cuarenta y tres.

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changbin le dio la razón a seungmin. no llevaban demasiado siendo amigos, si es que se podían considerar así, pero le había quedado claro que, de alguna manera, seungmin tenía un gran conocimiento de la vida. sus consejos estaban llenos de verdad, y confiaba en él. así que ese mismo día, le envió un mensaje a felix para reunirse.

decir que no estaba temblando de nervios era mentir descaradamente. una parte de él tenía miedo de verlo y correr a sus brazos. la otra tenía miedo de no hacerlo. básicamente un callejón sin salida en la que él acabaría mal, pero tenía que hacerlo. tenía que verlo de nuevo o se volvería loco.

aún recordaba a la perfección la última vez que se vieron. el miedo que sintió al ver a felix en el suelo, al ver a la gente rodearlo. felix le pedía perdón con la mirada, pero changbin no pudo consolarlo, porque ni él mismo tenía consuelo. así que se dio la vuelta y continuó caminando hasta que llegó a su departamento.

a partir de ahí, las cosas se volvieron un tanto borrosas. empacó sus cosas y se largó, empezó a quedarse en un hotel. era una forma de vida cara, así que buscó un trabajo. no pudo evitarlo, no cuando la cafetería favorita de felix buscaba empleados. acabaron ahí por accidente, luego de una cita a las afueras de la ciudad.

ambos decidieron refugiarse de la lluvia pasajera ahí, y felix se enamoró del lugar. jamás volvieron a ir, porque se encontraba a dos horas de su departamento, pero no le olvidaron. "no puedes decir que te has enamorado del lugar si sólo hemos venido una vez, lix" le había dicho changbin. "¿por qué no? también me enamoré de ti la primera vez que te vi." con eso, el mayor no dijo nada más, sus mejillas sonrojadas mientras se inclinaba a besarlo. supo a chocolate caliente y crema batida.

changbin negó con la cabeza. eran justo ese tipo de pensamientos los que quería evitar tener, sobre todo una vez que se vieran. se pondría a llorar frente a él y en el peor de los casos, le rogaría que volvieran, aún sabiendo que esa no era la decisión correcta.

se despidió de seungmin cuando su turno terminó ese día. el pelirrojo le deseó mucho amor propio y changbin no pudo contener una risita. "esto no es cuestión de suerte, binnie. si te amas a ti mismo y piensas en lo que es bueno para ti, harás las cosas bien," le había dicho hace un rato. lo más probable es que tuviera razón.

tuvo dos horas para ponerse más ansioso y cuando llegó el lugar que habían acordado, veinte minutos antes, sintió que iba a vomitar. estaba listo para esperar, caminando hacia su punto de encuentro, pero lentamente empezó a arrastrar sus pies hasta que estuvo por completo detenido. felix ya estaba ahí, sentado en una banca, con la cabeza agachada. la respiración de changbin se volvió trabajosa. felix tenía el pelo negro ahora, pero él lo hubiera podido reconocer con cualquier tono.

como si hubiera sentido su presencia, felix levantó la mirada, conectando con sus ojos. changbin trató de no salir corriendo, hacia sus brazos o en dirección contraria; ambas eran malas ideas. no pudo sonreír, aunque su corazón revoloteaba feliz. continuó caminando cuando felix se puso de pie por instinto.

quedaron frente a frente, y changbin empezó a repasar las facciones de felix con su mirada, guardando cada detalle en su memoria. las ojeras bajo sus oscuros ojos. sus largas pestañas. sus pecas, que se veían más tenues que nunca. como si no hubiera tomado el sol en mucho tiempo. se mordió el labio, pensando en lo bien que se veía con el tinte negro.

podía sentir a felix mirándolo también, y su interior se removió. él tampoco se veía mucho mejor. había bajado bastante de peso. ¿le gustaba lo que veía? ya no podía decirlo con certeza. eso le recordó el por qué se encontraban ahí en primer lugar. se sentó cuando sintió sus piernas flaquear. ninguno había dicho nada aún.

Next door. [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora