Otra vez no...

Lobo y Conejo

No te disculpes otra vez, solo fue un error, no es como si hubieras pecado

Lo sien... bueno, ya sabes – se sienta a su lado sintiendo la atmosfera incómoda, suspira agotado, parecía que no era capaz de hacer las cosas bien, siempre terminaba metiendo la pata, incluso con los desconocidos, no entendía como alguien tan perfecto como Kangin estaba con un torpe como él –

Mira detenidamente los movimientos del otro sin comprender nada, podía notar los rastros de lágrimas y los ojos hinchados, de inmediato se sintió culpable por su forma de actuar – lo siento, no debí sacudirte – de su bolsillo saca un chocolate y se lo tiende – toma, no es mucho, pero es una disculpa sincera –

Abre los ojos asombrado por el cambio tan drástico, con timidez acepta el chocolate – gracias - abre el paquete y lo parte por la mitad dándole una mitad al otro –

- es para ti – rechaza el chocolate – además, te ayudará un poco a mejorar tu estado de ánimo – sonríe cordial –

- ¿animo? ¿tanto se me nota? – pone el chocolate en sus piernas e intenta limpiar sus lágrimas – que vergüenza, lo siento tanto

- ¿pero porque te disculpas? – agarra el chocolate antes de que resbale – llorar es una forma de limpiar el alma, no es algo malo – toma su mitad y mordisquea una esquina – llorar es una forma de liberarse y el chocolate puede ser un buen antidepresivo – le acerca de nuevo la mitad que quedaba – come un poco o sentiré que estas rechazando mis disculpas

Se queda sorprendido por las palabras del otro y acepta el chocolate, muerde un poco agradecido – ¿no te molesta ver a un completo desconocido en tu asiento y de paso llorando? Kang... un conocido mío me dijo que es incómodo ver llorar a los hombres, por eso me disculpé

- Pues ese conocido tuyo es un tonto, hombre, mujer o caballo, si tienes que llorar hazlo, cuando te guardas todo el dolor al final terminas colapsando, y si te sientes incómodo o no sabes cómo actuar, puedes abrazar al otro, ofrecerle un pañuelo o un chocolate, pero nunca decirle que se aguante el dolor

- eres raro – sonríe un poco, le da otra mordida a su chocolate, y milagrosamente sintió como su humor mejoraba un poco – pero el chocolate es fenomenal

- Claro que lo es, son chocolates suizos, me costaron un ojo de la cara y la mitad del otro

- ¿de Suiza? – mira lo que quedaba de chocolate y se lo devuelve – ¡lo siento! No deberías gastar de forma tan tonta un algo tan caro

Alza una ceja divertido por su reacción – hasta donde sé, el chocolate es para comer, y eso estamos haciendo – le devuelve el chocolate – come tranquilo, era broma, no me costó nada

- entonces, ¿no son de Suiza? – mira la envoltura – pero aquí dice que si son

- no dije que no lo era, dije que no me había costado a mí, el que se quedó tuerto es otro y decidió regalarme el chocolate – se encoge de hombros – ahora, disfruta de la golosina

- me regalas un regalo – mira confundido al desconocido – eres raro – suspira más relajado – pero te lo agradezco, en definitiva, esto es una buena terapia – sonríe antes de dar el último bocado a su chocolate – gracias

- Te lo debía, no debí sacudirte así, seguro que el caballo te hubiera cedido su asiento y al verte triste hubiera encontrado las palabras correctas para consolarte – se encoge de hombros y termina su chocolate –

- ¿el caballo? ¿hablas de una persona? – no lograba entender al chico que iba a su lado, pero no negaba que era cómodo hablar con él –

Entre cierra los ojos, se acerca y lo mira fija fijamente – lo dices en serio - toma sus cachetes y los pellizca –

- ¡oye! - Escapa del agarre y frota su mejilla molesto - ¿Por qué hiciste eso? ¿acaso no sabes que es de mala educación tocar a otra persona sin su permiso? Y peor si vas a agredirlo por segunda vez

- lo siento, lo siento – ríe y le ofrece otro chocolate –

- no me vas a sobornar con eso – se enfurruña en su asiento – dime porque me hiciste eso, ¿acaso no sabes cuánto duele?

- nop, no tengo idea – rompe la envoltura y le ofrece la mitad – si no aceptas no te diré porque lo hice – menea el chocolate delante de sus ojos y sonríe triunfador cuando el otro agarra su mitad –

Ignora la cara de victoria del otro y saborea el chocolate – ya acepté tu soborno, ahora dime porque me hiciste eso, aún me duele

- exagerado, no puede doler tanto, solo lo dices porque quieres más de mi chocolate, pero como hicimos un trato y soy un hombre de palabra, te diré. Lo hice porque tu pregunta fue tan... no sé si inocente o idiota, solo quería confirmar si de verdad eres humano

- ¿me estas llamando idiota? Eres un mal educado - le gruñe –

- oye, no te enojes, pero, tu pregunta del caballo fue tan ¿me entiendes?

- no, no entiendo, yo solo hice una pregunta porque no entendí a qué te refieres con caballo, ¿así llamas a tus amigos? ¿les pones sobrenombres de animales? Entonces, ¿tú que eres? – lo mira de pies a cabeza varias veces - ¿lobo? No, aún eres joven, diría cachorro

- ¡cachorro! Me ofendes – también lo mira de pies a cabeza – entonces tú eres un conejo, tienes los cachetes de uno e incluso el rosa pastel que llevas puesto te hace parecer uno

Suelta una carcajada al ver al otro tan ofendido – adivinaste, mis amigos me dicen conejo, entonces, yo conejo, tu cachorro, y supongo que tu amigo es caballo, y ahora somos todo un zoológico

- me gusta más lobo, puedo ser menor pero no soy un cachorro – mira que esta por morder el chocolate y se lo quita casi de la boca -

Mira como le quitan el chocolate y hace un puchero, le había gustado mucho su sabor – no se vale, me lo diste como disculpa y ahora me lo quitas

- te lo devuelvo si prometes no volver a llamarme cachorro – sacude un poco el chocolate para tentarlo –

Toma el chocolate y sonríe – entonces lobo – mordisquea un poco y sonríe – por tu culpa me haré adicto a estos, son demasiado ricos

- lo sé, hasta te sientes más feliz. Entonces ¿Por qué estas viajando? ¿Verás a algún novio o novia? Aunque tu comportamiento no parecía eso ¿estas escapando?

- no estoy escapando, solo quiero pensar un poco – se acomoda en su asiento y suspira – tengo demasiadas cosas en la cabeza y necesito un poco de calma

Al instante nota el cambio de ambiente en su compañero de viaje - conejo, relájate, si no te tranquilizas de nada servirá viajar, incluso si te vas a la Conchinchina, estresado no vas a poder pensar nada

Al escuchar su apodo sonríe olvidando por un segundo que había sido regañado de nuevo - ¿y tú? ¿Es un viaje de negocios o placer?

- placer, siempre es placer – se estira y mira por la ventana – y nada mejor que perderse un poco para tener algo de placer, aunque el tonto del caballo haga escándalos en el aeropuerto

- ¿te vinieron a despedir? Ves que aún eres un cachorro, un lobezno – le saca la lengua y se mete lo que quedaba de chocolate en la boca para que no se lo quiten sonriendo con superioridad – gane