De Rayos y Pianos

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La mañana siguiente, después del desayuno Erik tuvo la desgracia de encontrarse con Scott en la cubierta, y decía desgracia al ver que el pirata le sonrió de forma pícara y se acercó a él con rapidez, el ojiverde se quedó estático en su lugar sin saber cómo reaccionar.

- Buenos días señor Thorne -saludó- ¿Qué tal la noche? -elevó las cejas de forma sugerente.

Erik lo observó unos segundos sin entender en realidad de lo que el colecta rayos le estaba hablando, fue entonces cuando Charles apareció charlando de forma amena con Hank. Scott dirigió una mirada de reojo al castaño y carraspeó dándole una mirada significativa.

Entonces algo en su mente hizo clic.

Trató de contener el ardor de sus mejillas y casi se atraganta con su propia saliva, tomo una inspiración profunda antes de responder con una sonrisa que, esperaba, fuera tan pícara y lasciva como para que el otro le creyera.

- Oh, sí...muy buena...es...M-mi tío sabe dar regalos. -rió nerviosamente en bajo.

Scott frunció un poco el ceño, Erik despejó su garganta del nudo que se le había formado, desvió la mirada buscando alguna vía de escape. El otro entonces soltó una risa y le palmeó el hombro derecho mientras le daba una mirada de aprobación.

- Lo suponía, hermano, esa belleza no debe de desaprovecharse. Seguro fue todo un espectaculo.

La mirada que el sujeto le dio a Charles no le agradó, se puso en frente de modo que tapara al menor de su vista y lo miró de forma amenzante.

- Bueno, es algo que no podrás siquiera comprobar "hermano" -dijo en medio de un bajo gruñido, Scott lo vio con algo de temor- Ni se te ocurra hacer algo de lo que puedas arrepentirte después ¿comprendes?

Scott tembló y asintió repetidas veces mientras se excusaba entre balbuceos y se alejaba tan rápido como le fue posible de Erik. El ojiverde no apartó su fría mirada de su nuca, no hasta que escuchó su nombre, al voltear encontró al capitán de aquella nave.

- Buenos días querido sobrino, ¿listo para seguir practicando? -sonrió al mostrarle las dos espadas que traía en las manos.

- Eh...sí, listo. -asintió y tomó la que Darwin le ofrecía.

El deseo que aún tenia de aprender era lo que lo impulsaba a seguir, sabia que tenia poco tiempo para aprender cómo usar una espada pero estaba dispuesto a lograrlo, así tuviera que caer una y otra vez para poder mejorar sus pobres movimientos.

En la punta de la nave, dos castaños observaban la escena con una sonrisa.

- ¿Crees que el capitán sea más amable con Erik? -preguntó Charles entretenido de ver a Erik tratar de copiar los movimientos del mencionado.

- Créeme, ya lo es. -respondió el de gafas con diversión.

- Bueno, es un hombre muy persistente, creo que aprenderá rápido. -dijo el menor soltando una risita al ver a Erik caer al suelo por primera vez ese día.

Hank lo observó entretenido, su mirada iba del castaño al ojiverde y solo atinó a sonreír antes de encogerse de hombros- Si tú lo dices, es tu esposo, lo conoces más que nadie.

- Darwin dijo que me enseñaría también. -recordó Charles animado y ansioso, ignorando el comentario de su compañero a drede- Pero tarda un poco con Erik, dudo que pueda haber más tiempo. Solo teniamos una semana para llegar a Wall. -suspiró el castaño con desgana.

- Tal vez tengas razón pero si no te molesta, Alex puede enseñarte. -sugirió Hank.

Charles alejó su mirada para posarla en su compañero.- ¿A Alex no le importaría? -preguntó- Digo, no quiero interrumpir sus actividades si está ocupado. -murmuró viendo hacia adelante, su mirada se centró en el chico rubio que estaba en el timón.

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