| Capitulo - 1 |

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Un fin de semana, más exactamente un sábado, decidió ir a Lake Tashmore a dar un paseo, quería alejarse lo más posible de todo, incluso ahora los ruidos de la estruendosa Manhattan la aturdían.

Su atuendo simple como siempre, se basaba en una blusa negra sin mangas y encima de esta una playera roja a cuadros, un pantalón beige, y sus gafas, sin las cuales no podía ver se podría decir que casi estaba ciega, es curioso que su supuesta miopía naciera después de su ruptura.

Su única compañía era, un viejo cuaderno que usaba para dibujar trazos sin sentido, el reflejo de su jodida mente.

Estaciono su pequeño y viejo auto azul lejos de todo en la inmensidad del bosque a orillas del lago.

Se sentó a la orilla de él, y se perdió en su cuaderno ahora ella está en su mundo, perdida durante varias horas.

-¿Ya has terminado?, Creo que deberías marcharte ya es medio día- eso que habla es el subconsciente de Alessia.

-¿Eso crees?-respondió Alessia en voz alta como si alguien de verdad fuera a escucharla.

-Eso creo, podría pasar algo malo y se preocuparían por ti.

-Sabes es muy estúpido lo que dices nadie se preocupa por mí, podría morir ahora y nadie nunca lo notaria.

-Tú lo notarias...

-Bien, tienes razón me marcho, si eso te hace feliz- se levanta de la tierra húmeda y se sacude un poco.

Se dirigió a su auto y dispuso a marcharse pero al intentar arrancar el auto, fue cuando se dio cuenta que este se había quedado sin combustible.

-¡Mierda! Porque esto me pasa a mí, ¡claro ya recordé! -se habló de manera sarcástica.

Bajo del auto dejo sus cosas ahí mismo y comenzó a maldecir entre dientes al inútil pedazo de chatarra como ella decía.

-Perfecto, ¿Ahora qué vas a hacer?.

A lo lejos pudo ver sobre las copas de los arboles humo que emanaba de algún lugar no muy lejano, lo que significaba que había alguien viviendo cerca de este solitario bosque.

-Deberías ir, alguien podría ayudarte ahí.

-Eso supongo además no me apetece mucho la idea de morir a mitad de la carretera.

Se encamino al lugar fue solo cuestión de unos cuantos minutos caminando entre la maleza del espeso bosque, para por fin llegar a una pequeña cabaña de madera, su color era carmín, pero uno muy sutil.

Se acercó titubeando un poco al caminar y llamo a la puerta.

-¿Hola?, disculpe, hay alguien necesito ayuda, me he quedado sin combustible y quería saber si podrían ayudarme- dijo con voz trémula.

-No hay nadie, vamos regresemos algo no me a buena espina.

-Vamos tú me obligaste a venir yo no me marchare hasta obtener ayuda, no planeo caminar tantos kilómetros hasta casa.

Toco insistentemente a la vieja puerta de madera, mirando por la pequeña ventana para conseguir distinguir a algo o alguien dentro de la cabaña.

-¡Hola!.

Continúo tocando, cada vez más fuerte el pórtico, hasta que este se abrió un poco, la puerta no tenía llave.

-No entres, se pueden molestar.

-Ya basta, ¡No digas más yo haré lo que quiera!.

Entro en la acogedora cabaña, de inmediato fue acogida por el cálido fuego de una chimenea y un sutil aroma a cigarrillos.

ℙerdida 》Mort Rainey//Johnny DeppDonde viven las historias. Descúbrelo ahora