He soñado toda la noche, a pesar de no haberme dormido perturbada. Soñé que mi padre era hospitalizado en un estado muy grave, y que Adam era una especie de ente inteligente que aparecía y desaparecía, logrando desesperarme por siempre desencontrarlo. Sí, todo era muy extraño. De todas formas, desperté con la consciencia tranquila de tener un peso menos encima, ahora, solo debería hablar con Julian ya que todo esto estaba claro. Lo peor, ya había pasado anoche y todo había salido bien.
Decido levantarme. Tomo mi ropa y me visto, dejando la camiseta a un lado. Hice la cama de Albert también, y me dirigí al baño, sin mirar al living, mi hermano probablemente dormiría.
Me seco las últimas gotas de agua que corrían por mi rostro luego de lavarme y me miro atentamente. Un mechón colorado cae por sobre mi mejilla y me detengo a observarme en posición crítica. ¿Cómo pude lanzarme así? Nunca me creí una chica atractiva, me gustaba arreglarme, me gustaba ser coqueta, pero nada tenía como fin ser una atracción para el resto. Pensaba si yo le gustaré a Julian así como soy, si le atraerá mi cuerpo, qué es lo que le llama la atención de mí, y si es que hay algo que no le guste. Aunque de todo aquello, más pensaba, ¿por qué le gustaría yo? Cuando me di cuenta que todo eso había desencadenado mirarme el rostro, decidí dejar de mirarme y dignarme a salir de ahí. Basta.
Salgo sin apuros, sin hacer ruido. Y me encuentro con Julian recostado en el sofá mirándome.-Era hora de que despiertes. -dice burlón.
-No es tan tarde, papá. -digo contestando a su burla.
-¿Quieres desayunar?
-Claro, sí. -le sonreí y comencé a bajar tazas de la alacena superior.
-Haré yo el café, no te preocupes. -dice detrás mío, posando su mano casi en mi cintura, poniéndome un poco nerviosa.
Terminé de bajar las tazas y fui a buscar algo que comer. Estuve esperádolo en la mesa, inexpresiva, ya que acababa de levantarme.
Le pregunté si Albert había vuelto a dormir, y me contestó que no, pero que probablemente había dormido en casa de alguien más. Y aunque yo ya había oído su conversación anoche y deduje sus códigos, conocía a mi hermano, probablemente había dormido con una chica.
Hoy volví a sentir un poco de nervios teniéndolo en frente, no podía mirarlo por mucho tiempo. Hablábamos de la grabación del disco y que en unos días saldría aquí y luego en el resto de los países. Pero nada de lo de anoche.-Albert no viene, seguro se quejará de que me fui antes. -dije levantando mi taza que ya estaba vacía.
-¿Te irás? -dijo dándose vuelta para verme, ya que yo me había desplazado hacia la cocina.
-Sí, tengo cosas que hacer. -dije y me dirigí al cuarto de mi hermano para buscar mi suéter.
-¿Tienes un tiempo para mí? -lo escucho decir cuando ya estaba casi por entrar.
No paré para contestarle. Tomé el suéter y me lo puse. No sabía qué decir, quería creerlo pero hoy me costaba. Me dirijo a la puerta y me esperaba ahí parado para abrirme.
-No te veré ni en el estudio -dijo quejándose como un niño pequeño.
-Me haré un espacio, ¡no seas quejoso! -dije riendo y atinando a saludarlo normalmente y ya irme, pero me esquiva y me da un beso lento pero intenso.
-Esperaré. -me sonríe en lado y me marcho agitada.
Esto podría ser un poema, o algún tipo de carta cutre de amor, pero no puedo evitar resaltar que sus besos me hacían olvidar el lugar en que estaba. Era intenso, y a la vez, él podía ser todo lo delicado que quisiera, y luego tocarme con lujuria. Tenía esa habilidad de hacerme sentir de esa forma, y yo quería ser partícipe sin dudas.
Estuve volada todo el día, estudié para mi exámen final de medios visuales como pude. Vacié mi caja de cigarros en toda esa tarde-noche, muy probablemente por la ansiedad. Estudié en varias ocasiones caminando alrededor del cuarto, estaba inquieta. Había conseguido lo que quería al parecer, pero no sabía cómo manejarlo. Sentía que Julian era una bomba a punto de explotar todo el tiempo, y no porque él fuera explosivo, de hecho era una persona muy tranquila y tímida. Pero sabía que él pensaba demasiado todo, y ese silencio, era un silencio de análisis, y podría decir que casi me aterraba lo que sea que esté analizando o planeando en su cabeza. No creía que fuera un ser maligno como me lo pintaba Adam, creí mucho más en las palabras de Nick. Y sobre todo, "que no suela decir las cosas a tiempo", me había dado mucha curiosidad, pero lo dejé archivado en algún lugar de mi cerebro.
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Walk on the wild side (Julian Casablancas)
RomanceSun, me llamo así, y siento que cada vez brillo menos. Mi nombre debió haber sido una ironía de mis padres. Esto no es el ejemplo de nada: solo soy yo. Mi vida cambió luego de mi ingreso a la universidad, cuando comienzo a recorrer productoras para...