| Capítulo - 11 |

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—Entonces lo vas a hacer por la fuerza.

Separo mis piernas bruscamente, arranco mis bragas y sin más que decir me dio una fuerte embestida con su gran miembro.

Me lastimo, incluso chille un poco.

—¡YA BASTA!—me forcejeaba pero todo era en vanó—¡Te odio!.
—Me encanta cuando me gritas eso—me dijo al oído.

Me aferre a su cabello, halándolo un poco.

—No sabes cómo hacerlo—me burle—¿Qué ya no eres un hombre?.

Rainey me miro con recelo, me tomo fuerte de las muñecas.

—¡Te vas a tragar esas palabras!.

Enseguida comenzó a penetrarme fugazmente, dios era tan rápido, tan bueno; podía estar así por varios, varios minutos sin perder el ritmo o cansarse si quiera.

—¡Ahh-Ahh! Mort, me vas a volver loca.
—Nadie se burla de mi cariño—me beso.

Juraría que estábamos abollando el cofre de mi auto, no podía creerlo.  Mierda era tan bueno al hacerme el amor, definitivamente me hacia tragarme mis palabras.
Cada una de esas caricias, me ponía más cachonda como era posible que el hombre tuviera ese control sobre mi.

—Rainey, no pares.
—Alessia, ¿Me has sido infiel?—pregunto, en el acto.
—Nunca, a ti nunca te seria infiel Mort—gemí, tratando de buscar con desesperación un beso de sus dulces labios.

Los dos lanzábamos gemidos, mientras comenzaba a nublarnos la vista por el orgasmo, no, no fue solo eso; Fue un Multi-orgasmo.
¡La mejor sensación de mi maldita vida!
Caí rendida en brazos de Mort, cerré mis ojos, ahora solo sentía como me llevaba hasta el cuarto, acostándome sobre la cama. Dando un beso en mi frente.

Diciéndome al oído—Eres lo mejor que me a pasado en toda mi maldita vida Alessia.

Era un amor, de verdad enfermizo.
Solo recuerdo a verme quedado profundamente dormida.
A la mañana siguiente desperté, con Mort frente a mi. Pude quedarme viéndolo por varios minutos mientras dormía, estaba tan calmado en paz, era muy lindo.
De pronto esa quietud se fue cuando comenzaron a tocar insistentemente a la puerta. Mort abrió sus lindos y profundos ojos yo solo le di un tierno beso en los labios y susurre.

—Yo voy a ver.

Salí de la cama y bajando por las escaleras note que ya no había ni rastro de sangre ni nada de lo que había pasado ayer, Mort debió arreglar todo mientras dormía.
Aun tocaban a la puerta.

—Ya voy.

Al abrir la puerta me encontré con Adam, con mala cara.

—¡¿Qué haces aquí?!.
—Y-yo lo siento Alessia—dijo agachando la mirada, enseguida dos hombres grandes y de terribles aspecto entraron.
—¡Adam! ¿Quiénes son ellos?—dije asustada.
—Señorita acompáñenos por favor.
—¿Qué? ¡NO! ¿Quiénes son ustedes mierda?—grite.

Uno de ellos intento tomarme por el brazo.

—¡SUELTEME!—grite.

Pero ambos comenzaron a tomarme por la fuerza, luego un tercer hombre entro con una camisa, una camisa de fuerza.

—¡QUIETA! O SERA PEOR—advirtió uno de ellos.

Yo no dejaba de luchar contra ellos.

—¡ADAM, MIERDA! ¡AYUDAME!.
—Lo siento Alessia esto es por tu bien—dijo sin darme la mirada.
—¡MORT! ¡AYUDAME!—gritaba.

No había ni señales de el, no bajaba ¿Por qué?.

—Llévensela—dijo uno de ellos.
—¡NO! ¡NO! ¡YO NO SOY UNA MALDITA LOCA!—gritaba.

Ambos hombres me comenzaron a sacar.

—¡Mort! ¡Mort! ¡Despierta! ¡Ayúdame! ¡MORT!.

Lograron meterme en la vagoneta grande.

—¿A dónde vamos?_pregunte asustada.

Fue un trayecto de casi una hora, en todo ese tiempo no deje de armar guerra. No creía lo que me estaba pasando, por un momento creí que todo era un loco sueño mío, pero ¡NO!.
Al momento exacto en que abrieron las puertas salí corriendo lo más rápido que pude, pero me tope con una pared estaba rodeada sin escape.

Uno de los hombres me sujeto para que otro me sedara, enseguida me desmaye.

—¿D-donde estoy?—pregunte aturdida.

Acababa de despertar y solo veía una silueta frente a mi.

—Tranquila Alessia—era la voz de Adam.

Al escucharla trate de levantarme para poder golpearlo, no me importaba que de momento solo viera su sombra, pero al intentar pararme algo me detuvo, mis muñecas y pies estaban atados a la cama.

—¡ERES UN DESGRACIADO! ¿Dónde estoy?— grite.
—En un hospital psiquiátrico—dijo aun a mi lado.
—¡QUE! ¿Por qué? ¡¿Por qué mierda me trajiste a un manicomio?—trataba de soltarme.
—¡Puedes calmarte! Por esa razón, y porque ayer te vi asesinar a una mujer, ¡Yo pude llamar a la policía, y que te encerraran, pero sabía que no estabas en tu juicio por eso preferí hacer esto.
—¡Eres un imbécil, no tenías ningún derecho!—enseguida me percate— ¡¿Qué LE HICISTE A MORT?!.
—¿A Mort? Nada.
—¡CLARO! El nunca bajo a ayudarme, ¡TU DEBISTE HACERLE ALGO!.
—Para nada el solo …

De pronto una silueta más entro en la habitación.

—Señor debo pedirle que se retiren —dijo un doctor.
—No ¡EL MATO A MORT!—grite.
—¿Mort?—pregunto el doctor.
—¡Si, Mort Rainey!.
—Doctor eso es de lo que le hable, ella alucina con un hombre, uno que solo ella asegura que ve.
—¡MIENTES! Tu lo has visto, y por tratar de golpearlo lastimaste tu mano—gritaba desesperada tratando de zafarme.
—Ayúdela doctor por favor estoy muy preocupado por ella—dijo Adam.
—Tranquilo joven Adam, para eso estamos aquí, ahora le pido que se vaya.
—Claro doctor, Alessia volveré pronto.
—¡PUDRETE! ¡TE ODIO!.

Enseguida me perdí de nuevo en un coma de sueño.

Los días pasaron y con ellos los meses, todo el tiempo estuve encerrada en ese horrible cuarto, sin que la luz del sol tocara mi piel, todos los días me torturaba el recuerdo de Mort, ¿Por qué no me ayudo? ¿Por qué no ha venido por mi? ¡Lo amo maldita sea! Pero ese hombre solo me uso.

Cada día me volvía más loca, hablaba más conmigo misma. Y siempre trataba de escapar, estaba desesperada, eso provocaba que me encerraran en un cuarto acolchonado, con una camisa de fuerza, donde solo me recostaba en la más oscura esquina a esperar mi fin, llorándole al hombre que se había olvidado de mi. Cada día de mi miserable vida.

ℙerdida 》Mort Rainey//Johnny DeppDonde viven las historias. Descúbrelo ahora