cuarenta y seis.

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después de visitar a felix, changbin se dirigió a su casa. sentía que había hecho algo mal, pero aún así creía haber tomado la decisión correcta. francamente era confuso, y lo único que quería era olvidarse de todo y continuar con su vida. transcurrió una larga semana, donde todas las mañanas y todas las noches eran iguales a la anterior, iguales a la siguiente. 

se había vuelto un experto en evitar conversaciones profundas con seungmin, lo cual era en extremo difícil. seungmin podía ver una taza de café enfriándose y te recitaría un poema entero acerca de la inmortalidad. podría jugar pacman y explicarte como todo era una metáfora del control mental y de estar encerrado en la sociedad mientras ésta te implantaba fantasmas inexistentes causadas por tus inseguridades.

así que exactamente siete días después de que dejó a felix por lo que parecía ser para siempre, seungmin colocó su mano en su hombro. changbin observó a su alrededor contrariado para descubrir que no había un solo cliente en la cafetería. eran las tres de la tarde y era un día soleado muy lindo, por supuesto que nadie querría entrar por una taza de café caliente. suspiró, dirigiendo su mirada al de pelo rojo.

"háblame, binnie. estoy aquí, no te lo guardes todo."

"es a lo que estaba acostumbrado, ya sabes."

"con más razón insisto en que hablemos. anda, vamos a romper un par de reglas." seungmin salió de detrás del mostrador y se dirigió a la entrada, dándole la vuelta al cartel pegado en la puerta de vidrio, indicando que el lugar estaba cerrado. changbin se quedó de pie en su lugar con la boca abierta porque eso podría traerles muchos problemas, pero no lo detuvo ni objetó.

seungmin regresó detrás de la barra y empezó a preparar té, indicándole a changbin que fuera a sentarse a una mesa y el menor lo alcanzaría en unos instantes. por algún motivo, eso lo ponía nervioso. changbin creía que había tomado la decisión correcta, que había entendido bien las palabras de seungmin. pero ahora parecía que estaba a punto de ser regañado.

el pelirrojo se sentó frente a él con una sonrisa suave y una taza de té humeante, y changbin no pudo evitar relajarse contra su asiento.

"así que cuéntame cómo fue."

"no, espera. no esta vez." replicó changbin con una sonrisa de lado. seungmin alzó sus cejas con sorpresa. "siempre hablamos de mí. quiero saber de ti. ¿de dónde conoces a hyunjin? ¿por qué estás trabajando en este lugar? ¿cómo es que eres tan... tan sabio, siendo un bebé?"

"¡hey! no soy un bebé. ya soy mayor de edad." seungmin hizo un pequeño puchero, no ayudando a su argumento. changbin dejó salir una pequeña risa, inclinando su cabeza mientras evaluaba la expresión del otro. "¿en serio te interesa?"

changbin asintió.

"no me gusta mucho hablar de eso, así que te daré la versión resumida."

"una vez me dijiste que cuando no quieres hablar de algo es porque no lo has superado, porque sigues sin cerrar ese ciclo." añadió changbin sin alzar la vista.

"no uses mis palabras en mi contra y escúchame." seungmin bufó, dándole un largo trago a su té. changbin se preguntó si no se había quemado la garganta, pero esta vez no interrumpió al menor. "hyunjin y yo éramos novios."

changbin se atragantó, y ni siquiera había sido con su té. sintió como su propia saliva lo traicionaba y pronto se encontraba tosiendo con fuerza para salvar su vida. seungmin no movió un pelo para ayudarlo, pero detuvo su historia hasta que changbin estabilizó su respiración.

"él conoció a un niño en la calle. creyó que era buena idea meterlo a su casa a escondidas y darle de comer. yo sé que él tenía buenas intenciones, pero también sabía que era una pésima idea. no conocía al niño de nada, podría robarle. podría matar a toda su familia mientras dormían. e incluso si ese no era el caso, el niño iba a desarrollar una dependencia por hyunjin tarde o temprano. así que cuando él no me escuchó, le conté a sus padres."

Next door. [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora