Puta

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No puedo evitar pensar que quizás había algo más que hacer, para repararnos, digo. Que a lo mejor si yo hubiese aguantado una pelea más hubiera valido la pena todo el tiempo que perdimos.

Porque por primera vez creí que sería feliz. Genuinamente feliz, joder. Y ya no sé si soy yo la que arruina todo o si simplemente no sé elegir correctamente de quién enamorarme. 

Y si soy yo la que arruina todo entonces no sé qué es lo que me espera. Porque, una vez más, parece que me dan al chico perfecto entre mis manos y yo me dediqué a romperlo pieza por pieza.

Pero nadie es perfecto, ni yo soy una mierda.

Tres semanas habían pasado desde que decidí que no regresaría a tus brazos. Eran las siete de la noche de un jueves repleto de nubes negras. Me besaste.

Me besaste y decidí no armar un lío por eso, mejor nos escabullimos en un cuarto y sucedió todo lo que no quería que sucediera. 

Tres malditas horas después. Dos vasos de alcohol navegando entre mi sangre. Un beso a un desconocido. Y cero esperanzas de que tú regresaras conmigo.

Estaba furiosa porque tú me habías dejado en claro que ya no sentías nada por mí. Que los besos y el sexo eran solo cosas que dos amigos hacían para divertirse. Pero claro, cuando mis labios probaban nuevas experiencias tú querías mandar todo a la mierda.

Y esa noche tomaste hasta las seis de la mañana del día siguiente, le marcaste a todos nuestros amigos y les dejaste en claro que yo era una puta.

Que te arrepentías de haberme conocido.

Que te arrepentías de haberme conocido.

QUE TE ARREPENTÍAS DE HABERME CONOCIDO.

Maldición, ¿acaso no fui yo la que te "completaba"? ¿acaso no fui yo la que dejó todo lo malo de su ser para poder estar contigo? ¿acaso no fui yo la que te fue fiel desde el día uno? ¿acaso no fui yo la que no hizo más que amarte? ¿acaso no fui yo la que te "cambió la vida"?

Mierda ¿quién fui yo para ti?

Y me prometiste, me juraste por tu madre, que jamás dirías una sola mala palabra sobre mí.

¿Entonces por qué de la nada soy una puta? Como si tú fueras un santo.

Me parte el alma en pedazos saber que te expresas así de la persona que supuestamente amaste.

Y lo único que me queda hacer es llorar, sacar la rabia, y preguntarme si en verdad alguien me llegará a querer o si sólo soy una puta.

Las putas no se enamoran. Las putas no lloran por hombres, o por nada en realidad. Las putas no le entregan su corazón a nadie, porque las putas simplemente no confían en nadie.

Y si quieres llamarme puta, quizás en eso me convertiré.

Everything Comes Back To YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora