Temprano en la mañana se levantó y después de desayunar su madre comenzó a incordiarlo como cada día desde el incidente del bar que no deseaba recordar por ahora.
Azazel suspiró, salió de la casa y fue directo a la parte trasera donde estaba la pequeña cabra que tenían, la tomó de la cuerda que estaba alrededor del peludo cuello y tiró de ella.
— Vamos, tenemos que irnos. No me des más problemas —gruñó.
— ¡Ni se te ocurra recibir menos dinero por ella Azazel! —el grito de su madre le llegó desde la ventana de la cocina.
— Sí madre. —respondió entre dientes mientras tiraba del animal que comenzaba a tirar en contra.— Quedate quieta.
— ¡Nada de retrasos y mucho menos se te vaya a pasar por la cabeza quedarte en el bar de nuevo o lo lamentarás! —la señora volvió a la carga.
— ¡Que sí! —se quejó en voz baja, no deseaba otro golpe con el palo de la escoba o una olla voladora.
El pelinegro no se esperó que al voltear una mujer atractiva, rubia y con un vestido verde apareciera de la nada frente a él. Parpadeó un par de veces aturdido.
— Un florín por tu cabra. —dijo la desconocida.
Azazel cayó en cuenta de la carreta negra a unos metros de ella, sus ojos fueron esta vez a la cabra y sonrió algo confundido.
— Eh...es algo pequeña como para tirar de su carreta ¿no le parece? —su voz no salió tan firme como lo hubiera querido pero el aura de la mujer le provocaba una sensación extraña.
Emma observó a la cabra y después a la carreta que había robado hace unos minutos y frunció el ceño. El campesino tenia razón. Fue cuando se le ocurrió una idea, sonrió de nuevo y su mirada volvió a los ojos negros del chico.
— Es cierto. —se acercó con paso lento sin dejar de verlo a los ojos y elevó una mano hasta que un dedo tocó la frente del pelinegro— Pero dos pueden hacer muy bien el trabajo.
Azazel se vió envuelto en una bruma verde que salió del dedo de la mujer, sintió que se encogía o tal vez era la dama quien se hacía más grande. Cuando todo terminó la vió sonreír complacida, entonces se dió cuenta de lo que le había hecho.
¡Lo convirtió en una cabra!
De inmediato intentó hablar e incluso gritar llamando a su madre pero sólo podía escuchar el típico sonido de una cabra común, intentó atacar a la bruja que sin esfuerzo alguno lo detuvo con otro movimiento de su mano. Suspiró y se quedo quieto sintiendo que su nuevo cuerpo no respondía a sus deseos de huír.
— Así está mucho mejor, buen chico. —pasó una mano por sus cabellos y se detuvo, extrañada observó que las pecas y arrugas la invadian de nuevo, frunció el ceño.— Esto no puede ser cierto, no fue para tanto.
Pero Emma sabía que no debía retrasarse así que tomó a ambos animales y los ató a la carreta, se aseguró de que las riendas estuvieran bien sujetas y con un tirón hizo avanzar a las dos cabras. A lo lejos escuchó los gritos de la madre del chico, lo estaba llamando, los ignoró sintiendo una perversa diversión.
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William seguía un amplio camino en dirección hacia el Sur, varios hombres que le eran leales lo seguían detrás al mismo paso en sus propios caballos.
El adivino real le había dicho que las runas indicaban que aquél era el camino que el collar había seguido. Las runas jamás se habían equivocado antes, por lo tanto no tuvo la menor duda antes de tomar su caballo, su espada, reunir a sus hombres y salir de inmediato del reino.
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Stardust
Fanfiction- De acuerdo, tienes una semana. De lo contrario, me casaré con Bolivar. -sentenció mientras chocaba su copa con la del joven. Erik estaba decidido, encontraría esa estrella y le llevaría un trozo de ella a Magda para ganarse su afecto y hacerla su...