mí.

—Te lo iba a decir está noche —Confiesa.

—¿Pero por qué quieres irte? —Repito y apoyo una de mis manos en la barandilla de madera qué nos rodea.

Ella mira al cielo y luego a mí, cruzándose de brazos.

—Este sitio no es para mí.

Alzo una ceja y sonrío sarcástico.

—¿Ah, sí? ¿Después de dos meses te das cuenta de eso? —Digo con ironía— Eres muy egoísta.

Vee me lanza una mirada congelada y llena de agresividad.

—Mira Axl, no tienes ni puta idea —Suelta con rabia.

—Pues explícame, ¿tanto te cuesta confiar en mí para contarme lo qué te pasa?

Silencio.

Venus traga saliva y va hablar pero la interrumpo.

—Mira, si quieres irte, vete, no nos vamos a ver entonces. Total lo nuestro no iba a durar mucho —Confieso con frialdad y me doy la vuelta.

Lo último qué veo es la cara de ángel decaído de Vee.

Y también lo último qué sé, es que soy un idiota.

God is a woman «Axl Rose» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora