12. Someday

259 23 5
                                    

Estoy hace cinco minutos en el baño, aún sin poder creer que me precipité a besarlo. Me decidiré a salir, no quiero que nada se arruine. Se encuentra Julian en la cocina leyendo papeles de deliverys y mi hermano tirado en el sofá, con la botella que guardamos con Julian por si él llegaba en una mano, y un puñado de patatas fritas en la otra.

-¡Hey! ¡No has avisado, mujer! -dice mi hermano, parándose con la boca llena y sosteniendo la botella, abriendo los brazos en plan de bienvenida.

-No, fue de imprevisto, tonto. -me acerqué a abrazarlo. -Estuve esperando aquí un tiempo, Jules dijo que podrías llegar en cualquier momento así que te guardamos de las cervezas que traje.

-¿Pedimos una pizza? -dice julian con el papel del delivery en la mano.

-Oh... podríamos. -Albert me mira sugerente. -¡Pide dos, Jules!

Hablamos, nos reímos, contamos anécdotas. Cuando Julian hablaba, yo lo miraba fijo, y lograba ponerlo nervioso, podía notarlo por el vaivén de sus ojos, mirándome de forma fugaz para comprobar si esa mirada latente era yo, y luego miraba hacia otra parte. Así, hasta algunas veces cuando no hablaba. Yo jamás lo miraba fijo, yo no hacía contacto con él en ningún sentido. Quiero que me note, aunque no sea del tipo de Lila, quiero gustarle. Y temo fallar.
Llegó la pizza y había que recibirla en la puerta de abajo.

-Bajaré a recibirla, tengo el dinero aquí. -dijo Albert levantándose rápido y dirigiéndose a la puerta.

Mi hermano la cerró y Julian rápidamente emite sonido.

-¿Te sucede algo Sunny?

-No, ¿por qué? -digo lo más normal.

-Estás... rara.

-Tal vez estas observando demasiado. -digo cargándolo.

-No lo sé... hace mucho no pasaba nada... ehm, tú sabes. -dijo vergonzoso.

-Ah... mira -tragué saliva para decir lo que atesoraba, esta vez sin pudor alguno, y la puerta se abre.

-Aquí están. Huele genial. -dice Albert, ansioso por abrir una caja.

Mientras tanto Julian parecía descolocado e incómodo, yo seguí como si nada hubiera pasado, ni si quiera aquella conversación.
Comimos pizza muy entretenidos viendo una película de terror asquerosa, tenía mucha sangre y era indigesto.
Cuando estuvimos muy aburridos del encierro, Julian propone ir a la azotea. Nos disponemos a ir todos juntos, y al llegar. El cielo se veía estrellado, y la luna no estaba. Fumamos apoyados en el muro, sentados en el piso, y hasta nos recostamos. Cuando hizo suficiente frío y yo no sentía mis piernas, regresamos al departamento.

-Es tarde Sunny, ¿te quedas? -dice Albert.

-Sí, pero no te preocupes, dormiré en el sofá. -dije.

-No, duerme en mi cuarto, yo dormiré aquí. -dijo acariciando sus suaves rizos. -¿Necesitas una pijama?

-No, solo una camiseta. La que encuentre en tu cuarto me la pondré, no te preocupes. -dije dirigiéndome allí.

Albert tenía todo bastante ordenado bajo el criterio de lo que puede ser su hábitat. Me saqué las zapatillas y el suéter, y tomé una camiseta que estaba doblada en una silla. Una vez puesta, comienzo a sentir que esa camiseta olía como la ropa de Julian, y como su cama... Mi hermano no usaba un perfume ni parecido al suyo, y al parecer, todo daba con que ésa camiseta no le correspondía.
Me metí en la cama luego de apagar la luz y esperé dormirme por alrededor de casi una hora.
Alguien abre la puerta y la deja a penas abierta. Y se escuchaba la conversación entre mi hermano y Julian.

Walk on the wild side (Julian Casablancas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora