treinta y nueve.

2.4K 444 743
                                    

"¿podrías dejar de espantar a mis clientes?" el pelinegro rodó los ojos, levantando su cabeza de la barra y observando al pelirrojo con molestia. "exactamente a eso me refiero. de por sí tienes una cara de pocos amigos, con esa expresión deprimida, la gente no se acerca a pedir nada."

"no me jodas, seungmin."

"no, no me jodas tú, changbin."

changbin suspiró, dándole la espalda con molestia. no pasaron ni cinco segundos cuando seungmin se encontraba tocando su hombro para que se diera la vuelta, binnie contuvo una sonrisa, pretendiendo seguir enojado con él.

"vamos, no quería ser grosero. sabes que no me importa."

la sonrisa ganó en el rostro del otro, que se dio la vuelta, viendo a seungmin con una sonrisa adorable. el pelirrojo soltó una pequeña risa, negando con la cabeza y continuando con secar los vasos y acomodarlos en el estante de atrás. ese pequeño momento de distracción había permitido que el mayor sonriera, pero sin poder evitarlo, sus pensamientos aterrizaron donde siempre.

en felix.

frunció el ceño y mordió su labio, su expresión de inmediato oscureciéndose mientras recargaba su mejilla en su mano, casi queriendo hacer un puchero. su amigo cruzó miradas con él, viéndose irritado y levemente triste. no llevaban más que un par de semanas de conocerse, pero de alguna manera se habían vuelto cercanos.

changbin no se dio cuenta al principio, pero lo recordó después de un par de días de asistir a esa linda cafetería. seungmin solía trabajar en los bolos donde changbin y sus amigos asistían. el mundo es muy pequeño, le había dicho el pelirrojo. aún así, el mayor sabía que el otro le ocultaba algo. seungmin últimamente era una persona que había vivido mucha mierda. lo veía en sus ojos.

se había vuelto muy bueno en notar cuando alguien le ocultaba cosas.

una risa amarga amenazó con dejar sus labios y le dio un largo trago a su vaso de agua helada para relajarse. las primeras semanas habían sido lo peor, casi insoportables. encontrar un pequeño cuarto para rentar no había sido el problema, y aún podría costearse unos meses sin trabajar. felix, eso era. ya no estaba. nadie lo abrazaba por las noches, y él se encontraba a sí mismo acurrucándose en una orilla del colchón, huyendo del otro lado frío de su cama. soñaba con él todos los días. que al abrir los ojos, encontraría al rubio con una sonrisa perezosa, viéndole como si fuera lo más preciado que tenía. changbin podría besar cada una de sus pecas y terminar en sus labios.

pero era sólo eso, un sueño.

"necesitas dejar de pensar en él." interrumpió seungmin, sentándose por fin, dejando los vasos mojados a un lado. changbin apretó sus labios en una mueca sarcástica.

"dios, ¿cómo no se me ocurrió antes? ¡gracias, seungmin! eres un puto genio."

"te juro que hay veces que quiero golpearte en la cara."

changbin sabía que no debía tomárselo en serio. por algún motivo, seungmin actuaba constantemente como si lo quisiera matar, pero él sabía en el fondo que lo quería. era sólo una rara forma de expresar su amor.

"es sólo que... es difícil. estuvimos juntos un año, dejarlo ir sin más es difícil."

"lo entiendo, changbin."

"¡no! no lo haces." no quiso subir el tono, y cuando se dio cuenta de lo que hacía, se avergonzó, su rostro sonrojándose. seungmin le dio una mirada seria.

"yo salí con alguien tres años y esa persona me cambió por un vagabundo."

la expresión de changbin se retorció en una sonrisa. casi riendo. casi. seungmin permaneció serio y el pelinegro se prohibió tomarlo a la ligera.

Next door. [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora