Capítulo 31

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La luz matutina atravesaba las finas cortinas provocando la incomodidad en sus ojos. Se removió en un intento de encontrar una nueva postura en la cual la oscuridad todavía fuese posible, sin embargo, un brazo rodeando su cintura se lo impedía. Sin todavía abrir los ojos, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a golpearle uno tras otro haciendo que su cuerpo se encogiese por los nervios.

El agarre en su cuerpo se hizo más fuerte y el rizado no pudo evitar ponerse aún más tenso.

- Todo bien Joelin? - El apodo cariñoso proveniente de esa voz ronca provocó que una sonrisa escapase de sus labios. Abrió los ojos lentamente con miedo a encontrarse al ojiverde pero la sonrisa sincera que éste le dedicaba  hizo que se desvaneciesen todos sus temores.

- Sí, de momento, todo bien - El pelinegro pudo entender lo que quiso decir con sus palabras. Levantó su cabeza la cual tenía apoyada en la almohada y se acomodó en su pecho aumentando el agarre en su cuerpo.

- Vaya Pimentel... Con esos humos de par de mañana?? Supongo que tendré que acostumbrarme... - La mirada de Joel se posó en la del ojiverde dudando que decir - Sí, he dicho que tendré que acostumbrarme porque espero despertar muchos más días con tu mal humor.

El mexicano esbozó una tímida e incrédula sonrisa - Eso tendrás que ganartelo...

- Y dime Joel... Cómo puedo hacerlo? - El cubano comenzó a besar el cuello del mayor haciendo que su cuerpo temblase - Crees que.. así voy bien?

- No me refería a eso - Sus ojos estaban cerrados y su voz había sonado mucho más débil de lo que le hubiese gustado. Erick dió un último besó en su mejilla y se incorporó levemente quedando su rostro a escasos centímetros del de Joel.

Acarició su cara mientras admiraba cada detalle de su rostro - Lo sé, y necesito tiempo para eso. No puedo ir mañana y comerte la boca delante de todos porque no estoy preparado para ello, no puedo hacerlo todavía. Necesito que me des algo de tregua y yo te prometo que no volveré a comportarme como lo he hecho contigo, solo... Solo vayamos  poco a poco.

El mayor lo atrajo hasta él y atrapó sus labios sin pensarlo más. Entendía lo que Erick necesitaba y él estaba dispuesto a apoyarlo de esa manera.
Se separaron después de unos segundos quedando frente a frente mientras se admiraban el uno al otro. Joel agarró su rostro sujetándolo de la barbilla mientras admiraba sus brillantes ojos verdes - Estoy bien con eso pero... - El semblante del menor parecia ahora intrigado - Sólo te pido una cosa.

- Bueno si es alguna fantasía sexual te pido que también tengas un poco de paciencia, te recuerdo que hasta hace unas semanas nadie me había partido el culo y todavía estoy tratando de acostum... - Las carcajadas del rizado interrumpieron su discurso.

- Cállate idiota! No es nada de eso! - Beso tierna y cortamente los labios del pelinegro - Bueno de momento... - El cubano respondió con un gesto pícaro para después comenzar a dejar besos húmedos por todo su cuello - Quiero que seas mío Erick, solo mío, y yo prometo ser sólo tuyo.

Pudo notar como el ojiverde tomaba distancia dejando un vacío en su interior. Las dudas comenzaron a surgir en él provocando que se arrepintiera de inmediato de lo que acababa de decir.

- Mírame - La voz de Erick se había tensado y su tono ahora era más duro. Joel pareció dudar por unos segundos pero finalmente levantó su cabeza chocando con su verdosa mirada - Créeme que para mí sería mucho más fácil seguir como hasta hora, follandome a una y a otra sin dar ninguna puta explicación, pero no puedo, porque con el que quiero estar es contigo. Y si no estaría más que seguro de eso, no estariamos ahora aquí hablando de esto. Joder soy todo tuyo, en todos los aspectos, y puedo asegurarte que... - La voz de Erick volvió a relajarse adquiriendo un tono más seductor - ... No hay nada que me excite más que saber que eres sólo mío.

Una sonrisa pícara atravesó los labios de Joel a la vez que  volteaba al ojiverde quedando ahora debajo de él.  Comenzó besando cada parte de su rostro mientras desabrochaba lentamente el pantalón del menor provocando que éste adentrará sus manos por debajo de la camiseta acariciando cada una de sus partes.

Una vez en sus labios , lo besó dura y apasionadamente, no quería perderse ningún detalle de su boca, sus lenguas combatían por llevar el control y su saliva se mezclaba haciendo de éste un beso rudo y descontrolado. La excitación se apoderaba de él haciendo que perdiese el control, necesitaba tocarlo, palpar cada centímetro de su cuerpo y meterse bajo su piel. Necesitaba decirle todo lo que no podía con palabras y demostrarle que no mentía cuando decía que era completamente suyo.

Sacó de un tirón los pantalones junto a los boxers del más joven quedando totalmente expuesto ante sus ojos. La vista que tenía ante él lo hacía enloquecer, su miembro palpitaba sin control dentro de sus pantalones y podía jurar que era capaz de correrse sólo mirando la excitación del ojiverde.

- Abre las piernas - Retiró su camiseta mientras un descontrolado Erick obedecía a su orden.

Se posicionó entre éstas y bajó sin pensarlo hasta su entrada. Comenzó haciendo círculos alrededor, lo que provocó que el ojiverde arquearse su espalda como síntoma de excitación. Cuando comenzó a notar la palpitacion mientras comenzaba a lamer, no lo dudó más e introdujo su lengua en él. Recorrió cada centímetro de su interior mientras hacía círculos para una mayor estimulación. Los espasmos en el cuerpo de Erick acompañados de sus gemidos estaban haciendo enloquecer a Joel.

- Joder Joel follame de una vez - el rizado levantó su rostro y besó desesperadamente al ojiverde.

- Ven - El ojimiel sujetó la mano del cubano y lo atrajo hasta él. Siéntate en mi y hazme gritar tu puto nombre.

Erick, que se encontraba fuera de sí, no lo dudó, y se penetró con el miembro de Joel haciendo que los dos soltaran un gran gemido. Comenzó con embestidas lentas y pausadas hasta que su cuerpo se acostumbró. El rizado tenía los ojos cerrados y el ojiverde aprovechó para llenar su rostro de besos mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas. Oír sus gemidos pronunciando su nombre era música para sus oídos.

- Tócame Joel, me voy a correr - El ojimiel abrió sus ojos y llevó la mano hasta su miembro, el cual ya se encontraba húmedo y palpitante.

A penas pasó un minuto cuando el semen del ojiverde manchó sus cuerpos provocando que Joel acabase con solo dos estocadas más.

Se encontraban todavía agarrados el uno del otro en la misma postura, sus respiraciones agitadas y el sudor que resbalaba por sus cuerpos dejaba entre ver el cansancio que sentían.

Parecían no querer moverse, sus cuerpos continuaban encajados y sin duda, lo hacían a la perfección. Joel no lo dudó y agarró al más joven de los hombros atrayéndolo hacia él. Lo abrazó como si no queriese que se escapase, no quería que se separase de él, se lo había dicho, él era suyo. El ojiverde respondió a su acto y lo abrazo con más fuerza, apoyando su cara contra su pecho.

- Te quiero Erick - El silencio inundó la habitación. No supo cuando y por qué escaparon esas palabras de su boca pero tenía claro que la había jodido. El agarre del menor había aflojado y la vergüenza lo estaba matando.

- Joel yo... - El rizado no permitió que continuará, bastante bochornoso era ese momento como para tener que escuchar palabras de lástima provenientes de Erick.

- Perdona - Una risa nerviosa se escapó de su boca - El momento ya sabes... - El ojiverde parecía querer decir algo pero Joel lo volvió a interrumpir - Woooow es tardisimo, me voy ya, mis padres me van a matar, ni siquiera les he avisado que me quedaba a dormir fuera - Joel se levantó torpemente y comenzó a colocarse la ropa mientras balbuceaba cosas sin sentido.

- No tienes por qué irte, llamales y diles que estás bien y que te quedas a comer en casa de un amigo - La palabra "amigo" retumbó en sus oídos repitiéndose una y otra vez.

- No conoces a mis padres Erick... Enserio tengo que irme, nos vemos mañana - Dió un corto beso en la mejilla del ojiverde y salió corriendo de la habitación dejando al menor de lo más descolocado.

El camino a casa parecía interminable. Se golpeaba internamente por haber soltado esas palabras de esa manera. Erick le había pedido tiempo y él lo había asustado dejándose llevar por el momento. El lo quería, lo tenía claro, pero no podía soltarselo así como si nada. Tenía claro lo que le esperaba al día siguiente, y se lo merecía por no haber cumplido su parte del trato.

Miedo a enamorarme - Joerick  {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora